“…Imbert oyó un disparo de la escopeta de De la Maza, el cual a quemarropa le dio en el hombro a Trujillo, quien se quejó por el dolor. Este caminó y se puso frente a las luces de su propio carro, y, en ese momento Imbert le disparó. Trujillo cayó sentado y luego boca arriba, muerto, con la cabeza hacia Haina.”
Atrás queda la Era de Trujillo, un largo período de 31 años, caracterizada por el militarismo, el unipersonalismo y el despotismo de su caudillo Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Trujillo utilizó el poder para imponer un dominio sobre la población dominicana por medio de la violencia, el terror, la tortura y el asesinato. Desde un principio fue un régimen de ambición sin límites que lo llevó a buscar el control de todos los negocios que había en la República Dominicana. Eliminó todo tipo de libertades y destruyó la oposición política quedando solamente el Partido Dominicano donde se obligaba a militar a toda la población adulta, se exigía el carnet del Partido (la palmita) para todas las transacciones públicas.
Mas de 50,000 asesinatos, por resistencia al régimen o por estar ligados a opositores, se cometieron durante la nefasta era. Esta generación quizás no se imagine lo que era esa dictadura; el hecho de simplemente conversar o expresar una idea contraria al régimen era impensable, nadie se atrevía a hablar, a veces ni entre hermanos, acerca de lo que se pensaba, pues “las paredes oían”, hasta ese punto era el nivel de terror sicológico y de persecución que se vivía en la época.
El 30 de mayo de 1961 marca el punto de partida de toda una revolucionaria catarsis de la sociedad, que emprendería el levantamiento de las masas contra el arbitrario esquema político y social dominante y sentaría los cimientos del proceso de democratización definitivo que viviría el país. Este período histórico es el momento de ebullición patriótica y liberal más genuino del pueblo dominicano en la contemporaneidad, constituye indefectiblemente la génesis del proceso irrevertible hacia la democracia que vive el pueblo dominicano.
La desaparición física del dictador sirvió para despertar las energías sociales y políticas de la nación y dio inicio a un intenso proceso de democratización.
En rápida sucesión como si abrieran las compuertas de una represa, surgieron: exiliados políticos, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de profesionales, asociaciones estudiantiles y una prensa libre. En los siguientes meses el sistema político dominicano sufrió una rápida transformación, las manifestaciones políticas y las concentraciones de masa se convirtieron en medios efectivos para ejercer presión popular contra la familia Trujillo y contra Joaquín Balaguer, el último presidente nombrado por Trujillo.
La aniquilación de la tiranía se había convertido desde un principio en la tarea fundamental de la sociedad para dar paso a la transición democrática. En este cometido convergieron todos los esfuerzos de los grupos y organizaciones forjados durante este período independientemente de sus ideologías, logrando finalmente la liquidación de la dictadura.
El 30 de mayo de 1961 ha dejado sus huellas en nuestra historia, por lo que representa para el ulterior proceso de democratización política que inicia en aquella época y perdura hasta nuestros días.
Loor a los héroes del 30 de mayo.
Honor a quien honor merece.
TOMMY MEJÍA POU
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