De todas las imprecisiones y falacias que se esgrimen para justificar los inmerecidos laureles de uno de los dictadores más astutos de la historia, la leyenda de los 638 atentados es la que me resulta más folclórica. No debería ser necesario exagerar la realidad a extremos tan delirantes, pero la mitología del poder dictatorial exige fabular sobre los poderes superhumanos de su líder. Si no asómese a Corea del Norte, querido lector.
Es obvio que la CIA se planteara alguna vez en plena Guerra Fría eliminar una amenaza geopolítica tan audaz e insolente. De hecho está documentado en algunos papeles desclasificados. Pero en realidad los “atentados” son básicamente ideas descabelladas que parecen sugeridas por el coyote del correcaminos y ninguna se llevó a la práctica. También los enemigos políticos de un tirano suelen intentar -o por lo menos fantasear- con acabar con la vida de la causa de todos sus males, pero la información más fidedigna de los posibles magnicidios provendría de Juan Reynaldo Sánchez, un ex guardaespaldas quien, harto de corruptela e hipocresía, renunció al cargo y cuando pudo escapó al exilio. Su resumen es de 167, que aún en 50 años no es moco de pavo, pero casi en su totalidad se detectaron luego de que no pudieran ser perpetrados y, prácticamente nunca, la seguridad cubana los impidió. Sencillamente fueron abortados.
Puñado de intentos
Cabe destacar un puñado de intentos en Cuba al inicio de la Revolución, cuando todavía sus enemigos tenían alguna capacidad de maniobra. Otros cinco durante su viaje al Chile de Allende, que incluye a unos productores falsos de Venevisión y uno durante su visita a Caracas, cuando vino a la coronación de CAP. Pero el más interesante ocurrió en 1979 en Nueva York, con motivo de una visita a la ONU, que fue desmantelado por el FBI y luego se lo informó a la Inteligencia cubana. Detalle para que los conspiranoicos “antiimperialistas” entiendan que la realidad es más compleja que un eslogan.
JorgeSayegh@gmail.com
@JorgeSayegh
Cabe destacar un puñado de intentos en Cuba al inicio de la Revolución, cuando todavía sus enemigos tenían alguna capacidad de maniobra. Otros cinco durante su viaje al Chile de Allende, que incluye a unos productores falsos de Venevisión y uno durante su visita a Caracas, cuando vino a la coronación de CAP. Pero el más interesante ocurrió en 1979 en Nueva York, con motivo de una visita a la ONU, que fue desmantelado por el FBI y luego se lo informó a la Inteligencia cubana. Detalle para que los conspiranoicos “antiimperialistas” entiendan que la realidad es más compleja que un eslogan.
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