RI, Georgia.- Joseph Stalin, que nació en Gori, Georgia, en 1878 y murió en 1953, es repudiado hoy día en la mayor parte de esta república que logró su independencia en 1991 tras el colapso de la Unión Soviética.
A lo largo de los años se fueron desmantelando sus monumentos, más recientemente fue removida en 2010 una estatua del dictador que estaba en la plaza central de Gori. Pero Stalin sigue siendo reverenciado por un pequeño grupo de ancianos que exalta su rol en la industrialización de la ex Unión Soviética y en la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. "Desafortunadamente, Stalin no es popular hoy día. Nuestra gente no lo respeta. Sólo lo respetamos nosotros, los miembros del Partido Comunista", dijo el albañil jubilado Vasili Sidamonidze, de 70 años, que conserva un gran cuadro del líder en su casa. "Siempre trato de ir a las celebraciones por el cumpleaños de Stalin en Gori. Desgraciadamente mucha gente no quiere venir aunque vivan cerca. Nos miran desde sus ventanas", agrega.
Cada 21 de diciembre algo más de una decena de personas conmemora su cumpleaños reuniéndose en un museo de Gori dedicado a Stalin, donde pronuncian discursos y luego marchan hacia la plaza donde alguna vez hubo una estatua de bronce del líder de 6 metros de alto. Allí reclaman la reinstalación de la estatua. Los opositores consideran que esa estatua era un símbolo de la sombra de Moscú que aún permanece. En 2008 Rusia combatió una breve guerra con Georgia y reconoció a las regiones separatistas de Abjazia y Osetia del Sur como estados independientes. Los georgianos más ancianos, especialmente aquellos que tenían lazos personales y comerciales con Rusia, lamentan el deterioro de las relaciones entre los dos países.
Para otros, esa relación sólo trajo dolores de cabeza. En la casa de Nazi Stefanishvili en Gori, hay toda una habitación llena de láminas, pinturas y libros dedicados al georgiano más famoso, el dictador Joseph Stalin. Aunque su gobierno estuvo marcado por represiones masivas, cambos de trabajo forzado y hambrunas, Stefanishvili, una economista jubilada de 73 años, cuenta que admiró a Stalin desde su niñez y con el paso de los años llenó de recuerdos del líder la casa que actualmente pertenece a su hija. Entre los recuerdos hay pinturas, fotografías y bustos que recuerdan a Stalin tanto en su juventud como en su adultez.
"Cada mañana voy a la sala a decir buenos días a Stalin ... Yo participo en cada aniversario de su cumpleaños o su muerte", dijo. "Tengo pinturas, muchos libros sobre Stalin, bustos, periódicos viejos, souvenirs, la mayoría lo compré, otros eran regalos, algunos incluso se encontraban en la basura". "No puedo decir cuánta gente nos apoya, pero tenemos oficinas regionales en los alrededores de Georgia ", dijo Jiuli Sikmashvili, de 77 años, líder del Partido Comunista Unido de Georgia, uno de los pequeños partidos en el país de 3,7 millones de personas.
"Desafortunadamente, los jóvenes no quieren unirse a nuestro partido, por lo que nuestros miembros son en su mayoría ancianos". Los partidos comunistas no son populares en Georgia, que quiere salir de la esfera de influencia de Moscú y unirse a la OTAN y la Unión Europea. Siguiendo una ley de 2011, decenas de monumentos y símbolos de la era soviética fueron removidos y los nombres de las calles que se referían al pasado comunista de Georgia cambiaron.
Los georgianos mayores, especialmente los que tenían vínculos personales y comerciales con Rusia se resienten, en cuanto las relaciones se han agriado. Natia Babunashvili, una madre desempleada de dos hijos en la capital, Tbilisi, está entre los más jóvenes partidarios de Stalin, enseñando a sus hijos adolescentes acerca de la época soviética. "Mi padre era jefe de partido en uno de las Regiones de la Georgia soviética y me enseñó a amar a Stalin desde la infancia ", dijo. "Les cuento a mis hijos de mi niñez durante la época soviética ... ¡qué buena era mi vida, cuán feliz estaba en la URSS, forman sus propias opiniones pero comparten mis puntos de vista por ahora".
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