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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

viernes, 10 de octubre de 2014

La Matanza de 1937 : El miedo fue Pilar de la dictadura


Fuente : espacinsular
Por Sergio Santiago/ONE RESPE
Santo Domingo. 28 de enero de 2007.- Que la Masacre de 1937 ocurriera en días cercanos al Día de la Raza no es casualidad. Ambas remontan, en su manipulación, a una misma matriz política. Poco se ha reflexionado acerca de las consecuencias de la Matanza al interior de la sociedad dominicana a pesar de que una de sus principales víctimas fue el pueblo dominicano.


“Por aquí la gente tenía mucho miedo. Mi mamá nos contaba que se decía que por Dajabón estaban matando a los haitianos y a los dominicanos negros. Y la gente tenía mucho miedo”- comentaba una vecina de nuestra comunidad en una reunión en que se habló de la Matanza del 37. Otra vecina añadió : “Por aquí no habían haitianos, pero la gente es, tú sabes, en su mayoría la gente de por aquí es negra. Y por eso había mucho miedo. Pa’ decirte que nosotras conocemos el caso de una señora que después de eso no volvió a Dajabón, aunque tenía familia allá. No había quien la hiciera ir ni a Mao.”
Se estima que siguiendo las órdenes del dictador Trujillo, contingentes militares, acompañados de civiles, mataron, en las primeras semanas de octubre de 1937, entre 12,000 y 25,000 campesinos haitianos, dominicanos de origen haitiano y dominicanos de tez oscura. Este acto genocida no procuró eliminar a toda la población haitiana residente en el país. Las matanzas ocurrieron en la zona fronteriza del noroeste y del sureste, en el Cibao y parte del Este. Los braceros haitianos en las plantaciones azucareras del Este apenas fueron tocados. La Masacre fue un acto de terror político ejercido contra haitianos y dominicanos negros y pobres, contra haitianas y dominicanas negras y pobres, contra campesinos, peones, jornaleros, echadías, negros y pobres. El Corte, como se conoció la Masacre, tuvo un sentido político y clasista, como lo asumió el tipo de racismo y antihaitianismo que articuló.
La Masacre fue una acción inscrita en una estrategia de guerra contra la sociedad civil dominicana, contra el pueblo dominicano, dirigida a desembocar en la consolidación de la dictadura, del autoritarismo. La Masacre descansó ideológicamente en la enemización del haitiano : su soporte fundamental fue el racismo.
El discurso dominante proyectó y presentó “al haitiano” como amenaza, invasor, destructor de la colectividad dominicana. De forma tajante, el racismo y el antihaitianismo constituyeron asunto de Estado ; arma ideológica que recubrió, con pretensiones de legitimidad, el empleo descarnado de la violencia, elemento clave del “consenso” que impondrá la tiranía.
Poco hemos reflexionado acerca de las consecuencias de la Matanza al interior de la sociedad dominicana. El pueblo dominicano fue una de las principales víctimas de la Matanza. No se ha prestado suficiente atención a los modos como este acto permeó y condicionó la cultura política dominicana desde entonces hasta nuestros días.
La Matanza fue una acción política decisiva, cuya eficacia descansó en que fuera un secreto a voces. “No se hablaba de otra cosa, pero nadie se atrevía a tratar el tema en público”, nos dijo un cibaeño que era, en aquel entonces, oficial del ejército.
El gobierno rehusó reconocer oficialmente que ocurriera, ni que fuera responsable de ella. Pero el “secreto” era indispensable a los fines políticos que perseguía el acto ; indispensable como también fue “el secreto” exterminio de judíos, gitanos, comunistas y opositores para la política de dominación nazi. El terror político actúa con mayor eficacia cuando opera al margen de lo institucional y de lo esperado. La arbitrariedad amplía e intensifica el alcance y la efectividad del terror. El hecho abruma y subyuga la imaginación de la sociedad. No se ofrecen explicaciones porque huelgan ; porque existen en sí y para sí, en el peso y en el alcance de los hechos, en la fuerza del terror. El miedo marca la cotidianidad, permea la vida, el pensar, la sicología, el sentir de la sociedad.
La ausencia de respuestas, de oposición y resistencia a esta violencia, abrió vía franca a la consolidación política del trujillismo. La debilidad de la reacción, la endeble resistencia que encontró la matanza entre las clases populares dejó en evidencia el poder del poder. La Matanza fue una gran derrota del pueblo dominicano, que se sintió desamparado, vulnerable, cómplice e incapaz de enfrentar un poder que sólo responde a sí mismo, que es capaz de cometer tales atrocidades impunemente, sin rendir cuentas a nadie. De ahí la importancia del secreto.
La Matanza fue un acto fundante del trujillismo. Opera de manera singular y decisivamente, al interior de la sociedad dominicana. Fue muestra de la capacidad del poder arbitrario y de terror del tirano, de la posibilidad de imponer su lógica y fuerza sobre la sociedad y de restringir o anular las respuestas adversas o contrarias. El terror puso en autos y en jaque a la sociedad.
La práctica descarnada de la violencia encontró acogida entre sectores importantes de la pequeña burguesía intelectual. Los ideólogos del régimen articularon un discurso compromisario con un racismo político y clasista que sirvió de sustento al autoritarismo.
El antihaitianismo sirvió para afianzar posiciones de poder al interior de una sociedad dominicana con débiles mecanismos de reconstitución de una comunidad imaginaria. La Matanza fue acogida como un acto patriótico y necesario : acto redentor como también fue, para ellos, la Conquista. A partir de este momento, el trujillismo impuso una lectura particular de la historia que, en sus líneas principales, persiste hasta nuestros días. Aparece un discurso colonial, heterogéneo a su interior, que sitúa la historia a partir del hecho colonizador - ¡loas al 12 de octubre !- y define la alteridad desde lo normativo-colonizador-hispánico, que encuentra continuidad histórica en la épica racial de la lucha antihaitiana. Con la Matanza, el antihaitianismo cobró un carácter político que atravesó la sociedad y marcó la cultura dominicana. El componente central de dicho prejuicio, como revela el análisis de la obra de Joaquín Balaguer y la de Manuel A. Peña Batlle, destacados intelectuales del trujillismo, fue el racismo. En el ideario trujillista, el pueblo dominicano es una colectividad de origen hispánico y taíno amenazada por la constante contaminación degradante de “lo africano” : lo negro y lo haitiano. El “indio”, ficción antropológica y jurídica trujillista, que aún perdura, es un no-blanco dominicano que no es negro. Lo “indio”, como construcción de lo “no-blanco”, permite acomodar a la persona “noblanca” y hacerla cómplice de esta tramoya ideológica.
El trujillismo fue la fragua del antihaitianismo, de manera singular, a partir de 1937. Esta estructura de prejuicios, asiduamente cultivada por intelectuales adeptos al régimen, apoyada en prácticas políticas, trenzó, en torno al prejuicio antihaitiano, una constelación de prejuicios xenófobos, clasistas y racistas. Racismo y antihaitianismo estuvieron y están íntimamente ligados a la dominación clasista. Su historia deja en evidencia la cómplice articulación del prejuicio antihaitiano, y del racismo, con el ejercicio de la dominación en la sociedad dominicana.

El VIRALATA es un Boletín del Centro de Reflexión, Encuentro y Solidaridad : ONE RESPE. Ha sido realizado con la asistencia financiera de la Unión Europea, de Christian Aid y Educación Sin Fronteras. El punto de vista expuesto es responsabilidad exclusiva de ONE RESPE. No representa el de la Unión Europea. Los artículos que aparecen en El Viralata pueden ser reproducidas y ojalá y así lo hagan. Agradeceremos que, de hacerlo, mencionen la fuente como Dios manda y nos hagan llegar una copia a viralata@onerespe.com. Si le interesa ojear y hojear los números anteriores, los encontrará enonerespe@onerespe.com.

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