Por CHICHÍ DE JESÚS REYES
Después del golpe de Estado del 23 de febrero de 1930 contra Horacio Vásquez se registraron hechos y acontecimientos que estremecieron el sentir de los dominicanos. El responsable de la mayoría de estas maniobras era el general Rafael Leónidas Trujillo, que promovió todo tipo de celadas para alcanzar el poder en las elecciones de mayo de 1930.
Pero la que puede considerarse la más trascendental fue la renuncia de los miembros de la Junta Central Electoral, acosados por las constantes amenazas de los colaboradores del futuro dictador, intranquilos por la virtual aceptación de la Alianza Nacional Progresista, cuyo candidato presidencial era el prestante ciudadano Federico Velásquez.
El primero de mayo, faltando 16 días para las elecciones, el presidente de la Junta, Domingo Estrada, renunció al cargo alegando poderosas razones, y una semana después Abigaíl Del Monte, vocal del tribunal, también se retiró. Al día siguiente, Domingo Ferreras, que había sustituido en la presidencia a Estrada, renunció al puesto. El otro vocal, Alcibíades Roca, fue elevado a la presidencia, pero también dimitió a la posición.
Preocupante. La trascendencia de la situación política del país preocupó sensiblemente al interino presidente de la República, Jacinto Peynado, porque el Gobierno entendía que sin Junta Electoral no podría haber elecciones, en cuyo caso las aspiraciones presidenciales de Trujillo tendrían forzosamente que posponerse.
(El presidente titular, Rafael Estrella Ureña, estaba en licencia al figurar en la boleta junto a Trujillo).
Pero el Gobierno, como era costumbre, resolvió el problema de manera administrativa, al margen de la Ley Electoral, y mediante decreto Peynado nombró una nueva junta, compuesta por hombres estrechamente comprometidos con la Confederación de Partidos, que impulsaba la candidatura Trujillo-Estrella Ureña.
Los nuevos integrantes del tribunal electoral fueron Roberto Despradel, como presidente, y los vocales el médico Arístides Fiallo Cabral y Rodolfo Coiscou, y como sustituto Rafael E. Galván.
Motivos. Acto seguido la Alianza y su candidato presidencial, Velásquez, protestaron la validez de la nueva Junta, argumentando las razones siguientes:
1º. Que no procedían los nuevos nombramientos porque la Junta no había recibido información oficial de las renuncias; 2º. Que los dos sustitutos que no habían renunciando (Francisco A. Hernández y el Dr. Coiscou), debían pasar automáticamente a ser miembros en el pleno goce de sus derechos.
En consecuencia, las vacantes a llenar serían las del Presidente y tres sustitutos. Ferreras debería pasar automáticamente a la Presidencia de la Junta, al renunciar Estrada, y 3º. Que los miembros eran nombrados por ley y sus dimisiones no podían ser efectivas hasta ser aceptadas por el Congreso Nacional.
Estos argumentos fueron descartados por los trujillistas, que alegaron que no podía perderse tiempo en tecnicismos, y la nueva junta entró en funciones al día siguiente de su designación, es decir, el 7 de mayo.
Decreto no grato. Esto provocó que Hernández, sustituto que no fue designado miembro, se marchó violentamente de la reunión, dejando el siguiente manuscrito:
Me presenté y me retiré debido a la presencia de nuevos miembros nombrados por decreto del Poder Ejecutivo, no habiéndose presentado los otros sustitutos designados por la Ley Electoral.
Ángel Soler, delegado de la Alianza en la Junta, se retiró también después de dejar la siguiente nota:
No concurro porque ninguno de los miembros de la JCE, ni sus sustitutos, nombrados mediante la Ley Electoral, están presentes.
El Gobierno defendió abiertamente su Junta y sugirió a la Alianza recurrir a las cortes de justicia, si no estaba conforme.
Conscientes sus dirigentes de que no podían competir con las armas y los grandes recursos de Trujillo y su presidente títere, Peynado, el 15 de mayo, un día antes de la celebración de las elecciones, los aliancistas anunciaron su retiro de torneo electoral, como único camino decoroso que nos señalan las circunstancias.
Las claves
1. Obra maestra siniestra
La maniobra, definida como la maniobra más trascendental del tirano en proyecto para alzarse con el poder fue la renuncia de los miembros de la Junta Central Electoral, acosados por las constantes amenazas de los colaboradores del futuro dictador.
2. Un sí preocupante
Estaban intranquilos por la virtual aceptación de la Alianza Nacional Progresista, cuyo candidato presidencial era el prestante ciudadano Federico Velásquez.
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