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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

domingo, 29 de diciembre de 2013

Hace 52 años Imbert Barrera salió de su escondite








  1. Publicado el 28 de diciembre del 2013 - 11:58 







El general Antonio Imbert Barrera, en foto de archivo, explica los pormenores del tiranicidio de 1961.POR CHICHI DE JESUS REYES
  • Por chichidejesusreyes@gmail.com
  • Después de seis meses de estar escondido, a raíz de su participación en el ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo, en mayo de 1961, Antonio Imbert Barrera salió a la luz pública a principios de diciembre del mismo año. Inmediatamente asistió a la misa dominical en la Iglesia San Antonio, en el sector Gascue, y posteriormente visitó la casa del señor Andrés Freites, representante de la compañía gasolinera Esso.
  • En el encuentro con Freites se unió el otro conspirador del tiranicidio Luis Amiama Tió, que días antes había abandonado su escondite en la morada del doctor Tabaré Álvarez Pereyra, quien en el nuevo gabinete post Trujillo formado por el presidente Joaquín Balaguer pasó a ocupar la Secretaría de Salud Pública y Previsión Social. Los supervivientes de la conspiración salvaron sus vidas por la estrechas amistades que tenían con sus protectores, quienes corrieron el riesgo de perderlo todo, inclusive sus vidas.
  • El hombre que salvó a IB (Imbert Barrera) fue el empresario y cónsul honorario de Italia en el país, don Francisco Queco Rainieri, padre de los hermanos Fernando y Frank Rainieri. Don Queco y su esposa Venecia de Rainieri eran amigos entrañables de la familia Imbert. Como su padre siempre resistió ofrecer el más mínimo detalle sobre la hazaña de esconder al sobreviviente, sus dos hijos ofrecieron un relato sinóptico del drama al reconocido periodista Bernard Diederich, del New York Times, que lo recoge en su libro “Navidad con Libertad”, editado en el 2000 por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos. A continuación lo declarado por los hermanos Fernando y Frank Rainieri:
  • “En algún momento, pasadas las 10:30 de la noche del 30 de mayo de 1961, doña Guarina, la esposa de Antonio Imbert Barrera, telefoneó a nuestro padre y le dijo… el plan ha ido bien”, lo que significaba que El Jefe había sido asesinado. Nuestro padre había estado esperando la llamada desde tempranas horas de la tarde del 30 de mayo, pues IB había venido a nuestra casa a decirle que la acción ocurriría esa noche y que esperaran su llamado. Nuestro padre luego le preguntó a IB: “Y si fracasan ¿Cuál es el plan? IB le respondió que no podían fallar, indicando que no tenían otro plan. Papá se acostó creyendo que el plan estaba muy seguro del éxito.
  • “Un poquito más de una hora más tarde, un miembro de la familia Imbert tocó nuestra puerta solicitando a nuestro padre que “viniera urgentemente” a su casa. Acompañado de nuestra madre caminó por la calle Caonabo, hasta llegar a la número 45 donde vivía IB. Allí no encontraron una celebración por la muerte del dictador, sino un aire de pavor y espanto. La esposa de Salvador Estrella estaba allí.
  • Guarina, la esposa de IB, trataba de consolarla. Los niños estaban despiertos, espectadores de un terrible drama. Después de la medianoche los miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) inundaron las calles de la ciudad como un enjambre de abejas. IB había desaparecido (supimos que había ido a casa de la Dra. Gladys de los Santos). Era obvio para todos que la segunda etapa del plan había fallado. No había plan secundario.
  • “El domingo antes del 30 de mayo era Día de las Madres y IB y su familia vinieron a nuestra casa a celebrar. Julián Suero, casado con la prima de mi madre, también almorzó con nosotros. Suero tenía una fábrica procesadora de arroz en San Juan de la Maguana, cerca de la frontera con Haití y los camiones traían su arroz diariamente a Santo Domingo.
  • “Después que los Imbert quedaron establecidos en nuestra casa mi padre sabía que debía moverse rápidamente y llevar a IB a un escondiste más seguro. En las tempranas horas de la mañana del 31 de mayo, mi padre caminó dos cuadras hasta el apartamento del señor Trotti, para buscar la llave de la embajada italiana. Trotti era el primer secretario de la legación, no había un embajador italiano en el país en ese momento. El encargado de la embajada, Mario Cavagliano, así como su esposa eran dos italianos muy valientes que habían asumido riesgos extremos para cooperar en la batalla contra la dictadura. Ellos habían escondido a Yuyo De Alessandro, a quien lograron sacar del país en un crucero hacia Puerto Rico, haciéndolo pasar por cura.
  • Se descartó la posibilidad de que IB escapara hacia Haití por la frontera, ya que los cuerpos represivos peinaban toda la zona, según planteó Juliá, hombre de confianza de Trujillo. Ante la situación, IB requirió la presencia de don Queco, quien de inmediato contactó a Cavaliagno, quien aceptó esconderlo en el cuarto del cuidador en la embajada. El cónsul titular de la embajada no conocía a IB, pero, en cambio, tenía deuda de gratitud con don Queco. Se acordó que esa misma noche IB sería trasladado desde la residencia de Julián hasta la embajada, lo que se materializó a las siete de la noche del día 2 de junio del 1961.
  • Cuando don Queco llegó, IB, vistiendo una boina española y sujetando una pistola calibre 45 que le había regalado Antonio de la Maza, saltó al auto. Mientras manejaba por la avenida Máximo Gómez, un carro del SIM le perseguía, pero se desvió dos esquinas más adelante. En la embajada fueron recibidos por Cavagliano, y se quedó allí hasta el 21 de diciembre, hace ahora 52 años.
  • UN APUNTE
  • El hecho
  • El dictador Rafael Leónidas Trujillo fue ajusticiado la noche del 30 de mayo de 1961, cuando sin escoltas se dirigía a su casa campestre de San Cristóbal. De los ajusticiadores sólo Imbert y Amiama Tió sobrevivieron.

jueves, 26 de diciembre de 2013

A proposito de los desaparecidos de Argentina. La guardería de Montoneros: Recuerdos de una infancia cubana


A su regreso al país, a fines de 1983, Virginia tuvo que ocultar que había vivido en Cuba y decir que lo había hecho en México. (DIEGO MARTINEZ) || En La Guardería. El líder de Montoneros, Mario Firmenich, en el centro con dos chicos en brazos, y otros miembros de la Organización, junto a una veintena de hijos de militantes.

OTRAS NOTAS

  • Susana Brardinelli no sólo es la mamá de Virginia y de Diego Croatto. Es, nada más y nada menos que la famosa “tía” de muchos hijos de militantes que pasaron por La Guardería. Ella fue la responsable organizativa de ese lugar y asumió todas las tareas de atención y cuidado de los chicos.
    –En aquellos tiempos me preocupaba mucho acerca de cómo nos iban a recordar los chicos, ya que era una situación difícil. Por suerte, en los últimos años, me he cruzado casualmente con algunos de ellos y guardan un recuerdo muy lindo de aquella guardería.
    –¿Cómo llegaste a La Guardería?
  • Roberto Perdía fue uno de los dirigentes más importantes de la conducción nacional de Montoneros y uno de quienes más responsabilidad tuvieron al momento de organizar La Guardería.
    –¿Hubo alguna discusión a nivel conducción acerca de las guarderías? 
    –Apareció como una lógica dentro del proceso que se fue dando. Hablamos con los cubanos y les pareció bien. Llevamos a los chicos, inclusive arreglé el traslado de varios desde España. En situaciones distintas se los fue llevando a La Habana. No me acuerdo la cantidad exacta, pero eran alrededor de veintipico de chicos.
  • La Guardería de La Habana fue una experiencia inédita, probablemente irrepetible, generada en el marco de una situación de excepcionalidad. Éramos conscientes de la brutalidad genocida de la dictadura, capaz de torturar a un niño para intentar obtener información de los militantes. Surgió así la propuesta de La Guardería.
  • Cuenta Analía Argento (foto) en La guardería montonera, un libro documentado y conmovedor sobre los hijos de los militantes de la izquierda peronista que quedaban resguardados en Cuba mientras sus padres volvían a la Argentina –en demasiados casos, para desaparecer o morir– en la llamada Contraofensiva, que un pediatra le dijo a Mónica Pinus mientras revisaba a la bebé Ana:
    –¿Para qué tuviste una hija?
  • Virginia volvió a la Argentina a fines del ’83. Con su madre y su historia a cuestas. Se instalaron en Quilmes y en marzo del 84 ya estaba en la escuela, con su guardapolvo blanco y su mochila, al lado de otros chicos que habían nacido, como ella, en el ’76. Sin embargo, esos chicos criados en plena dictadura, no podían tener ni idea de que, esa nena de rubios rulos y profundos ojos celestes había vivido una historia increíble. Una historia que hoy cuenta con una memoria y una crudeza que conmueve hasta las tripas.
  • La película está en etapa de preproducción. Por ahora se llama La Guardería, pero su nombre puede cambiar si durante la investigación y el rodaje los realizadores encuentran alguna palabra que resuma la idea. Como proyecto en elaboración, será presentado en el Doc Buenos Aires/Latin Side of the Doc, que comienza pasado mañana en la Ciudad, y se extiende hasta el 3 de diciembre, en el marco de Ventana Sur, el mercado organizado por el INCAA en alianza con el Marché Du Film del Festival de Cannes.
Entrevista a Virginia Croatto: “Era como si estuviéramos resistiendo en el País de Nunca Jamás para volver algún día al paraíso”. Armando Croatto, padre de Virginia, inició su militancia como delegado municipal en Avellaneda. Rápidamente se unió a la Juventud Trabajadora Peronista, brazo sindical de Montoneros. El 17 de septiembre de 1979 fue asesinado cuando llegó a una cita cantada en Munro. La cineasta fue uno de los niños de La Guardería, el lugar que organizó Montoneros en La Habana para preservar la vida de los hijos de los militantes que volvieron al país en el marco de la contraofensiva. Con 34 años, decidió contar cómo fue aquella experiencia
Año 1979, la conducción nacional de Montoneros lanza la Contraofensiva y cientos de militantes que están en el exterior se preparan para volver al país.
Ya se sabía qué pasaba con los chicos cuando una familia era secuestrada. El horror de las apropiaciones o las torturas a los pibes los termina ubicando como protagonistas de un conflicto que heredan. Cuidar a los chicos era cuidar a la organización. Y por ello, la conducción de Montoneros crea una guardería en La Habana, Cuba. Por allí, jugaron, rieron, lloraron y extrañaron más de 50 hijos de militantes. Vivieron su inocencia. Hoy han madurado y procesado aquellos momentos.
Virginia, hija de Susana y de Armando Croatto, ex diputado de la Juventud Peronista y miembro de la organización Montoneros que participó de esa frustrada intención de regresar clandestinamente a la Argentina, estuvo en La Guardería durante casi cuatro años. “Llegué con mi hermano y mi vieja a principios de 1980. Ella fue su responsable desde ese año hasta fines de 1983. Pero La Guardería, en realidad, funcionaba desde antes. A fines de 1978, Edgardo Binstock y Pinu, su esposa, fueron los primeros responsables y mi mamá los reemplazó”.
–¿Cómo era convivir con la alegría y las malas noticias de desapariciones y muertes? 
–Teníamos claridad que nuestros padres estaban exiliados, que estábamos ahí por un tiempo y que íbamos a regresar a la Argentina. Extrañábamos mucho y sabíamos que nuestros viejos luchaban para que pudiéramos volver. La caída o la muerte de los adultos no era un tema que se hablara todo el tiempo entre nosotros. Sabíamos lo que teníamos que saber. No es que no se mencionara nunca, pero no se tocaba todo el tiempo. En realidad, nos pasábamos casi todo el día jugando o paseando. Nos divertíamos mucho aunque, claro, había momentos más difíciles. Un concepto clave para nosotros fue que los grandes no nos mintieran. Se explicaba todo. Por supuesto que, de tal manera, como para que lo entienda un chico, pero siempre con la verdad. Para los más pequeños, era algo que se acercaba a los términos de La vida es bella, o sea algo más fantasioso, o entre la realidad y la imaginación. Para los más grandes, era una explicación más real. Todo el tiempo estaba eso de felicidad y tristeza. Me acuerdo de tener una foto de mi papá debajo de la almohada. Recuerdo también haber visto el panfleto, una especie de volante que se hizo por la muerte de uno de los papás de mis compañeros de guardería, y enterarme de eso ahí y ponerme a llorar sola en la guardería. Tenía ocho años. Eso había que procesarlo de alguna manera. Todos teníamos un piso de que sabíamos lo que pasaba, eso era duro, pero también había una ilusión de que no estaban muertos, de que iban a aparecer. Pero la mayor parte del tiempo la pasamos bastante bien y nos divertíamos mucho.
–¿A qué jugaban?
–En la infancia muchos juegan a la guerra. Para nosotros, esos juegos tenían condimentos reales. Tengo un recuerdo en el que estamos todos escondidos en el fondo del patio. Era muy divertido. Hicimos como una carpita y juntamos palos, cosas de la basura, cachivaches en general. Era un poco bizarro. Hacíamos una especie de organización. Los más grandes eran los que iban a ser los jefes y nosotros éramos los soldaditos. Era como los indios y los vaqueros, pero en vez de ser los vaqueros éramos los Montoneros que volvíamos por el bien del país, contra los malos que eran los militares claramente. Luchábamos contra los malos en función de los buenos, que eran nuestros papás. Y lo que sucedía es que acá pasaba todo lo bueno, acá había dulce de leche todo el tiempo, había asado todo el tiempo, partidos de fútbol, la familia estaba acá. Era como si estuviéramos resistiendo en el País del Nunca Jamás para volver algún día al Paraíso. Tengo como pinceladas de recuerdos. Me acuerdo de subir a las rejas y hacer como si nos estuviéramos entrenando. En realidad éramos un grupo de niños que quería volver como para ser fiel y leal a nuestros padres. También tengo recuerdos de jugar a cosas más de nenas. Teníamos pececitos y juguetes de todo tipo. Había un patio enorme con juegos, un tobogán, hamacas y calesita. Y muchas veces jugábamos en la calle con los cubanos. Nos levantábamos, desayunábamos, nos íbamos a la guardería o al círculo (así se llama en Cuba a los jardines de infantes) o la escuela. Yo hice primer grado allá. Había una combi chiquita del gobierno que nos llevaba. Teníamos una infancia normal dentro de cierta locura. Sin embargo, todo cambió cuando volvimos.
–¿Por qué?
–Porque recién llegada a la Argentina de La Habana tuve que ocultar que habíamos vivido en Cuba. En mi barrio dije que había vivido en México. Yo muchos años pensé que iba a volver a la isla. Eso era un poco raro. Esa cosa de por qué tengo que mentir, por qué tengo que ocultar o por qué tengo que cuidarme. Ahí empecé a extrañar Cuba, porque yo era chica y allí la pasamos muy bien. Y venías a un país donde había que ocultar. Mi mamá me cuenta que mi hermano le dijo: “¿Acá querías volver?, ¿a este país querías volver?”. Eso me parece que nos pasó a todos un poco. Había como un cuentito que en Cuba creíamos que era real.
–¿Crees que todos los chicos de La Guardería tienen la misma postura, estas cosas tan saldadas o que hay mucho que está abierto?
–Con el grupo con que más me veo tienen las cosas más o menos saldadas. Yo insisto en que es más costoso para alguien que se crió con un represor o con una familia que no le hablaba de política, entender ciertas cuestiones. Y nosotros, hasta para discutirlo, siempre tuvimos la historia de la política atrás. Una cosa es tener una explicación y poder pelearse con esa explicación, pero hay algo con lo que pelearse. El problema está cuando los hijos de desaparecidos no tienen ni una explicación, así sea para destruirla y reconstruirla.
La contención del grupo. La Guardería se mostró como un acierto claro. El vivir todos juntos y compartir la misma situación construyó lazos muy fuertes y ayudó mucho. En aquel momento hubiera sido más difícil si una madre o padre se quedaban solos con sus hijos en Cuba o México esperando que vuelva algún integrante de la Contraofensiva. El colectivo de los chicos era como un grupo de contención ahí. La gente que estaba a cargo de La Guardería, como mi vieja, eran personas que se encargaban de esto. Había algunos chicos que tenían problemas, se hacían pis a la noche, estaban más caprichosos O lloraban mucho. Me imagino que hubiera sido mucho más difícil si no estaba ese espacio de contención común para todos.
–¿Cómo interpretás la crítica de que muchos militantes se arriesgaron tanto que descuidaron a sus familias, sobre todo, en la Contraofensiva?
–Cuando se empieza a crecer, es lógico pensar que hubiera estado mejor que mi padre se quedase conmigo. Hay una necesidad de ser hija. Está bien que una se enoje, le reclame por qué no se quedó conmigo. Pero después, empezás a entender la cosa más políticamente. A los 34 años, reivindico que hizo lo que creía que había que hacer. Uno puede ser más o menos crítico sobre la elección política, militar. A mí me parece que se jugó, y reivindico que creyó en lo que hacía, y que creyó en lo mejor. Después pudo no haber sido la decisión más acertada, pero siento que no hay derecho a que yo me ponga a juzgar, porque una cosa es analizar y otra es juzgar. Mi vieja decidió seguir en la lucha, pero no volver a la Argentina, por ejemplo. Mis padres tuvieron decisiones distintas. Lo que reivindico es que hicieron lo que creyeron más conveniente. Claro que llevo la ausencia. Cómo haces para no ser hija de quien sos. Y sí, me hubiera gustado que mi papá hubiese estado toda la infancia conmigo. Y en mi cumple de 15 o cuando iba a la playa, veía una nena jugando con un papá y decía por qué yo no lo tengo.
–¿Y qué lectura hacés hoy? 
–Es difícil poder leer los ’70 en clave de hoy. Hay como una cosa muy romántica que uno admira de los ’70 que está buenísimo, y hay una cosa como lineal de poner mucho el cuerpo. Más allá de las organizaciones, la gente ponía el cuerpo de una manera que se preservaba poco, por decirlo así. Podemos pensar muchos ideales, mucha soberbia, mucho arrojo, mucho sacrificio, mucho martirio. Es un cóctel de todo eso. Cuando digo que reivindico a mi viejo es porque tenía una idea y fue por ella, y eso contempla la equivocación. Después, creo que la Contraofensiva fue un error. Creo, no sé si mi mamá y mi hermano la comparten, que mi viejo no se bancó irse de la organización en 1979 con la cantidad de muertos que había, seguía pensando que la revolución era posible, y para eso había que desarmar a la dictadura, lastimarla. Creo que, en lo personal, no se bancaba dar un paso al costado y que los muertos debían pesar mucho para muchos compañeros, pensar que se podían salvar ellos pero que había muchos que estaban desaparecidos era muy costoso. Quiero ser cuidadosa en eso de pensar que está bien o mal que se hayan ido o quedado. Son decisiones muy personales. Fue una cosa muy arriesgada, demasiado arriesgada, de todas las veces que había entrado al país clandestinamente, ésa fue demasiado arriesgada.
Si me preguntás si hubiese hecho lo que hizo mi viejo, te digo que no. Pero soy mujer y creo que hay otra relación con los hijos. Soy mujer en esta época. En aquellos años, los hombres tenían esa idea de que su rol era resolver el país o resolver el trabajo, era una cosa externa, y ahora hay como algo más compartido entre madre y padre. Yo no hubiera hecho lo que hizo mi viejo. Mi mamá hizo algo parecido, pero no lo mismo. Siempre tuve una reivindicación crítica. Quizás en mí conviven las dos cosas, pero lo pude procesar y está saldada esa deuda con mi viejo. Y sí, me hubiera encantado que mi viejo conociera a mis hijos, que mi viejo me viera grande…
–Hoy maduraste y sos madre. ¿A los 16, a los 20, o a los 30 hubieras podido hacer esta película?
–Creo que éste es el mejor momento. Sí, seguramente la maternidad tiene que ver con eso también. Mi miedo es no caer en una mirada lineal sobre Montoneros, en algo ligero. Yo me preguntaba qué pasa si esto es leído sólo como un orfanato o “mirá los Montoneros, lo que hacían”. Para mí hay dos lecturas peligrosas respecto de la película. Una es esa que decís: “Mirá, qué locos estaban esos tipos que dejaron a sus hijos para venir acá”, sin entender el contexto de ese momento. El otro recorte es decir: “Mirá los Montoneros, la conducción cuidó a sus hijos y no cuidó a los otros”. Yo insisto que fue la construcción en un momento dado, lo que se pudo, y sí hubiera estado bueno que se cuidara más gente. Y me parece que el momento histórico y personal me permiten no contar eso desde ahí, y si alguno lo quiere pensar así, que se vaya al cuerno. Y después me daba miedo pensar qué van a decir todos sobre esto, ¿mis compañeros de La Guardería estarán de acuerdo?, si les va a gustar. La mía es una historia posible, otros podrán contar otra.

A más de 54 años de UGRI


Blog detalle

DARÍO NICODEMO

Ciudadano

Sobre mí

Ciudadano de Santiago de los Caballeros
Wenceslao Marcial Guillén (Wen)  como todo un estratega había elegido cautelosamente su "tropa" para enfrentar la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina, que pasaba de los 29 años de muerte, opresión y puro saqueo al pueblo dominicano.
UGRI, fue magistralmente estructurado para que en sus senos militaran y se entrenaran hombres de gran valor y con la más diversa variedad de profesiones y habilidades.
UGRI era la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes que tenían por misión organizar una serie de actos revolucionarios que golpearía las estructuras de poder de Trujillo.
Sus elegidos fueron estudiantes y profesores secundarios y normalistas del liceo secundario “Ulises Francisco Espaillat”, Escuela Normal Superior Nocturna “Emilio Prud-Homme”, Liceo de Educación Secundaria “Salvador Cucurullo” de Santiago y de la Escuela Normal Rural “Pedro Molina” de Licey al Medio. Algunos de ellos fueron asesinados en La 40, mientras otros desobedecieron el llamado de Wen.
Los demás integrantes de UGRI, fueron jornaleros, zapateros, albañiles, ebanistas, carpinteros, pulperos, electricistas, plomeros, serenos, sastres y linieros, empleados de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE).
Con los obreros de esta empresa y particulares, Wenceslao Guillén había coordinado planes precisos de sabotajes que por su organización iban a producir un gran impacto en las entrañas de las estructuras de poder del Generalísimo Trujillo en Santiago y comunidades aledañas.
Cortar la energía eléctrica en líneas de alta tensión, incendiar instalaciones públicas, canchas de deportes de escuelas y sociedades recreativas y culturales privadas, lanzar grapas, llenar a Santiago de CT, siglas que significaba Contra Trujillo en paredes de liceos, escuelas, bares, restaurantes, billares  y negocios. También se produciría un volante que sería repartido en Santiago. Esta misión la encabezaría la Unión de Grupos Revolucionarios e Independientes.
Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) en Santiago, escribe en su libro, TRUJILLO, Historia Oculta de un Dictador, en la página 259 lo siguiente:
“-Han llenado de letreros y pasquines la mayoría de las calles, todos hablando mal del gobierno. Además, en las paredes han escrito las letras CT.
Pensé que, “había comenzado la guerra”, y transmití mis órdenes.
-Redoblen la vigilancia y alerten a todas las unidades.”
La destrucción de una parte de la pista de la Aviación Militar Dominicana (AMD) de Santiago, el asalto a la Fortaleza San Luis y al Destacamento Central de la Policía Nacional de la calle Presidente Trujillo con  Sabana Larga y otras instalaciones militares. Para tales acciones acopiaban pólvoras los Ugriistas Enrique Perelló y Frank Benedicto, entre otros.
La primera acción de miembros de Unión de Grupos Revolucionarios e Independientes (UGRI) se realizó en el mes de octubre de 1959. La ciudad de Santiago fue inundada con grapas, cuya finalidad consistía en pinchar los neumáticos de los vehículos e impedir que  circularan  y más que todo, boicotear la asistencia a la inauguración del campeonato de beisbol profesional en esta ciudad.
Wen Guillén, había elegido a los compañeros que llevarían a cabo  la acción conspirativa. El panfletero Homero Herrera Velázquez, cuenta en su libro: Memorias de un Panfletero, que Wen le instruyó a Fello Fermín, Manuel Bueno y a Homero Herrera de que ninguno de los tres participarían en esa arriesgada tarea. Además Wenceslao Guillén especificó cuáles eran las calles donde él “regaría” las grapas y confió los nombres de los demás compañeros que formarían parte de la acción.
Estos actos patrióticos habían sido ideados por Wenceslao Guillén Gómez, con la meta estratégica de que fueran debilitando la estructura poderosa del régimen despótico de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Otras acciones revolucionarias de las mencionadas anteriormente, no se  materializaron porque muchos compañeros “cayeron” apresados y llevados a los centros de torturas, donde fueron asesinaron el 29 de enero del 1960.
Los detenidos formaron parte de la distribución de los volantes un día como hoy 16 de diciembre, pero del 1959, como los confirman las declaraciones de Enrique Almanzar Núñez, José Camilo Disla, Domingo Antonio Cepeda Cruz (A) Mingo, Miguel Mauricio Luna Estrella, Domingo Cepeda y Félix Antonio Tavárez Vila.
Manuel Bueno narra en su obra: “Cárcel y Guerra” en la página 126, que su compañero Wenceslao Guillén Gómez le expresó en una celda del  Palacio de la Policía Nacional, lo siguiente:
“.. A mí me van a matar, de eso estoy seguro. Y conmigo se irá la mayoría. En cambio, en ti se conjugan todas las condiciones para sobrevivir. Por tanto tiene que jurarme que continuaras la lucha. Que organizarás nuevas células y las entrenarás y dirigirás hasta el triunfo final. Porque esa bestia no se salva de esta. Solamente tienes que fijarte en la clase de gente que quedo allá en la 40. No “chivitos jarto `e jobo”, como nosotros, sino su gente y los hijos de su propia gente. Pero, mejor aprovechemos el tiempo y déjame que te explique cómo se fabrica una bomba incendiaria. Eso me lo enseño Manolo, entre otras cosas, allá en una solitaria y quiero que ahora, antes de que nos separaren para siempre las aprendas.”

martes, 24 de diciembre de 2013

Nochebuena es también en RD el Día del Pobre


Publicado el 2:28 pm por
e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do

POR: TOMÁS VIDAL RODRÍGUEZ
Hoy se celebra la tradicional cena de Nochebuena en el día declarado por Rafael Leonidas Trujillo Molina en 1959 como “Día del Pobre” para que el Gobierno suministrara recursos y alimentos a todas las familias de escasos recursos.  Cincuenta y cuatro años después el presidente Danilo Medina sigue distribuyendo alimentos entre las familias humildes los 24 de diciembre a través de los Comedores Económicos y el Plan Social de la Presidencia.
Durante este período los gobiernos de Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán, Jorge Blanco, Hipólito Mejía y Leonel Fernández utilizando diferentes métodos siguen dándole continuidad a la disposición de Trujillo de facilitarles alimentos a las familias de escasos recursos para que preparen la cena de Nochebuena.
La disposición del Trujillo fue ordenada mediante el decreto número 5231 de 1959, Gaceta Judicial 8419, creando la Junta Nacional Pro-Día del Pobre como un organismo responsables para darle cumplimiento a la medida.
La junta tenía como finalidad suministrar alimentos a todas las familias humildes y esa vez quedó integrada por los secretarios de Salud y Previsión Social, Interior y Comunicaciones, los presidentes de la Junta Central Directiva del Partido Dominicano, Cámara de Comercio, Agricultura e Industria, jefes de la Policía, de la Cruz Roja, Arquidiócesis de Santo Domingo, entre otros funcionarios.
En los municipios cabeceras de provincia el senador y los presidentes de la Junta Municipal del Partido Dominicano, los síndicos municipales quedaban a cargo de todas las actividades del “Día del Pobre”.
Sesenta años después el Gobierno sigue distribuyendo alimentos entre las familias humildes los 24 de diciembre a través de los Comedores Económicos y el Plan Social de la Presidencia.

Medina Benet y la dictadura de Trujillo

LIBERTAD Y DEMOCRACIA

DESCRIBE ACONTECIMIENTOS QUE SUCEDIERON EN ESA ÉPOCA
Manuel García Arévalo
La Sociedad Dominicana de Bibliófilos tuvo el acierto de reimprimir, en edición facsimilar, la obra “Los Responsables. Fracaso de la Tercera República”, de Víctor M. Medina Benet, con presentación de Mariano Mella, presidente de la entidad, además de introducción y prólogo de Bernardo Vega y Juan Tomás Tavares Keiner, respectivamente, quienes sitúan la obra en el contexto de su época y abundan sobre las motivaciones que alentaron al autor para exponer con claridad meridiana los entretelones que gestaron la dictadura de Trujillo.
El libro fue publicado por primera vez en 1974 por Editorial Arte y Cine, y nuevamente en 1976. Aún contando con estas dos ediciones, la obra, agotada, resulta poco conocida entre el grueso del pueblo dominicano, a pesar de que alerta a la clase política para no caer en los afanes continuistas que conllevaron a la pérdida de la institucionalidad y las libertades democráticas en el país.
La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las faltas de los demócratas”.
Albert Camus
Medina Benet, de origen puertorriqueño, laboró como empleado administrativo, primero en el consulado y luego en la legación –hoy Embajada– de los Estados Unidos, entre enero de 1928 y diciembre de 1949. De este modo se convirtió en testigo de excepción de los dramáticos y transcendentales acontecimientos políticos y económicos de esos años, los cuales desembocaron en la caída del gobierno del presidente Horacio Vásquez, derrocado tras el estallido en Santiago de la revolución del 23 de febrero de 1930, que abrió el camino a la larga dictadura del general Rafael Leonidas Trujillo.
El propio Medina Benet señala en la introducción de su obra, que al ser puertorriqueño no albergaba mayor interés personal o partidarista en el caso dominicano que le impidiera narrar los acontecimientos de una forma objetiva y desapasionada. Por tanto, el contenido de su libro se perfi la bajo una perspectiva imparcial y de responsabilidad histórica, al llamar por sus nombres a quienes, a su entender, son los responsables del fracaso de la tercera República que presidiera el viejo caudillo Horacio Vásquez.
Sin tener pretensiones de historiador el autor se constituyó en un atento observador de la realidad nacional en esos momentos. Asimismo, en un crítico bien informado que con propiedad supo analizar los efectos nocivos que para la salud institucional de la República tuvieron las maquinaciones continuistas del presidente Vásquez y sus acólitos enquistados en el poder. Los mismos a quienes con voz enérgica y responsable el Arzobispo Nouel llamó “la nefasta polilla palaciega”.
En tal sentido, Medina Benet denuncia sin cortapisas cómo se verifi có en 1928 la llamada “prolongación” del período presidencial por dos años adicionales, alegando para ello que don Horacio había sido elegido por la Constitución de 1908, la cual establecía un período de seis años y no de cuatro, como estipulaba la Constitución de 1924 que regía. No conformes con la cuestionable extensión del mandato presidencial, los horacistas, cegados por la ambición y apoyándose en la mayoría congresional de su partido, no tuvieron empacho en realizar una osada enmienda a la Carta Magna en 1929, para permitir la reelección de Horacio Vásquez por un período adicional de cuatro años.
Contradiciendo, así, la no reelección que se había consagrado en la reforma constitucional de 1924 e irrespetando de esta forma lo estipulado en el Memorándum del Entendimiento de Evacuación de la República por las fuerzas militares de los Estados Unidos.
De igual manera, el autor pone de manifi esto la responsabilidad moral de la legación norteamericana a cargo del ministro Evans Young, al no oponerse a los planes reeleccionistas del presidente Vásquez.
Sin reparar en la pérdida de confi anza que las sucesivas modifi caciones a la Constitución provocaba en amplios sectores de la población, debilitando la fe de los dominicanos en la institucionalidad del proceso democrático.
Cabe señalar que, aunque en Medina Benet se percibe cierto dejo pro norteamericanista en cuanto a la labor del gobierno de Intervención en el país, esto no fue óbice para subrayar, en su obra, la falta de carácter con que actuó el ministro norteamericano al no interferir en un asunto de tanta trascendencia institucional, como lo eran los aprestos continuistas de los horacistas.
Lo que dio lugar a que la opinión pública nacional se planteara hasta qué punto Estados Unidos aún continuaba constituyendo un factor determinante en los asuntos internos dominicanos, como lo había sido hasta entonces.
La falta de una diplomacia coercitiva, a la que hace referencia Medina Benet, alentó las maquinaciones conspirativas por parte de los grupos de oposición, conscientes de la permisividad de la legación norteamericana, frente a la erosión y caricaturización del régimen democrático.
En lo que Young sí asumió una postura determinante fue en mantener a raya a Trujillo en sus aprestos sediciosos durante la ausencia –por motivo de salud– del presidente Vásquez, a finales de 1929.
En más de una ocasión Young amonestó enérgicamente a Trujillo, exigiéndole una conducta más leal y decorosa, a partir del momento en que se hizo evidente la deslealtad del jefe del Ejército hacia el Presidente.
De este modo, de haber Young permanecido por más tiempo en el país, dada la infl uencia que ejercía sobre Trujillo, es posible que éste hubiese pospuesto el golpe de Estado, o incluso no se hubiese atrevido a darlo. Razón por la cual con la salida de Young se precipitaron los planes revolucionarios que dieron al traste con el gobierno horacista.
En este aspecto, Medina Benet desmiente el socorrido mito de que fueron los norteamericanos quienes impusieron al general Trujillo, cuando en realidad los representantes diplomáticos a cargo de la Legación trataron por todos los medios a su alcance de evitar su arribo al poder. Solo que el Departamento de Estado, por razones geopolíticas, no quiso intervenir en los asuntos internos del país y dejó que “cada palo aguantara su vela”.
La obra de Medina Benet exige una lectura tan minuciosa como exhaustiva para todo aquel que tenga sensibilidad por la política, o bien, tenga interés por la historia dominicana y su devenir. Sobre todo, si nos atenemos a la aleccionadora advertencia del fi lósofo y poeta español Jorge Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. Y al parecer seguimos sin recordarlo, pues continuamos cambiando la Constitución a conveniencia del gobierno y de la mayoría de turno.
Por eso, importa llegar a una compresión profunda de las causas que originaron la oprobiosa dictadura de Trujillo, para evitar que un régimen de tal naturaleza se pueda reproducir en el presente o en el futuro dominicano. Y la obra de Medina Benet nos da la clave de lo que no debemos repetir, si en verdad deseamos impedir el surgimiento de una nueva dictadura autocrática en República Dominicana.
Pues, como bien sentencia Albert Camus: “La tiranía totalitaria no se edifi ca sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las faltas de los demócratas”.

domingo, 22 de diciembre de 2013

¡Viva el Jefe, rompan filas!


por  el 15/12/13 at 4:28 pm
Reseña biográfica del general Tunti Sánchez publicada en el libro de graduandos
Reseña del general Tunti Sachez publicada en el ibro de graduandos de la FARD.
Que la Fuerza Aérea  de la República Dominicana dedique su XII Promoción de Cadetes a un general que durante el régimen de Rafael L. Trujillo (1930-1961) se destacó por ser matón y torturador, es algo que mantiene alarmada a la sociedad.
No hay ninguna explicación para este hecho, que desdice del avance institucional y profesional logrado por las Fuerzas Armadas en las últimas décadas tras el desplazamiento del poder de Joaquín Balaguer en 1978.
Sería bueno conocer el pensamiento de Danilo Medina cuando entregaba los sables de mando a los nuevos oficiales graduados en una promoción dedicada a un infausto personaje, que tiene en su record haber participado en la matanza de los héroes del 30 de mayo de 1961.
¿Fueron educados estos  nuevos oficiales con la doctrina que imperó en las Fuerzas Armadas cuando el mayor general Fernando A. Sánchez andaba por sus fueros? ¿Permanecen en el altar de la FF.AA. militares del pelambre de Sánchez?
Otra de las “hazañas” de Sánchez, glorificado con este “error” figuran haber participado en el fusilamiento de más de sesenta expedicionarios del 14 de junio de 1959, hecho ocurrido en terrenos cercanos a la Base Aérea de San Isidro.
La explicación del “error” que según el ministro de Defensa, Sigfrido Pared Pérez, se deslizó al asignar con el nombre del general Sánchez la promoción de nuevos oficiales, no satisface a la opinión pública y se requieren más explicaciones.
Aunque es saludable que este “error” haya sido enmendado y se designara a la promoción con el nombre de Juan Pablo Duarte y el Presidente reclamara  explicación sobre el caso.
Lo cierto es que todavía la nublazón del trujillismo no se disipa por completo de la sociedad por lo que a veces nos retumba en los oídos el grito de: ¡Viva el Jefe, rompan filas! proveniente de cualquier sector nostálgico de la sociedad, como añoranzas, simbólica o real, del régimen tiránico que por treinta años conculcó todo tipo de derecho.

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jueves, 19 de diciembre de 2013

A casi 54 años de... Trujillo es un mierda


Por Darío Nicodemo 
Tomado de acento.com.do




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DARÍO NICODEMO

Ciudadano

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Ciudadano de Santiago de los Caballeros
Wenceslao Marcial Guillén Gómez  (Wen), había instruido a los miembros de la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI), para a partir de la siete y media de la noche del 16 de diciembre del 1959, iniciaran la distribución de los volantes que  (Wen), Manuel Armando Bueno Pérez y Homero Herrera Velázquez, habían elaborado en la casa No. 34 de la calle General Valverde de la ciudad de Santiago de los Caballeros.
Wen preparó su escondite debajo del piso de madera de su casa, lugar que le servía  para el diseño e impresión de los volantes que luego distribuirían como una forma de expresar su rebeldía contra Rafael Leónidas Trujillo Molina.
El panfletero Homero Herrera Velázquez, narra en su libro: "Memorias de un Panfletero", aún inédito, que Wen  propuso una tarde del mes de octubre del año 1959 a Manuel Armando Bueno, Rafael (Fello) Fermín y a Homero Herrera, la idea del volante y les presentó lo que contendría el texto, su elaboración y como sería impreso. Esto ocurrió frente a la vivienda No. 4 de la calle Eladio Victoria, próximo a la calle Benito Monción. (Zona conocida popularmente como El Pantalón).
Le tomó más de dos meses preparar la impresión del volante. En el trabajo participaron su ideólogo Wen Guillén y Manuel Bueno,  posteriormente se  integró Homero Herrera. La periodista e investigadora Ángela Peña, publicó una entrevista que ºrealizó a la señora Thelma Gómez Taveras, madre de Wen, donde ella “…rememora esos trágicos momentos cincuenta años después del fatídico 15 de enero del 1960,  cuando vio a su hijo por última vez”.
El día y  la hora para la distribución del volante había sido estudiada minuciosamente por Wen, según cuentan sus amigos sobrevivientes.  Él sabía muy bien  que en esa fecha del 16 de  diciembre del 1959, oscurecía más temprano porque era cercano al invierno. Ese día era de muy poca actividad, debido a que a esa hora se transmitía por la radio una novela que para entonces era un toque de queda.
Varias casas situadas en la parte céntrica y otras ubicadas en la zona baja fueron escogidas para lanzarle por debajo de la puerta  el volante  subversivo.  Wen consciente del riesgo hizo advertencias sobre a cuáles casas debían "tirarse" el volante y a cuáles no. Con la  temeraria decisión de los Panfleteros de Santiago, se dió una lección a la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
La existencia del volante se propagó de forma inmediata en los  mandos de seguridad del régimen, lo que inmediatamente desató una tenaz persecución contra los responsables de aquella acción.
El contenido del volante, impreso a ambos lados en media hoja de papel Bond, con letras de color purpura,  estremeció a la población de Santiago y de otras localidades. El mismo expresaba lo siguiente:
Lo que molestó al  dictador y a su séquito fue el contenido  ofensivo del volante, como se puede leer a continuación:
Los volantes o panfletos como despectivamente lo llamara Johnny Abbes García, jefe  del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) fueron distribuidos en el centro de la ciudad y en los sectores: La Joya, Baracoa, Ensanche Bermúdez, Gurabito, Ensanche Bolívar, Pueblo Nuevo, Los Pepines, y Nibaje. Además de Gurabo, Guazumal, Tamboril, Esperanza y Valverde.
El impacto que produjo el volante por lo bien confeccionado del mismo  desorientó a los miembros del Servicio de Inteligencia Militar SIM en Santiago, quienes el día siguiente visitaron  el local donde se encontraba la desaparecida  imprenta L. H. Cruz, ubicada en la calle Máximo Gómez No. 21, propiedad de Luis Hipólito Cruz.

En cuestionamiento realizado por los miembros del SIM al Encargado del Taller de la imprenta, José Antonio Fernández Job (Tuto), fue si el volante había sido diseñado e impreso en su negocio.
Ante la respuesta negativa de Tuto, preguntaron entonces si había sido hecho en una máquina especializada en sellos “gomígrafos” a lo que Rafael (Rafelito) Reinoso, hermano paterno de Chino Almonte, antiguo administrador de la Compaña Anónima Tabacalera, le mostró la máquina de confeccionar sellos, para que comprobaran que por el tamaño del volante era imposible haberlo confeccionado con la  técnica tradicional.
En  interrogatorio  practicado a Enrique Álmanzar Núñez durante el juicio, entre otras cosas declaro: “...que a principio del mes de diciembre del 1959 había conocido a MIGUEL LUNA y DOMINGO CEPEDA....quienes después de entablar varias conversaciones me presentaron a WENCESLAO MARCIAL GUILLÉN GÓMEZ (A) WEN quien me propuso formar parte de un movimiento subversivo, que tenía como fin el derrocamiento del Gobierno por medio de la violencia, tras lo cual me entregó  50 volantes con literatura de carácter subversivo e injuriosos para los altos funcionarios del Estado, para que los repartiera entre MIGUEL LUNA, DOMINGO CEPEDA y otro joven de nombre CAMILO DISLA”. También refiere que “...fue GUILLÉN GÓMEZ, quien me pidió que como yo me iba a trabajar para Valverde, tratara de conquistar algunos adeptos o de organizar un nuevo grupo y así lo hice, logrando conquistar a  RAMÓN MATA ECHAVARRÍA”

Las declaraciones ofrecidas por Enrique Almánzar Núñez se encuentran en el libro: “CRÍMENES CONTRA LA SEGURIDAD INTERIOR Y EXTERIOR DEL ESTADO DOMINICANO”, del jurista Luis Henríquez Castillo, Presidente de la Corte de Apelación de Ciudad Trujillo, ex Diputado al Congreso Nacional y ex Abogado del Estado. (Editorial La Nación, C. por A, Ciudad Trujillo, D. N. 1960). (Pág. 325).
El panfletero José Camilo Disla  Ramírez dice entre otras cosas “…más tarde el nombrado ENRIQUE HERNÁNDEZ ALMANZAR, me entregó unos panfletos conteniendo propaganda subversiva, los cuales distribuí en la calle Salvador Cucurrullo de Santiago, el día 16 de diciembre del 1959” (Pág. 327).

También el panfletero Domingo Antonio Cepeda Cruz (A) Mingo sostiene: “La tirada de los panfletos fue el 16 de diciembre de 1959”. (Pág. 327).
Miguel Mauricio Luna Estrella declara: “Yo regué los panfletos a fines de diciembre del 1959”. (Pág. 332).
Se hace necesario resaltar estos testimonios de los Panfleteros de Santiago de los Caballeros y del volante que provocó una reacción en el estamento del poder del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Podemos concluir diciendo que el panfleto hasta ahora no conocido ni divulgado, fue distribuido por un grupo de hombres valientes el 16 de diciembre del 1959, y no en enero del 1960 como han aparecido en artículos, de autores que tratan con muchas imprecisiones históricas el tema  de los Panfleteros de Santiago.

El panfleto que diseñara Wen Guillen es bien preciso en su mensaje, cuando expresa: "Con perdón de la expresión Trujillo es un Mierda", no una mierda como se ha escrito ya tantas veces.

Es imposible ocultar la transcendental labor ejecutada por Wenceslao Guillen. Como dijera el poeta español Vicente Alexandre “Nadie puede negar la presencia del que existe”. Con Wen se ha sido injusto.
Sería importante que en recordación a los Panfleteros de Santiago se declare el 16 de diciembre, como Día Nacional del Panfleto, en memoria a todos aquellos que mediante el panfleto denunciaron los atropellos e injustica cometida contra el pueblo dominicano.

EL MERENGUE Y TRUJILLO

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CUENTO SOBRE LA DICTADURA DE TRUJILLO

COMUNICACION Y PRENSA EN LA DICTADURA DE TRUJILLO

POESIA EN LA DICTADURA