En su trabajo publicado en abril de 2015, titulado “Cómo sobreviven los dictadores modernos: una teoría informacional del nuevo autoritarismo” (The National Bureau of Economic Research Working Paper No. 21136), Sergei Guriev y Daniel Treisman desarrollan un modelo teórico que describe cómo se sostienen las dictaduras desde la perspectiva de la información.
De acuerdo con Guriev y Treisman, los dictadores modernos sobreviven no porque utilizan la fuerza o la ideología, sino porque logran convencer al público (votante) de que son competentes. Para hacerlo, invierten tiempo y dinero en propaganda de Estado, censuran a los medios independientes, cooptan sectores de la sociedad (los incorporan de manera pactada al gobierno y/o a sus proventos) y equipan a cuerpos de seguridad y a paramilitares (colectivos) para reprimir manifestaciones. El dictador invierte tal dinero a expensas del deterioro de los estándares de vida del resto de la sociedad. Aquí el término "propaganda" se entiende y de manera amplia, como toda acción emprendida por el gobierno para hacer más convincente el mensaje de que "el líder es competente".
Un punto central de este modelo es que no toda la sociedad está informada sobre el grado de incompetencia del dictador: solo lo está un pequeño grupo que Guriev y Treisman denominan la "élite informada". El resto de la sociedad percibe el grado de incompetencia o bien a través de los distintos mensajes que la élite informada suministra utilizando los canales informacionales regulares en primer lugar y, en segundo lugar, por el deterioro que experimenta la propia sociedad en su estándar de vida. De allí el esfuerzo físico y financiero del dictador para intervenir en todos los canales de información y endosarle la culpa de la situación a un agente externo a su locus de control.
Ahora bien, tiempos económicos difíciles requieren una mayor inversión en propaganda y en los efectos materiales para hacerla creíble y convincente, por tanto, si se materializa un shock económico –y dura demasiado– la incompetencia del dictador se hace evidente y le hace realmente difícil su sobrevivencia.
El modelo de Guriev y Treisman, luego de una concisa revisión bibliográfica y de la exposición de sus variables, suposiciones, restricciones, desarrollo y análisis, establece seis grandes conclusiones de las cuales en este artículo explicitaré tres.
En primer lugar y en regímenes autoritarios, la propaganda es vital. Los dictadores incompetentes invierten una ingente cantidad de recursos para falsificar evidencia que los hará parecer como eficientes.
En segundo lugar, el modelo muestra cómo las autocracias modernas pueden sobrevivir con el empleo de relativamente poca violencia: la represión no es necesaria si las creencias de la masa son manipuladas de manera adecuada mediante la propaganda, la censura y la cooptación. Lo anterior le proporciona al gobierno la ventaja de la apariencia tolerante y democrática.
En tercer lugar, el modelo explica la razón por la cual dictadores evidentemente incompetentes logran permanecer en el poder por largos períodos de tiempo: su permanencia no depende de evitar que los ciudadanos expresen su disposición a manifestar y protestar, sino que depende de la manipulación de creencias de la ciudadanía, tanto en lo interno como en lo externo del país, y de las "verdaderas intenciones" de la oposición.
El caso es que, en la actualidad y a pesar de los errores cometidos por la oposición, la recesión con inflación, la escasez, la corrupción y el crimen permanecen en nuestro país, en un entorno de bajos precios del petróleo. En otras palabras y de acuerdo con el modelo de Guriev y Treisman, la oportunidad para la oposición también sigue allí.
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