Fuente : el blog de José Rafael Sosa .18 de noviembre del 2011.
Escolares de Nigua depositan flores en el Altar de los Héroes Nacionales, al concluir el homenaje realizado con motivo del 50 aniversario del hecho criminal que implicó el fusilamiento de seis pro-hombres que habían participado el 30 de mayo de 1961 en el ajusticiamiento de Trujillo.
Ayer, 18 de noviembre, estuvimos en el acto conmemorativo de los 50 años del fusilamiento de los seis Héroes Nacionales Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel (Tunti) Cáceres Michel, Modesto Díaz Quezada, Roberto (Fifí)Pastoriza Neret y Huáscar Antonio Tejeda Pimentel, en la Hacienda María, Nigua.
Se trata de uno de los crímenes impunes más vergonzantes y sobre el cual jamás se ha hecho justicia, pese a que se conocen los nombres y señales de sus perpetradores, siendo Ramfis Trujillo, padre de Rafael Leonidas Trujillo el principal ejecutante de la masacre.
El ingeniero Manuel Tomas Tejeda González , hijo de Huáscar Tejeda, sorprendió a toda la concurrencia al presentar un relato histórico detallado en el cual indica cómo se perpetró el séxtuple crimen. De los cuerpos de los masacrados nunca se ha sabido nada. No se ha sometido nunca a nadie por este hecho.
Es uno de los crimenes de Estado que llena con mas ignominia la historia nacional.
A continuacion el discurso del ingeniero Manuel Tomás Tejeda González, Hijo del Héroe Nacional Huáscar Antonio Tejeda Pimentel
El ingeniero Manuel Tomás Tejeda González, Hijo del Héroe Nacional Huáscar Antonio Tejeda Pimentel, tuvo un valor notable al reconstruir históricamente los hechos del 18 de Noviembre de 1961.
"Saludos a todos.
La Fundación Héroes del 30 de Mayo, y los familiares de los seis héroes asesinados un día como hoy, hace 50 años en este lugar, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel (Tunti) Cáceres Michel, Modesto Díaz Quezada, Roberto (Fifí)Pastoriza Neret y Huáscar Antonio Tejeda Pimentel; agradecemos profundamente al pueblo de Nigua el gesto de solidaridad patriótica que significa la celebración de estos actos, con los cuales se rinde tributo a su Memoria. Al recordar cada año el abominable crimen cometido aquí, se mantiene viva la esperanza de que algún día se haga justicia, y de que hechos como éste jamás se repitan en nuestro país.
Compartir estos momentos con ustedes cada año nos trae consuelo. Nos hace entender que el sacrificio de ellos no fue en vano. Y nos da fuerzas para seguir luchando por hacer que el legado de su heroísmo permanezca para siempre en la memoria de nuestra gente.
Agradecemos también a la Alcaldía de Nigua. Y a la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, por asumir con gran responsabilidad la tarea de preservar en la memoria del pueblo las luchas contra la dictadura trujillista.
El crimen de Hacienda María fue ejecutado siguiendo el patrón de muchos otros cometidos por la dictadura de Trujillo contra sus opositores; o sea tratando de encubrirlo con mentiras que nadie creía.
El 18 de Noviembre de 1961 en la tarde, Olga Despradel y María Alemán, ésta última más conocida como Blanca, esposas de Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza respectivamente, alertadas por una nota que enviara el fiscal Fabio Rodríguez a la primera, se habían trasladado al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva a ver a sus esposos. El grupo de los seis había sido traído desde la cárcel de La Victoria, con el pretexto de hacer un descenso al lugar donde había sido ajusticiado Trujillo, como parte del proceso penal que se les seguía. Todo era parte del plan para asesinarlos ese día.
Olga y Blanca pudieron saludar a los héroes cuando los sacaban del Palacio de Justicia con las manos esposadas a la espalda, y los introducían en la guagua que finalmente los condujo a este lugar. También pudieron observar un carro que siguió inmediatamente la guagua; en ese vehículo iban el entonces jefe de la Policía Nacional Marcos Jorge Moreno, y el entonces comandante de la cárcel de La Victoria Américo Dante Minervino, ambos vestidos de civil. Éste último, en declaraciones que ofreciera tiempo después ante un Juzgado de Instrucción, explicó con lujo de detalles cómo habían ocurrido los hechos. Dijo cómo, bajo las órdenes de Jorge Moreno y Tapia Sesé, el sub-jefe de la Policía, organizó el traslado de los Héroes desde la cárcel de la Victoria al Palacio de Justicia y posteriormente a la Hacienda María. Describió el dantesco episodio donde Tapia Sesé le entregó en la tarde a tres presos (dijo que no sabía si eran policías o civiles), con la encomienda de matarlos. Minervino, y un raso a quien él llama Dede, se llevaron a los presos y los asesinaron a sangre fría, en el “Reparto Isabelita”, en la época una zona muy despoblada . Luego introdujeron los cadáveres en el automóvil, y se dirigieron al Palacio de la Policía, donde se quedó Dede, y se montó Jorge Moreno, quien ordenó a Minervino manejar hacia Hacienda María. Esto nos hace pensar que cuando las esposas de los Héroes los vieron, es seguro que andaban con los muertos en el vehículo. Imagínense lo macabro de la escena.
Al llegar al lugar, ya anocheciendo, Minervino relata que Jorge Moreno se desmontó del vehículo y le ordenó que lo colocara más adelante. Pudo observar al Jefe de la Policía conversar con Ramfis Trujillo, hijo mayor del tirano, y un grupo de militares entre los cuales estaban el entonces mayor Disla Abreu, quien era su guardaespaldas, los Coroneles Gilberto Sánchez Rubirosa (alias Pirulo) y Luis José León Estévez, quien era marido de Angelita Trujillo, hija del dictador; y el hermano de éste, José Alfonso León Estévez, y otros más. Según Minervino todos estaban armados de metralletas y pistolas. Al llegar la guagua que transportaba a los héroes, donde además iban tres policías, un chofer y dos custodios, de apellidos Palma, Viñas y Vizcaíno; José Alfonso León Estévez se dirigió de inmediato a la misma y ordenó salir primero a Pedo Livio Cedeño, a quien condujo frente a Ramfis y los demás, los cuales de inmediato procedieron a dispararle. Y de esa misma forma hicieron con los demás Héroes. Todos fueron asesinados en un período que Minervino refiere como de unos veinticinco minutos, en el transcurso de los cuales llegó un vehículo del cual se desmontaron dos oficiales de la entonces Aviación Militar Dominicana, a quienes él oyó que llamaban por los nombres de Careto y Collado. Dice Minervino que vio cuando Disla Abreu y Jorge Moreno les ordenaron a Careto y Collado llevarse los cadáveres de los Héroes.
Posteriormente Minervino, en compañía de Viñas y Palma, y siempre por órdenes de Jorge Moreno, tiraron la guagua que transportó a los Héroes ese día a uno de los lados de la carretera que conduce al poblado de La Victoria, le hicieron disparos a la misma, y colocaron en el lugar los cadáveres de los presos que él mismo y Dede habían asesinado. Todo esto con el propósito de hacer creer que los Héroes habían matado a sus custodios y se habían fugado, farsa que por supuesto nadie creyó.
De los principales participantes en aquella horrenda orgía de sangre, sobreviven Disla Abreu, y escuché anteanoche que también uno de los policías que estaban en la guagua que transportó a los Héroes. Ramfis murió en un accidente automovilístico en 1969. Los hermanos León Estévez ambos se suicidaron.
La perversidad de ese grupo de criminales ha hecho que nunca se haya podido saber con certeza el destino dado por ellos a los cadáveres de los Héroes asesinados aquí, y de prácticamente todos los Héroes del 30 de Mayo que murieron combatiendo o en los centros de tortura.
El crimen de Hacienda María, como bien dijo anteanoche Porfirio Rodríguez, hijo del Héroe Nacional José Horacio Rodríguez, y Presidente de la fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en la Tertulia que a ese respecto se realizó en el Museo Memorial de la Resistencia, es uno de los crímenes más vergonzosamente olvidados por los dominicanos. Constituye efectivamente una vergüenza que una sociedad no haya encontrado en cincuenta años la manera de no dejar impune el crimen de hombres que dieron sus vidas para que esa sociedad pudiera vivir en libertad. Todos somos culpables, y todos tenemos nuestras excusas, para no poner ese compromiso como el primero en nuestra lista de prioridades. Gracias a Dios que ellos, cuando les tocó decidir darnos la libertad, pusieron ese compromiso como número uno en su lista de prioridades. Comenzando por políticos como quien entonces ostentaba la Presidencia de la República, el doctor Joaquín Balaguer, quien recibió ese mismo día en su despacho a una comisión de la Unión Cívica Nacional, la cual denunció ante éste el plan de Ramfis, que ya se sabía, para matar a los Héroes. Balaguer se hizo el sorprendido ante la denuncia, diciendo que eso era imposible. Quienes intentan justificarlo dicen que en los meses posteriores al tiranicidio quien tenía el mando real en el país era Ramfis, y que por tal razón Balaguer no podía hacer nada. Pienso que quizás la verdadera razón de su inacción pudo haber sido el celo político por la figura de Modesto Díaz, el cual era un avezado político; y que le era más conveniente ante la inminente salida de Ramfis, que éste matara a Modesto antes de partir.
Como decía, todos tenemos nuestras excusas. Lo que resulta realmente doloroso es que hombres vinculados directamente a la Gesta del 30 de Mayo, auténticos sobrevivientes de aquellos sucesos, hayan ostentado posiciones de poder, y también hayan relegado a un segundo plano el hacerle justicia a sus compañeros caídos. Y hayan permitido que sus torturadores y asesinos hayan vivido impunemente en nuestro país, como una burla a la noble lucha que les costó la vida a tantos hombres de bien.
Hay una frase que pronunció Winston Churchill luego de la victoria de los pilotos ingleses sobre la aviación alemana en la famosa “Batalla de Inglaterra” en 1940, que guarda gran similitud con la hazaña de los Héroes del 30 de Mayo: -“Nunca en la historia del conflicto humano tantos debieron tanto a tan pocos”.
Todos los políticos dominicanos, y en especial los que llegan a ser Presidentes de la República, tienen un compromiso histórico con la Memoria de los Héroes del 30 de Mayo. El Gobierno Dominicano, en la persona de nuestro actual Presidente, el doctor Leonel Fernández, a quien considero un verdadero jurista y un demócrata a carta cabal, tiene como tal la oportunidad de contribuir a hacer justicia en este caso. La mayoría de los que participaron en el crimen de Hacienda María ha muerto. Creo que el esfuerzo que se puede hacer en estos momentos debe ser orientado a encontrar los cadáveres de los Héroes.
Tenemos entendido que el oficial de la Aviación a quien llamaban Collado, y que participó de los hechos de Hacienda María, realmente se apellidaba Fernández Collado, y fue el padre del doctor Leonel Fernández. Esta realidad parece haber detenido el proceso de investigación reabierto hace algún tiempo, a pesar de la disposición expresa del Presidente a que se siguiera hasta sus últimas consecuencias. Creemos que el momento es propicio para que la investigación sea continuada, sobre todo porque ya es más un acto de humanidad que propiamente de justicia.
Finalmente, y expresándole nuevamente a la gente de Nigua nuestra eterna gratitud, por ser prácticamente la única comunidad que de manera espontánea recuerda a los Héroes del 30 de Mayo; quiero concluir estas palabras con las últimas frases que, según han llegado a nuestro conocimiento, fueron pronunciadas por dos de los Héroes aquella noche, al ser conducidos al improvisado paredón que constituyeron los cocoteros a los cuales los amarraban sus asesinos antes de dispararles cobardemente. La primera la dijo Tunti Cáceres cuando como mocano valiente que era le dijo a Ramfis: -“Buen maricón, suéltame, pá’ que te enfrente a un hombre, tú na’má mata hombre amarrao”. La otra salió de la boca de Modesto Díaz: -“Ya todo terminó, ¡!Viva la República Dominicana!!!!!” .
Muchas gracias
Escolares de Nigua depositan flores en el Altar de los Héroes Nacionales, al concluir el homenaje realizado con motivo del 50 aniversario del hecho criminal que implicó el fusilamiento de seis pro-hombres que habían participado el 30 de mayo de 1961 en el ajusticiamiento de Trujillo.
Ayer, 18 de noviembre, estuvimos en el acto conmemorativo de los 50 años del fusilamiento de los seis Héroes Nacionales Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel (Tunti) Cáceres Michel, Modesto Díaz Quezada, Roberto (Fifí)Pastoriza Neret y Huáscar Antonio Tejeda Pimentel, en la Hacienda María, Nigua.
Se trata de uno de los crímenes impunes más vergonzantes y sobre el cual jamás se ha hecho justicia, pese a que se conocen los nombres y señales de sus perpetradores, siendo Ramfis Trujillo, padre de Rafael Leonidas Trujillo el principal ejecutante de la masacre.
El ingeniero Manuel Tomas Tejeda González , hijo de Huáscar Tejeda, sorprendió a toda la concurrencia al presentar un relato histórico detallado en el cual indica cómo se perpetró el séxtuple crimen. De los cuerpos de los masacrados nunca se ha sabido nada. No se ha sometido nunca a nadie por este hecho.
Es uno de los crimenes de Estado que llena con mas ignominia la historia nacional.
A continuacion el discurso del ingeniero Manuel Tomás Tejeda González, Hijo del Héroe Nacional Huáscar Antonio Tejeda Pimentel
El ingeniero Manuel Tomás Tejeda González, Hijo del Héroe Nacional Huáscar Antonio Tejeda Pimentel, tuvo un valor notable al reconstruir históricamente los hechos del 18 de Noviembre de 1961.
"Saludos a todos.
La Fundación Héroes del 30 de Mayo, y los familiares de los seis héroes asesinados un día como hoy, hace 50 años en este lugar, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel (Tunti) Cáceres Michel, Modesto Díaz Quezada, Roberto (Fifí)Pastoriza Neret y Huáscar Antonio Tejeda Pimentel; agradecemos profundamente al pueblo de Nigua el gesto de solidaridad patriótica que significa la celebración de estos actos, con los cuales se rinde tributo a su Memoria. Al recordar cada año el abominable crimen cometido aquí, se mantiene viva la esperanza de que algún día se haga justicia, y de que hechos como éste jamás se repitan en nuestro país.
Compartir estos momentos con ustedes cada año nos trae consuelo. Nos hace entender que el sacrificio de ellos no fue en vano. Y nos da fuerzas para seguir luchando por hacer que el legado de su heroísmo permanezca para siempre en la memoria de nuestra gente.
Agradecemos también a la Alcaldía de Nigua. Y a la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, por asumir con gran responsabilidad la tarea de preservar en la memoria del pueblo las luchas contra la dictadura trujillista.
El crimen de Hacienda María fue ejecutado siguiendo el patrón de muchos otros cometidos por la dictadura de Trujillo contra sus opositores; o sea tratando de encubrirlo con mentiras que nadie creía.
El 18 de Noviembre de 1961 en la tarde, Olga Despradel y María Alemán, ésta última más conocida como Blanca, esposas de Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza respectivamente, alertadas por una nota que enviara el fiscal Fabio Rodríguez a la primera, se habían trasladado al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva a ver a sus esposos. El grupo de los seis había sido traído desde la cárcel de La Victoria, con el pretexto de hacer un descenso al lugar donde había sido ajusticiado Trujillo, como parte del proceso penal que se les seguía. Todo era parte del plan para asesinarlos ese día.
Olga y Blanca pudieron saludar a los héroes cuando los sacaban del Palacio de Justicia con las manos esposadas a la espalda, y los introducían en la guagua que finalmente los condujo a este lugar. También pudieron observar un carro que siguió inmediatamente la guagua; en ese vehículo iban el entonces jefe de la Policía Nacional Marcos Jorge Moreno, y el entonces comandante de la cárcel de La Victoria Américo Dante Minervino, ambos vestidos de civil. Éste último, en declaraciones que ofreciera tiempo después ante un Juzgado de Instrucción, explicó con lujo de detalles cómo habían ocurrido los hechos. Dijo cómo, bajo las órdenes de Jorge Moreno y Tapia Sesé, el sub-jefe de la Policía, organizó el traslado de los Héroes desde la cárcel de la Victoria al Palacio de Justicia y posteriormente a la Hacienda María. Describió el dantesco episodio donde Tapia Sesé le entregó en la tarde a tres presos (dijo que no sabía si eran policías o civiles), con la encomienda de matarlos. Minervino, y un raso a quien él llama Dede, se llevaron a los presos y los asesinaron a sangre fría, en el “Reparto Isabelita”, en la época una zona muy despoblada . Luego introdujeron los cadáveres en el automóvil, y se dirigieron al Palacio de la Policía, donde se quedó Dede, y se montó Jorge Moreno, quien ordenó a Minervino manejar hacia Hacienda María. Esto nos hace pensar que cuando las esposas de los Héroes los vieron, es seguro que andaban con los muertos en el vehículo. Imagínense lo macabro de la escena.
Al llegar al lugar, ya anocheciendo, Minervino relata que Jorge Moreno se desmontó del vehículo y le ordenó que lo colocara más adelante. Pudo observar al Jefe de la Policía conversar con Ramfis Trujillo, hijo mayor del tirano, y un grupo de militares entre los cuales estaban el entonces mayor Disla Abreu, quien era su guardaespaldas, los Coroneles Gilberto Sánchez Rubirosa (alias Pirulo) y Luis José León Estévez, quien era marido de Angelita Trujillo, hija del dictador; y el hermano de éste, José Alfonso León Estévez, y otros más. Según Minervino todos estaban armados de metralletas y pistolas. Al llegar la guagua que transportaba a los héroes, donde además iban tres policías, un chofer y dos custodios, de apellidos Palma, Viñas y Vizcaíno; José Alfonso León Estévez se dirigió de inmediato a la misma y ordenó salir primero a Pedo Livio Cedeño, a quien condujo frente a Ramfis y los demás, los cuales de inmediato procedieron a dispararle. Y de esa misma forma hicieron con los demás Héroes. Todos fueron asesinados en un período que Minervino refiere como de unos veinticinco minutos, en el transcurso de los cuales llegó un vehículo del cual se desmontaron dos oficiales de la entonces Aviación Militar Dominicana, a quienes él oyó que llamaban por los nombres de Careto y Collado. Dice Minervino que vio cuando Disla Abreu y Jorge Moreno les ordenaron a Careto y Collado llevarse los cadáveres de los Héroes.
Posteriormente Minervino, en compañía de Viñas y Palma, y siempre por órdenes de Jorge Moreno, tiraron la guagua que transportó a los Héroes ese día a uno de los lados de la carretera que conduce al poblado de La Victoria, le hicieron disparos a la misma, y colocaron en el lugar los cadáveres de los presos que él mismo y Dede habían asesinado. Todo esto con el propósito de hacer creer que los Héroes habían matado a sus custodios y se habían fugado, farsa que por supuesto nadie creyó.
De los principales participantes en aquella horrenda orgía de sangre, sobreviven Disla Abreu, y escuché anteanoche que también uno de los policías que estaban en la guagua que transportó a los Héroes. Ramfis murió en un accidente automovilístico en 1969. Los hermanos León Estévez ambos se suicidaron.
La perversidad de ese grupo de criminales ha hecho que nunca se haya podido saber con certeza el destino dado por ellos a los cadáveres de los Héroes asesinados aquí, y de prácticamente todos los Héroes del 30 de Mayo que murieron combatiendo o en los centros de tortura.
El crimen de Hacienda María, como bien dijo anteanoche Porfirio Rodríguez, hijo del Héroe Nacional José Horacio Rodríguez, y Presidente de la fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en la Tertulia que a ese respecto se realizó en el Museo Memorial de la Resistencia, es uno de los crímenes más vergonzosamente olvidados por los dominicanos. Constituye efectivamente una vergüenza que una sociedad no haya encontrado en cincuenta años la manera de no dejar impune el crimen de hombres que dieron sus vidas para que esa sociedad pudiera vivir en libertad. Todos somos culpables, y todos tenemos nuestras excusas, para no poner ese compromiso como el primero en nuestra lista de prioridades. Gracias a Dios que ellos, cuando les tocó decidir darnos la libertad, pusieron ese compromiso como número uno en su lista de prioridades. Comenzando por políticos como quien entonces ostentaba la Presidencia de la República, el doctor Joaquín Balaguer, quien recibió ese mismo día en su despacho a una comisión de la Unión Cívica Nacional, la cual denunció ante éste el plan de Ramfis, que ya se sabía, para matar a los Héroes. Balaguer se hizo el sorprendido ante la denuncia, diciendo que eso era imposible. Quienes intentan justificarlo dicen que en los meses posteriores al tiranicidio quien tenía el mando real en el país era Ramfis, y que por tal razón Balaguer no podía hacer nada. Pienso que quizás la verdadera razón de su inacción pudo haber sido el celo político por la figura de Modesto Díaz, el cual era un avezado político; y que le era más conveniente ante la inminente salida de Ramfis, que éste matara a Modesto antes de partir.
Como decía, todos tenemos nuestras excusas. Lo que resulta realmente doloroso es que hombres vinculados directamente a la Gesta del 30 de Mayo, auténticos sobrevivientes de aquellos sucesos, hayan ostentado posiciones de poder, y también hayan relegado a un segundo plano el hacerle justicia a sus compañeros caídos. Y hayan permitido que sus torturadores y asesinos hayan vivido impunemente en nuestro país, como una burla a la noble lucha que les costó la vida a tantos hombres de bien.
Hay una frase que pronunció Winston Churchill luego de la victoria de los pilotos ingleses sobre la aviación alemana en la famosa “Batalla de Inglaterra” en 1940, que guarda gran similitud con la hazaña de los Héroes del 30 de Mayo: -“Nunca en la historia del conflicto humano tantos debieron tanto a tan pocos”.
Todos los políticos dominicanos, y en especial los que llegan a ser Presidentes de la República, tienen un compromiso histórico con la Memoria de los Héroes del 30 de Mayo. El Gobierno Dominicano, en la persona de nuestro actual Presidente, el doctor Leonel Fernández, a quien considero un verdadero jurista y un demócrata a carta cabal, tiene como tal la oportunidad de contribuir a hacer justicia en este caso. La mayoría de los que participaron en el crimen de Hacienda María ha muerto. Creo que el esfuerzo que se puede hacer en estos momentos debe ser orientado a encontrar los cadáveres de los Héroes.
Tenemos entendido que el oficial de la Aviación a quien llamaban Collado, y que participó de los hechos de Hacienda María, realmente se apellidaba Fernández Collado, y fue el padre del doctor Leonel Fernández. Esta realidad parece haber detenido el proceso de investigación reabierto hace algún tiempo, a pesar de la disposición expresa del Presidente a que se siguiera hasta sus últimas consecuencias. Creemos que el momento es propicio para que la investigación sea continuada, sobre todo porque ya es más un acto de humanidad que propiamente de justicia.
Finalmente, y expresándole nuevamente a la gente de Nigua nuestra eterna gratitud, por ser prácticamente la única comunidad que de manera espontánea recuerda a los Héroes del 30 de Mayo; quiero concluir estas palabras con las últimas frases que, según han llegado a nuestro conocimiento, fueron pronunciadas por dos de los Héroes aquella noche, al ser conducidos al improvisado paredón que constituyeron los cocoteros a los cuales los amarraban sus asesinos antes de dispararles cobardemente. La primera la dijo Tunti Cáceres cuando como mocano valiente que era le dijo a Ramfis: -“Buen maricón, suéltame, pá’ que te enfrente a un hombre, tú na’má mata hombre amarrao”. La otra salió de la boca de Modesto Díaz: -“Ya todo terminó, ¡!Viva la República Dominicana!!!!!” .
Muchas gracias
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