La prestigiosa revista estadounidense asegura que "la muerte de Fidel (Castro) es el comienzo, no el final".
"Fidel (Castro) está muerto y ahora, enterrado, pero a pesar de los dramáticos titulares de la prensa sobre el cambio histórico de este año, Cuba sigue siendo un Estado de partido único, controlado por los mismos agentes de poder, los militares y la vieja guardia del Partido Comunista, y con las mismas cifras de víctimas", publica la revista Time.
La publicación enumera los países gobernados por regímenes dictatoriales: Cuba; Bielorrusia (Alexander Lukashenko que ha gobernado por 5 términos); Kazajistán (gobernado desde 1991 por Nursultan Nazarbayev); Corea del Norte (con Kim Jong-un, tercera generación de Kim) y Zimbabwe (Robert Mugabe en el poder desde 1980).
En un breve panorama sobre la Cuba de hoy, la prestigiosa revista estadounidense resalta que en la isla, la mayor parte de la tierra y la mano de obra sigue en manos del Estado; la propiedad privada es limitada, el racionamiento continúa, los medios de comunicación son estatales y el gobierno continúa reprimiendo a la disidencia.
"De hecho, el cambio más importante ha sido su apertura con los EE.UU, pero eso tiene más que ver con la actual crisis económica que envuelve a Venezuela, que había sido el benefactor de Cuba después de la caída de la Unión Soviética. Ahora Venezuela ni siquiera puede permitirse el lujo de alimentarse a sí misma", destaca en el artículo After Castro—5 Nations Where Dictators Still Rule (Luego de Castro, 5 naciones donde gobiernan los dictadores).
"Mientras que ha habido alguna apertura para permitir la pequeña propiedad privada en los últimos años, no ha habido ningún movimiento hacia la reforma política. El hermano de Fidel, Raúl, promete dimitir cuando termine su período presidencial en 2018, para dar paso a su presunto sucesor, el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, en una sucesión controlada. Raúl se quedará como el jefe del Partido Comunista y seguirá siendo influyente detrás de la escena. Pero no será hasta que Raúl y miembros clave del Politburó estén muertos y enterrados que se pueda ver un verdadero cambio político en Cuba. La muerte de Fidel es el comienzo, no el final", sentencia la publicación.
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