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PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

sábado, 30 de marzo de 2019

El saqueo de Franco (y los Franco). Alguna historia parecida por aqui?


La propaganda oficial cultivó el mito de un Generalísimo austero y alejado del dinero. La realidad es muy diferente. El dictador multiplicó su fortuna gracias a la victoria del bando nacional y a cuarenta años de operaciones financieras más bien turbias
JONATHAN MARTÍNEZ
29 MARZO, 2019
El 30 de agosto de 2017, 19 activistas del BNG franquearon los muros del pazo coruñés de Meirás, accedieron a la Torre da Quimera y desplegaron una pancarta en la que se podía leer “Franquismo nunca máis”. Un año más tarde, el juzgado de Betanzos los llamó a declarar. La Fundación Francisco Franco y la propia familia del dictador reclamaban 13 años de prisión por supuestos delitos de violación de morada con intimidación, atentado contra el honor, daños y odio. Lo cierto es que la ocupación del pazo y el proceso judicial pusieron en el centro del debate el dudoso patrimonio de los Franco. De hecho, aquella protesta sirvió para recordar que el Pazo de Meirás había sido adquirido en 1938 mediante recaudaciones forzosas y sustracciones de los salarios. En plena guerra civil, en un clima de represalia contra cualquier forma de disidencia, la Junta Provincial pro Pazo del Caudillo se paseó casa por casa en busca de “aportaciones voluntarias”.
Se cumplen 80 años del fin de la Guerra Civil y ninguno de los sucesivos gobiernos que han pasado por La Moncloa han sido capaces de poner en cuestión el origen de la fortuna de los Franco. El litigio de Meirás es un caso más dentro de una larga nómina de empresas y posesiones inmuebles que solo pudieron ser adquiridas mediante la extorsión y la fuerza. La Transición, que acaba de cumplir cuarenta años, no solo extendió un manto de impunidad sobre los crímenes franquistas. También blindó las fortunas de su clase dirigente. Mientras tanto, Chile ha emprendido un movimiento para recuperar el patrimonio expoliado durante el régimen militar. En junio de 2018, la Corte Suprema mandó decomisar bienes y propiedades de Augusto Pinochet por un valor de 1,6 millones de dólares. El escándalo estaba servido desde que en 2004 se conoció que el dictador había mantenido al menos 127 cuentas bancarias en el extranjero. Se calcula que el patrimonio oculto en el Banco Riggs ascendía a 27 millones de dólares.
El rápido enriquecimiento de Francisco Franco comienza con un salario que se fijó en 50.000 pesetas mensuales al finalizar la guerra y que fue ascendiendo con el paso de los años. Los últimos documentos revelan que en 1975 el dictador ingresaba 600.000 pesetas como Jefe de Estado y un sobresueldo de 154.710 pesetas como Capitán General y Generalísimo de los Ejércitos. Su nómina era unas veinte veces superior a la de un funcionario. En cualquier caso, Franco ya disponía de un generoso estipendio durante la Segunda República. En 1935, el joven oficial cobraba 2.430 pesetas mensuales como jefe del Estado Mayor Central del Ejército. El salario equivaldría a 5.262 euros de nuestros días. Sin embargo, la mayoría de las riquezas de la familia Franco no tienen que ver con ingresos regulares sino con apropiaciones, donaciones y maniobras que en un sistema democrático hubieran terminado en los tribunales.
Es difícil cuantificar el patrimonio de la familia Franco. El periodista Mariano Sánchez Soler, autor de Los Franco S.A., recuerda que las estimaciones rondan los 120 millones de euros. Sin embargo, otras hipótesis más atrevidas apuntan a 600 millones. Hablamos de un extensa red de fincas y sociedades mercantiles. Buena parte de sus ganancias tienen que ver con la explotación de su patrimonio inmobiliario. Fincas que fueron arrebatadas durante la dictadura terminaron adquiriendo con los años un valor disparatado. Gracias a la venta de sus propiedades, la familia ha ido disponiendo de liquidez cada vez que lo ha necesitado. El año pasado, los Franco sacaron al mercado el Pazo de Meirás por 8 millones de euros. En A Coruña aún mantienen en propiedad la Casa Cornide, un lujoso palacete que fue de titularidad pública y que pasó a las manos del Caudillo gracias a una red de corrupción urdida durante la dictadura. Así lo demuestran los investigadores Carlos Babío y Manuel Pérez Lorenzo en su obra Meirás. Un pazo. Un caudillo. Un expolio.
Poco después de que una inmobiliaria de lujo ofertara el Pazo de Meirás, la finca asturiana de La Piniella salió a la venta por cinco millones de euros. Aún es posible consultar en la web de Idealista el anuncio del palacete donde el dictador se retiraba a pescar salmones. Entre todas las operaciones especulativas protagonizadas por el clan Franco, hay una especialmente significativa. En 1951, el Caudillo adquirió por 13 millones de pesetas una finca de 9,8 millones de metros cuadrados en Arroyomolinos, Madrid. En julio de 2000, lo herederos firmaron un acuerdo con el alcalde del municipio, el popular Juan Verlarde, que permitió recalificar 3,3 millones de metros cuadrados para la construcción de 2.700 viviendas, un centro comercial y dos polígonos industriales. La maniobra podría haber reportado a la familia alrededor de 35 millones de euros. Para entonces, los Franco ya habían amortizado muchas otras propiedades. En 1988, por ejemplo, se embolsaron 320 millones de pesetas por el Palacio del Canto del Pico de Torrelodones, una finca que el conde de las Almenas había donado al dictador en 1937.
La propaganda oficial cultivó el mito de un Generalísimo austero y alejado del dinero. La realidad es muy diferente. Francisco Franco multiplicó su fortuna gracias a la victoria del bando nacional y a cuarenta años de operaciones financieras más bien turbias. En 1940, una vez acabada la guerra, el Caudillo ingresó 7,5 millones de pesetas por la venta de 600 toneladas de café donadas por el dictador brasileño Getúlio Vargas. El historiador Ángel Viñas, autor de La otra cara del Caudillo, entiende la operación como una maniobra de lucro privado a partir de un producto que había sido destinado a la población civil. La cantidad ingresada es elevadísima en una época de carestía como la posguerra, cuando el café era un valioso material de contrabando. En las cuentas de Franco aparece otro ingreso llamativo. Durante un tiempo indeterminado, la Compañía Telefónica Nacional entregó al Generalísimo un donativo mensual de 10.000 pesetas. El equivalente a unos 11.000 euros. La fortuna del tirano sumaba en 1940 una cifra equiparable a 400 millones de euros de nuestros días. Entre otras corruptelas, una porción de los donativos destinados al bando sublevado habían terminado en sus bolsillos.
El 29 de diciembre de 2017, moría en su casa del barrio de Salamanca de Madrid la hija única del dictador. Carmen Franco, viuda del marqués de Villaverde, dejaba siete hijos y veinticinco entradas en el Registro de la Propiedad. Hasta antes de morir, había sido la administradora única de Fiolasa, que por entonces contaba con un activo superior a los 20 millones de euros. Los siete nietos de Franco han sabido sacar partido de su ventaja. “He vivido toda mi vida sin trabajar”, decía en Telecinco Carmen Martínez-Bordiú. Francis Franco, por su parte, participa en una veintena de sociedades. Por ahí están otras empresas como Caspe, Promociones del Suroeste o Arroyo de La Moraleja. El año pasado, la sociedad Cauce fue condenada a pagar dos millones de euros Hacienda. También el año pasado se conoció que la mercantil Montecopel se había acogido a la amnistía fiscal de Montoro para regularizar 7,5 millones. En los órganos de dirección de Sargo Consulting se repiten hasta siete veces los apellidos Franco y Martínez Bordiú. Una por cada hermano. Existe un inmenso holding familiar que nació en el palacio de El Pardo y que engorda todavía hoy gracias a las rentas de una guerra ganada.
El pasado mes de febrero, la justicia avaló que la familia Franco siga reteniendo dos estatuas del Pórtico de Gloria de la catedral de Santiago de Compostela. Las dos figuras del Mestre Mateo habían desaparecido de la casa consistorial durante una visita del Generalísimo a la ciudad en 1954. A pesar del contratiempo, el Ayuntamiento de Santiago no quiere darse por vencido. La batalla continúa también en Meirás, donde el historiador Carlos Babío se expone a un juicio por calumnias contra los herederos del dictador. El expolio de la familia Franco sigue siendo, todavía hoy, una de las heridas mal cerradas de una Transición tejida a medida de los vencedores. Al margen del combate legal, han existido en los últimos años algunos hallazgos documentales que al menos ha permitido desmontar algunos mitos. Ni Franco fue un gobernante austero ni su familia se enriqueció de forma lícita.

martes, 26 de marzo de 2019

Los dictadores no aprenden I y II



 José Vargas Sifuentes

Demuestran, así, que no han leído la historia, y si lo han hecho no han recogido sus experiencias; ergo, están condenados a repetir sus tristes finales.

En esta nota vamos a recordar –o, para el caso, recordarles a quienes abusan del poder– el triste final que podrían tener, como ha ocurrido con la gran mayoría de sus predecesores en Asia, África y América, principalmente.

Antes, recordemos que de los 194 países existentes en el mundo 48, es decir, una cuarta parte (24.7 % para ser exactos), vive bajo un régimen totalitario.

El resto de los países que conforman la comunidad internacional impedidos de tomar acciones contundentes se limita a debatir, emitir comunicados, condenar verbalmente, lamentar la crueldad de estos regímenes; mientras el Papa envía bendiciones y pide ayudar a los más necesitados.

Los dictadores –sus familiares y allegados– acumulan riquezas y se rodean de lujos (castillos, autos, joyas), y se ‘olvidan’ que venimos al mundo desnudos e igual nos vamos de él. Los dictadores que en el mundo han sido –y son lamentablemente– nunca han reflexionado –ni reflexionan– en esto… Y siguen haciendo de las suyas.

Todo para que al final mueran ajusticiados o vivan sus últimos días escondidos, en medio del repudio universal, humillados y vejados por su propio pueblo.

Algunos dictadores fueron víctimas de la venganza de sus pueblos y obligados a probar de su propia medicina. Otros tuvieron mejor suerte, lograron huir o murieron antes de ser condenados. Dicho esto, recordemos los casos de Muamar el Gadafi, el hombre que dirigió Libia durante 42 años, fue capturado, sodomizado y muerto el 20 de octubre del 2011; Zine El Abidine Ben Alí, dictador de Túnez (1987-2011), vive huyendo de su país para no enfrentar 66 años de prisión; Sadam Husein, el hombre que llegó al poder en 1979 en Irak, murió ahorcado el 30 de diciembre del 2006 tras ser derrocado por tropas estadounidenses; y Nicolae Ceausescu, dictador de Rumanía durante 24 años, y su esposa, Elena, fueron fusilados públicamente el 22 de diciembre de 1989.

Pol Pot, el dictador de Camboya, murió el 15 de abril de 1998 en una choza aislada cerca de la frontera con Tailandia; Jean-Bédel Bokassa, que se proclamó presidente vitalicio y autocoronó emperador de la República Centroafricana, fue derrocado, arrestado y juzgado por traición, asesinato, canibalismo y apropiación ilícita de fondos estatales, y murió víctima de un ataque cardiaco en noviembre de 1996.

Slobodan Milosevic, presidente de Serbia (1989-1997) y de Yugoslavia (1997-2000), acusado de crímenes contra la humanidad, genocidio y limpieza étnica, fue hallado muerto el 11 de marzo de 2006 en su celda en La Haya, cuando enfrentaba al Tribunal Penal Internacional (CPI).

Otros casos: Enver Hoxha, dictador de Albania, pasó los últimos años de su vida en silla de ruedas hasta su muerte el 11 de abril de 1985; Charles McArthur Ghankay Taylor, presidente de Liberia, primer jefe de Estado condenado por la CPI, cumple una condena de 50 años por crímenes de guerra y lesa humanidad; Juvénal Habyarimana, el ‘Invencible’ dictador de Ruanda (1973-6 de abril de 1994), murió al ser abatido por un misil en el avión particular en el que viajaba; Hosni Mubarak, que gobernó Egipto durante 30 años, fue sentenciado a cadena perpetua, pero nunca cumplió su condena.

Para terminar: Mengistu Haile Mariam, tirano de Etiopía (1974-1991), fue condenado a muerte en el 2008, pero vive en el exilio en Zimbabue; Robert Gabriel Mugabe, que estuvo 37 años en el poder de Zimbabue, es otro suertudo que vive a todo lujo en su propio país.

Los hasta aquí referidos son solo una muestra. No nos hemos referido a los casos del führer Adolf Hitler, que se suicidó y su cadáver cremado; al duce Benito Mussolini, fusilado y su cadáver exhibido públicamente junto al de su esposa, Clara Petacci, en abril de 1845; ni a Idi Amin Dada, el ‘Caníbal de Uganda’, que murió en el exilio en Arabia Saudita, el 16 de agosto del 2003.

Tampoco hemos olvidado la suerte no menos ominosa que corrieron los dictadores que nos tocó en suerte a los países latinoamericanos. Los evocaremos en la siguiente crónica.Veamos cómo terminaron sus días quienes creyéndose los nuevos ‘mesías’, salvadores de sus pueblos, se empeñaron en perpetuarse en el cargo. Citaremos solo a los más nefastos y recordados, y a quienes actuaron como tales en nuestro propio país. 

Anastasio ‘Tacho’ Somoza García, dictador de Nicaragua desde 1927, murió el 29 de setiembre de 1956, víctima de los cinco balazos que recibió ocho días antes. 

Anastasio ‘Tachito’ Somoza Debayle, hijo del anterior y último de la dinastía, autoritario y absolutista, gobernó entre 1967 y 1979, cuando fue derrocado. Se exilió en Paraguay, pero fue ametrallado el 11 setiembre de 1980 en una calle de Asunción. Murió con 25 impactos de bala en el cuerpo.

Rafael Leonidas Trujillo, cabeza de una de las tiranías más sangrientas del continente, gobernó República Dominicana durante 30 años y murió ametrallado el 30 de mayo de 1961. Él inspiró la novela La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa.

Humberto Castelo Branco asumió el Gobierno de Brasil tras un golpe de Estado en 1964 y murió el 18 de julio de 1967 en un accidente aéreo.

Gustavo Rojas Pinilla cometió un golpe de Estado, gobernó Colombia entre 1953 y 1958, y murió de un infarto cardíaco el 17 de enero de 1975.

Fulgencio Batista, gobernante de Cuba (1940-1944), protagonizó un golpe militar en 1948 y asumió todos los poderes hasta fines de 1958, cuando huyó del país, se refugió, sucesivamente, en República Dominicana, Madeira y Guadalmina, donde murió el 6 de agosto de 1973.

Marcos Pérez Jiménez, presidente de facto de Venezuela (1952-1958), fue depuesto por un golpe militar. Se exilió en República Dominicana, Estados Unidos y España, hasta su muerte, el 20 de septiembre de 2001, tras sufrir un ataque al corazón.

Francois Duvalier, ‘Papa Doc’, fue presidente constitucional de Haití desde 1957 y dictador desde 1964 hasta su muerte, el 21 de abril de 1971, como presidente vitalicio. Su cuerpo fue desenterrado y apaleado ritualmente. 

Su hijo, Jean-Claude Duvalier, ‘Baby Doc’, lo sucedió en el poder hasta su derrocamiento en 1986. Murió el 4 de octubre del 2014, víctima de un ataque al corazón.

Augusto Pinochet, cabeza de la dictadura militar de Chile (1973-1990), murió el 10 de diciembre del 2006 antes de ser sentenciado por la Corte Suprema de su país.

Jorge Rafael Videla, gobernante de Argentina (1976-1981), fue condenado a cadena perpetua y confinado en una cárcel común, donde murió el 17 de mayo del 2013. 

Manuel Antonio Noriega, ‘Hombre fuerte de Panamá’, fue derrocado tras una operación militar orquestada por EE. UU. Purgó 20 años de prisión en este país y siete en Francia. Enfrentaba un juicio en su propio país, pero murió el 29 de mayo del 2017 tras una operación en la que se le extirpó un tumor cerebral.

Alfredo Stroessner gobernó Paraguay durante 35 años y murió el 16 de agosto del 2006 en su exilio en Brasilia por un mal pulmonar.

Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela desde febrero de 1999, murió en el poder el 5 de marzo del 2013, víctima de un cáncer.

Augusto B. Leguía, el mandatario que más años ha gobernado nuestro país (1908-1912 y 1919-1930), fue derrocado y murió el 7 de febrero de 1932 víctima de una bronconeumonía que contrajo durante su prisión en El Frontón y en el Panóptico.

Manuel A. Odría (1948-1956) tuvo mejor suerte que otros dictadores: nunca fue investigado por los actos de corrupción de su gobierno, y murió tranquilamente el 18 de febrero de 1974.

La historia no miente; demuestra que las malas prácticas gubernativas que eligieron en la creencia de que sus procesos tendrían un final feliz y que se rendiría culto a su memoria solo les garantizó el triste final que les tocó vivir.

La lista es más larga. La historia se encargará de evidenciarlos, pero por ahora corrobora lo que ya dijimos: los dictadores no cambian. Y no cambiarán mientras se sientan enviados de Dios. Nosotros sí sabemos cómo terminan.

El trágico final de las dictaduras

No toda dictadura culmina de manera trágica, ejemplo de ellas fueron los finales de Juan Vicente Gómez en su lecho, Marcos Pérez Jiménez, que abordó en la Carlota el 22 enero en la tarde noche la famosa vaca Sagrada o Papa Doc, que abandonó pacíficamente Haití luego de la presión ejercida por los norteamericanos. Todas estas salidas incruentas tienen en común el entendimiento, por parte del dictador, que su tiempo ya estaba vencido y que lo más aconsejable para garantizar su integridad física era, como se dice en criollo, picar cabos.
Los ejemplos de finales trágicos, teniendo como resultado la muerte del tirano, son ampliamente conocidos y solo para recordar los más notorios están: Mussolini, Rafael Leonidas Trujillo, Sadam Hussein, Gadafi, Hitler (se suicidó, no le quedaba otra), Pol Pot, Mobutu y Ceaucescu. Otros, si bien no fueron asesinados fueron a prisión, como Milosevic y Noriega.
Es evidente que lo mejor para cada país sería que la salida fuese incruenta y que se hiciese, dentro de lo posible, en el marco constitucional o legal, pero eso sólo depende de la racionalidad y capacidad de entendimiento del dictador. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, la sed de poder los envanece y terminan creyéndose que podrán seguir gobernando por siempre.
Esperemos que las lecciones del pasado sirvan hoy a los que pretenden perpetuarse en el poder y entiendan que es preferible una negociación que les permita irse en paz, en vez de jugarse la suerte -y tal vez algo más- si se empecinan en querer seguir mandando cuando el pueblo ya no los secunda.

Restos de Franco estarán muy cerca de los de su amigo Rafael L. Trujillo

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MADRID, España.- Los restos del dictador español Francisco Franco serán llevados el 11 de junio próximo al mismo cementerio donde se encuentran los de su amigo, el también dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, el personaje más famoso y controversial que ha tenido la República Dominicana en todos los tiempos.
Se trata del camposanto de Mingorrubio-El Pardo, ubicado cerca de Madrid, donde también están inhumadas otras figuras importantes de España, entre ellas artistas, políticos y uno que otro acaudalado empresario.
A lo largo de 31 años Trujillo ejerció el poder en la República Dominicana, unas veces como presidente y otras utilizando a gobernantes títeres.  Durante su dictadura este país caribeño pasó a ser,  de una aldea a un país con estructuras físicas e instituciones estatales sólidas, aunque con muy escasas libertades públicas.
La influencia de trujillo, para bien o  mal, ha sido tal que no hay un sólo día en que su nombre no salga a relucir en las múltiples tertulias nocturnas  que se escenifican fundamentalmente en la capital dominicana.
¿Cómo llegaron los restos de Trujilo a España?
Trujillo, con 69 años de edad, fue asesinado a balazos el 30 de mayo del 1961 cuando se dirigía en la noche a San Cristóbal, su ciudad natal.
Su sepelio fue el 2 de junio de ese mismo año en esta última ciudad y su cadáver depositado en el sótano de la Iglesia Parroquial, una sólida edificación inaugurada el 24 de octubre de 1949.   Muestra del servilismo de los contemporáneos hacia “El Jefe” es que esta inauguración coincidió con el cumpleaños número 58 de Trujillo y que el templo llevó inicialmente nada más y nada menos que el nombre de “San Rafael”.
 (Cuando se diseñó este templo, su arquitecto,  el francés Henry Gazón Bona concibió que  su sótano estuviera destinado a ser  un gigantesco panteón donde reposarían los restos de Rafael Leonidas y 30 de sus parientes cercanos, como “homenaje de gratitud” a este “ilustre” hijo de San Cristóbal, considerado “benefactor de la Patria y padre de la Patria Nueva”).
El cadáver del Dictador fue depositado en un sarcófago de bronce,  rodeado de docenas de coronas de flores. Permaneció en ese lugar seis meses hasta la noche del 19 de noviembre de 1961, cuando fue retirado por su hijo Ramfis.  En medio de un sigiloso operativo militar,  sacaron el cuerpo del sarcófago y lo depositaron en otro más liviano para ser llevado al  muelle de  Andrés, Boca Chica,  donde lo esperaba el yate Angelita para ser sacado luego del país junto a numerosas cajas herméticamente cerradas (supuestamente cargadas de dólares y lingotes de oro).  La nave era escoltada por la Fragata 101, de la Marina de Guerra, al  mando del entonces capitán de Navío Francisco Javier Rivera Caminero.
Esa misma noche los Trujillo entregaron el poder y se marcharon del país. En otro yate denominado “Presidente Trujillo”, comandado por el capitán César Gil García,  iba el general Trujillo hijo,   su cuñado Luis José León Estévez y sus amigos  Gilberto Sánchez Rubirosa y  Marcos Gómez hijo,  además de una  hermosa  alemana “amiga” de Ramfis, que frecuentaba una casa veraniega que éste tenía  donde hoy está el Club Náutico de Santo Domingo.
En la madrugada del lunes 20 de noviembre el yate llegó al puerto de Basse-Terre, Guadalupe, y  continuó ruta hacia  Point-a-Pitre donde los pasajeros tomaron un avión con destino a Paris.  Posteriormente la fragata  fue retornada a la base naval de Las Calderas, en Baní.
Aparentemente, al llevarse el cadáver del templo de San Cristóbal, el hijo mayor del fallecido tirano buscaba impedir  que tras su salida de la República Dominicana dicha tumba fuera profanada y los restos de su padre ultrajados.
La prensa publicó que llevaba US$95 millones
Salomón Sanz, quien fuera amigo personal de Rafael Trujillo hijo, narró en una opotunidad al periódico El País, de España,  las peripecias de los restos mortales del dictador dominicano: “Corría el mes de noviembre de 1961 y el cadáver embalsamado de Trujillo navegaba en el lujoso yate Angelita con rumbo a Francia. Al llegar a las islas Azores, se ordenó al comandante del barco que regresara a la República Dominicana”. La orden llevaba tras de sí un argumento de peso: la Prensa había revelado que el yate transportaba 95 millones de dólares en lingotes de oro.
“Se requisó la carga del barco sin que aparecieran los lingotes. El féretro, sin embargo, fue respetado y pudo salir a duras penas de las islas en un DC-7 de la compañía Panamerican con destino al aeropuerto de Orly (París). En diciembre de 1961 fue enterrado en el cementerio de Pére Lachaise, a escasos metros de la tumba de Beethoven”. Pero lo que hoy queda en el cementerio francés no es más que la lápida.
Los restos mortales fueron llevados a Madrid nueve años después por iniciativa de la última esposa del dictador, María Martínez Alba, natural de un pueblo de Cádiz (Trujillo se casó tres veces y tuvo ocho hijos).
Quizás la decisión de la Familia Trujillo de trasladar los restos  a Francia estuvo basada en el hecho de que años antes, en 1954, Trujillo realizó una visita de Estado a España, donde fue recibido como un rey por el entonces dictador Francisco Franco.  Durante la misma recibió los más altos honores y fue condecorado en el palacio de El Pardo. Franco le entregó el collar de la Orden de Isabel la Católica y Trujillo reciprocó imponiéndole la Gran Cruz-Placa de Oro de Trujillo.
En los años siguientes Ramfis visitaba con frecuencia Madrid, donde ya era famoso por sus parradas nocturnas y francachelas “a cuerpo de rey”.  Poco después murió en Madrid.
La tumba no está abandonada
Periodistas de ALMOMENTO.NET visitaron el cementerio El Pardo.  En principio empleados del cementerio les advirtieron que no se permitían tomar  fotografías ni filmar, pero luego accedieron gustosos a que lo hicieran.
Una vez dentro del camposanto, se observan panteones de familias distinguidas, como las de Oreja Aguirre o Banús.  A poca distancia de la entrada está un imponente mausoleo con un gran letrero que dice “Familia Trujillo”,  de unos ocho metros cuadrados y que sobresale porque está forrado de mármol negro.  Su entrada está flanqueada por un pórtico con dos columnas. A través de la puerta acristalada se llega a distinguir el interior, con un pequeño oratorio de mármol con flores secas.
Contrario a lo que medios periodísticos han señalado, la  tumba  no está abandonada ni tampoco es humilde. Aquí también están los restos de Ramfis Trujillo Martínez, el hijo mayor del Dictador, quien murió aquí el 28 de diciembre de 1969 en un accidente automovilístico.
Periodistas de ALMOMENTO.NET preguntaron a uno de los empleados del lugar: ¿Si al igual como se hace en los hoteles diéramos a los cementerios  calificación en estrellas, cuántas tendría el de El Pardo?.  Respondió: “Indiscutiblemente, éste tiene cinco”).
“Misterioso visitante”
Uno de los empleados del cementerio Mingorrubio-El Pardo reveló que hace poco tiempo estuvo allí un “misterioso personaje” que, a juzgar por las apariencias, es una figura muy importante de la República Dominicana.  “Primero vinieron dos oficiales a hacer observar el panteón de Trujillo y todo su interno, y al otro día llegó el personaje con una escolta de más de nueve personas que viajaban en vehículos negros”.
Los periodistas nos marchamos del lugar reflexionando sobre las ironías de la vida, las cuales han hecho que el cadáver de Trujillo, uno de los personajes más relevantes de la historia dominicana, se encuentren “reposando” en un país en el que nunca vivió ni al cual sirvió.
sp-am

De Baní al mundo Carmita Landestoy, la creativa

Susy Tejeda
Especial para el LD
Santo Domingo
De Baní al mundo Carmita Landestoy, la creativa
Fue la primera mujer que escribió contra Trujillo. El dictador trató de mancillar su honor a través de una de sus vías preferidas: el Foro Público del periódico El Caribe. Fue una de esas cartas anónimas que se firman “por una amiga que te estima”.
El hecho ocurrió en 1945. Ya desde 1944 Carmen Leonor Landestoy (Carmita) fue separa del poder y tuvo que salir del país. Ese año ella perdió su trabajo y el gobierno comenzó un cerco en su contra, tal y como era costumbre contra los intelectuales al servicio del tirano. Era la época del corredero de pasillos, del chisme mal intencionado y del cúmulo de las bajas pasiones. Carmita Landestoy había hecho una obra fundadora.
Desde 1938 hasta 1945 fue una fiel defensora de los derechos de la mujer. Recorrió al país como conferencista, fundó la revista “Hogar” y el periódico “Prédica y Acción”; estudió en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santo Domingo (hoy UASD). Por esos años publicó varios artículos en Listín Diario y las obras “Temas históricos” y “Temas de lectura”. Este último dedicado a la enseñanza escolar.
Toda su labor intelectual se consolidad aún más al impulsar la creación del Desayuno Escolar en todas las escuelas públicas del país, los clubes de madres, las Juntas Visitadoras Sociales y las Escuelas Nocturnas de Educación de Adultos.
Toda es intensa actividad le procuro enemigos en las altas esferas del poder y ya para finales de 1944 decide salir del país, previendo todas las represalias que vendrían contra ella.
Ante tales circunstancias, se le ocurre como única salida salir del país. Y para lograrlo, acudió a la supuesta “bondad” del Jefe. Le escribió una carta donde aludía a una enfermedad de su madre que residía en los Estados Unidos y que requería de las atenciones y cuidados que solo ella podía brindarle. Los términos de aquella misiva fueron redactados con tono mesurado y mirada cuidadosa para no despertar la ira del tirano.
Su Biografía
Carmita Landestoy nació en Baní el 10 de setiembre de 1894 y falleció en Nueva York, en 1988. Fue hija de Tomás Landestoy y Manuela Félix Pimentel. Su profesión de escritora se inició en el periódico Listín Diario donde escribió artículos basados en temas sociales. También publicó temas referentes al medioambiente, educación, la diáspora dominicana y su rol social en los Estados Unidos. Carmita Landestoy fue maestra desde los 14 años, debido a que su padre perdió la visión por una mala práctica médica. Fue considerada como una persona muy positiva, alegre y atrayente.
Carmita residió fuera del país desde 1927, pero regresó en 1938. Fue defensora de los intereses de la mujer, donde dirigió el Plan de Asistencia Social de ayuda a la mujer. En 1944 perdió su empleo y tuvo que salir del país. Fue condenada al ostracismo por el régimen de Trujillo a pesar de haber integrado el Partido Dominicano y haber hecho desde este órgano importantes aportes en beneficio y desarrollo  de la educación y la integración social. Visitó el país después de la muerte del sátrapa Rafael Leonidas Trujillo, pero regresó a los  Estados Unidos durante la invasión norteamericana de 1965, y jamás volvió.
Su obra  “Yo también acuso al sátrapa”
Hastiada y llena de vergüenza por los horrores de la dictadura, Carmita entregó a la imprenta en diciembre de 1945 su libro  “! Yo también acuso! ” donde recogía, en 162 páginas, informaciones, testimonios y vivencias que demostraban que Trujillo era el más cruel dictador de América Latina.
Sin embargo, los servicios de inteligencia de Trujillo conocían el contenido del libro y pusieron en práctica una campaña de descréditoy difamación en su contra que incluyó, de la ya referida publicación en el Foro Público, la puesta en circulación de un oprobioso opúsculo titulado “Mis relaciones con el presidente Trujillo”. Esto no fue impedimento para que ella continuara con su intención de publicar su obra la cual vio a la luz en julio de 1946.
Una cita del libro
“Rafael Leonidas Trujillo, enamorado de la gloria, le ha sacrificado hasta el honor, cometiendo toda clase de crímenes cuando en realidad lo único que ha conseguido es hacerse notorio, porque cuando la historia traiga a la luz todos los detalles de su vida, su nombre será conocido como el más cruel tirano de América.
 “La historia se encargará de arrancarle, uno por uno, esos títulos y esos disfraces, para dejarlo ante la posteridad, tal y como es: un ladrón vulgar”...
Libro
El Archivo General de la Nación reeditó su obra “Yo acuso”, prologada por Alejandro Paulino.
Homenaje 
En Cuba y en los Estados Unidos también se han publicado varias ediciones de “Yo acuso”.

…Y el teniente se pegó un tiro

Por German Almonte
El mismo día en que nos enteramos que el popular merenguero Fernandito Villalona era ascendido a teniente (sí, leyó bien, Fernandito es teniente) del honorable Ejército Nacional, supimos también que un teniente (de verdad) de la Policía se había suicidado, frustrado porque su nombre no estaba en la lista de los 6,903 agentes ascendidos de rango.
Cuando el teniente Bernardo Alberto Paredes escuchó al director de la Policía, mayor general Ney Aldrin Bautista Almonte, hacer el anuncio con bombos y platillos, dio por un hecho que su nombre estaría entre los agraciados.
Tenía 53 años de edad, y 28 como miembro de la Policía Nacional. Nunca pasó de teniente, a pesar de haber trabajado como chofer de Jacinto Peynado y pasar más 15 años al servicio de un general.
“Mi papá estaba frustrado con eso, siete años esperando que lo ascendieran, y es cada cuatro años que ascienden, y mi papá con 50 y pico de años y era un jodío teniente pelao, entregándole toda su vida a esa mierda (la Policía).
Si hubiera sido un ladrón hubiera sido hasta coronel”, dijo Luis Fernando Paredes, uno de sus hijos y con quien vivía el oficial en una humilde casita.
El teniente Bernardo tenía la esperanza de que lo ascendieran para retirarse como capitán y vivir tranquilo los años que le quedaran de vida tras una larga carrera policial, en la cual –según sus familiares- se destacó por su honestidad.
Pero nadie escribió su nombre en la tan esperada lista.
La frustración y la desesperanza apretaron el gatillo de su pistola de reglamento, con la cual se pegó un tiro en la cabeza. Así, pensó, acabaría con el calvario de una larga espera. Un error.
Lo penoso de este caso es que no es único ni nuevo.
Tanto en la Policía como en las Fuerzas Armadas, y esto es desde cuando la Era de Trujillo, muchas veces los ascensos se hacen, más que por mérito, por enllavadura, por dinero o para complacer a otro jefe o a una hermana de la querida.
Solo hay que recordar que el sátrapa Rafael Leonidas Trujillo, el mismo que hablaba de rectitud, nombró coronel a su hijo Ramfis con apenas cinco años de edad.
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En los fatídicos 12 años de Balaguer también era frecuente ver personas con rango de oficial sin haber pisado nunca un cuartel o un destacamento.
Narcotraficantes como Arturo del Tiempo han figurado como miembros honoríficos de la Policía. Figueroa Agosto andaba por ahí con un carné del DNI. Quirino Ernesto Paulino Castillo llegó a ostentar el rango de capitán del Ejército.
Fernandito, quien no ha hecho otra cosa que cantar y pedirle a Juanita que le meza su jamaquita, ya es teniente.
También hay hombres de sotana con altos rangos, incluido el cardenal, que es mayor general (a Dios gracias), y peloteros de Grandes Ligas, como Robinson Canó, con categoría de oficial, a pesar de que nunca han hecho “yuca”.
En la Policía y las Fuerzas Armadas es un secreto a voces que empresarios y generales usan sus influencias para “enganchar” a sus hijos, o al hijo de algún familiar o allegado, y luego se los “asignan”, de modo que esa persona cobra un sueldo sin dar un golpe ni de karate, además de que a veces los ascienden antes de tiempo. También es cierto que por lo general el falso escolta tiene que entregar la mitad del sueldo al general que le hizo el favor de engancharlo. Corrupción.
Mientras tanto, los policías de verdad, como el teniente y ahora difunto Bernardo, pasan las de Caín. Eso tiene que cambiar, porque lo demasiado hasta el diablo lo ve.

domingo, 10 de marzo de 2019

Mecanismos de Trujillo para la represión política: Los cocuyos de la cordillera, el ejército privado de Petán Trujillo (17)

Los Cocuyos de la Cordillera fueron formados en 1959 como una unidad paramilitar  con pretensiones regionales, organizada en la provincia de La Vega con extensión a diversos puntos de la zona del Cibao, bajo la responsabilidad e interés de José Arismendi-Petán-Trujillo[1], personaje que convirtió a la población de Bonao en el centro de operaciones de su feudo y ejército privado. Petán, conocido popularmente por su conducta delictuosa  y ser propietario de la empresa radiotelevisiva conocida como “La Voz Dominicana”,  se consideró el más  sádicos y violentos de los hermanos del dictador  Rafael L. Trujillo Molina.
Cocuyos: La rareza de su nombre
Momento en que J. Arismendi Trujillo procede a condecorar al doctor José García, uno de los miembros de los Cocuyos de la Cordillera.
El cocuyo es un insecto  familia de la luciérnaga,  que en las noches  oscuras de los campos  y zonas montañosas de la República Dominicana, emite destellos de luz del color verde que atemoriza a quienes la ven. Relacionado en la religiosidad popular con la creencia en la existencia de los muertos desandando por trillos y caminos, también son  llamados  “nimitas”, refiriéndose a las “animas”, o almas de los fallecidos  que supuestamente  hacen “asomos” en lugares sombríos y solitarios.
La utilización del nombre del “cocuyo”, para referirse al aparato semimilitar organizado por Petán Trujillo,  está vinculada a la presencia de estos personajes al servicio del hermano de Trujillo  en lugares bajo su control y en los que imponía su dominio, y en zonas boscosas y montañosas frecuentadas por personas tenidas como potenciales enemigas de la dictadura. 
Con la referida designación de “Cocuyos de la Cordillera”, Petán buscaba presentar su ejército privado y a sus integrantes, como hombres  del campo, residentes en los lugares más apartados y altos de la Cordillera Central;  armados de fusiles, revólveres y armas blancas, especialmente machetes, con las que, imponiendo el miedo, controlaban los parajes y  aterrorizaban permanentemente  a los transeúntes y residentes de esos lugares.
Los “cocuyos”, como lo refiere Rafael Chaljub Mejía en su obra La Era en los días del fin, eran hombres que conocían “los senderos, trillos y caminos difíciles y ocultos de esta parte de la cordillera central”[2]  , organizados en los primeros días de abril de 1959 con el objetivo de servir de fuerza de choque contra los expedicionarios antitrujillistas que posteriormente salieron desde Cuba y llegaron a las costas y montañas dominicanas en junio de 1959, con el propósito de derrocar la dictadura de Trujillo a través de la lucha armada. Los expedicionarios desconocían que la zona donde intentaron  operar se encontraban muy activos los referidos “cocuyos de Petán”.[3
Razones para la formación de los cocuyos.
Desde el triunfo de la revolución cubana y la ascensión de Fidel Castro a la presidencia de Cuba en enero de 1959, Rafael L. Trujillo mostró preocupación y dio mayor seguimiento a los exiliados radicados en esa isla, a la espera del desarrollo de los planes contra su gobierno. El repudio a su régimen de parte de los gobiernos de Venezuela, Costa Rica y Cuba,  y los vínculos de estos con la oposición a Trujillo radicada principalmente en Caracas y La Habana,  fue suficiente para que el mandatario dominicano percibiera que su régimen podía estar seriamente amenazado desde el punto de vista político-militar y que existía la posibilidad de una expedición armada contra su gobierno. De hecho, el dictador conocía los planes, aunque no parecía contar con la información precisa del momento en que esta acción contra su gobierno iba a ser ejecutada. Ante esas expectativas, el régimen procedió a la formación de varias agrupaciones paramilitares, como fueron la Legión ExtranjeraLos Jinetes del Este, los Cimarrones de la Frontera y los Cocuyos de la Cordillera, todos con fines preventivos y para la defensa de su administración.
Los Cocuyos de la Cordillera quedaron organizados antes de junio de 1959, como una fuerza paramilitar que tenía por finalidad el control de la población civil de la región del Cibao, con el propósito del mantenimiento de la paz y el orden público, y para “contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país obligó a convertir en el contingente armado”. [4]
Aunque Ramfis Trujillo, el hijo preferido del dictador, actuando como Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas dijo en un comunicado que los Cocuyos de la Cordillerafueron organizados con “voluntarios campesinos para contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país” y organizado debido a la “presencia en territorios dominicanos de fuerzas expedicionarias que irrumpieron por las zonas de Constanza, Maimón y Estero Hondo”,[5] la verdad que su formación aconteció meses antes de aquel acontecimiento.
Petán Trujillo armado de una ametralladora Thompson mientras se encontraba en la Base Aérea de San Isidro el 19 de noviembre de 1961
La población se enteró de la formación del grupo de Petán, cuando en la ciudad de Bonao se organizó un desfile, el 12 de abril de 1959, en que marcharon juntos miembros de la Legión Extranjera Anticomunista y los grupos de campesinos integrados en los  Cocuyos de la Cordillera, bajo las órdenes del teniente general José Arismendi Trujillo Molina.[6]  En esa ocasión, en que los miembros del recién creado ejército privado del hermano de Trujillo desfilaron en el campo de deporte la referida localidad, se informó en el periódico El Caribe, que los cocuyos estarían integrados por “hombres que conocen los senderos, trillos y caminos difíciles y ocultos de esta parte de la cordillera central”.[7]
En esa ocasión, el hermano del presidente Trujillo expresó que esos campesinos estarían dispuestos a “convertirse en clarín de guerra y que su machete de trabajo está presto para transformarse en espada vengadora o en ariete flamígero, capaz de segar cabezas en lugar de espigas”.[8]
Petán y sus miles de cocuyos
En cuanto a la cantidad de miembros pertenecientes a los cocuyos de Petán, no existen cifras creíbles. El periódico El Caribe del 13 de abril de 1959  da la cifra inicial de 3 mil desfilando en Bonao, mientras que el coronel Luis José León Estévez, en una entrevista publicada en la Revista Militar en mayo 1960, dice que los cocuyos sobrepasaban los 10 mil hombres.]9] No hay forma de acceder a una información veraz sobre este particular, pero, debido a la expansión lograda por el referido cuerpo semimilitar a varios pueblos del Cibao y que entre una fecha y otra hay aproximadamente un año, se podría considerar que el número de “cocuyos” pudo haber alcanzado los 5 mil o 6 mil alistados, que era sin dudas, una cantidad apreciable.
Bonao como centro de operaciones
La pacífica y laboriosa comunidad de Bonao, perteneciente a la provincia La Vega,  a la que todos llamaban “la villa de las Hortensias”, dejaba pasar por su avenida principal la importante carretera Duarte.  Arismendi Trujillo la convirtió desde temprano la dictadura, en el territorio en que expandió su poderío militar y su influencia política y económica como consecuencia de ser, además de alto oficial de las Fuerzas Armadas, hermano del mandatario.
La localidad de Bonao, dice Rafael Chaljub Mejía, fue convertida por el militar en el “campo propicio para disponer a su brutal y retorcida voluntad, de cualquier cosa que despertara su codicia.[10] La influencia de Arismendi Trujillo en ese pueblo, dice tambien el historiador Robert Crassweller, era una forma de imitar a su hermano presidente, por lo que trató a “contrapelo de Trujillo, de tener bajo control los militares del Cibao”.[11] :
“A tal efecto—narra Crassweller—dio  nueva vida a la pequeña ciudad de Bonao, entre Santo Domingo y Santiago, convirtiéndola en cuartel general de sus dominios personales, feudales en todo  excepto de la tenencia de tierra. Allí presidió toda clase de construcción; estableció clubs, abrió calles y fundó pequeñas empresas;  se las daba de grand seigneur, mientras alimentaba cuidadosamente otras ambiciones, pronunciando discursos de la pomposa manera a que era afecto, recitando poesía y entregándose a innumerables fatuidades. Allí pudo acumular haciendas y propiedades de toda clase y forzar a aceptar su participación en todo negocio local que llamara su atención. Y allí se entregó también a los excesos de vicio en una escala que resultaría difícil de creer a todos cuantos no conocieran las condiciones imperantes en Bonao durante la Era de Trujillo. (…). Durante los casi treinta años de su poder en Bonao,  fue imposible para cualquier mujer casarse sin su permiso, y ese permiso tenía un precio”.[12]
Una parte de los expedicionarios de Junio preparándose para abordar la embarcación que los llevaría a las costas dominicanas
El cuartel principal de los “Cocuyos de Petán”, tenía su local a la salida de la población;[13]  posterior a la muerte de Trujillo en 1961, el edificio  fue convertido en cuartel militar y  posteriormente en la fortaleza que hoy ocupa la  oficina regional de la Policía Nacional.[14]
Cocuyos asesinando expedicionarios
De acuerdo a Leandro Guzmán—uno de los fundadores del “Movimiento Revolucionario 14 de Junio” y esposo de María Teresa Mirabal, una de las hermanas asesinadas por la dictadura de Trujillo el 25 de noviembre de 1960— Petán Trujillo creó los Cocuyos de la Cordillera con el fin de  perseguir y asesinar en las montañas a los expedicionarios de junio de 1959,[15]  que regresando desde Cuba para combatir a Trujillo, desembarcaron en las localidades de Constanza, Maimón y Estero Hondo, donde fueron asediados por tropas del ejército, de la Legión Extranjera y de los Cocuyos de la Cordillera.
Mayobanex Vargas—expedicionarios sobrevivientes de Junio, que falleció en el 2016—escribió sobre su participación en el desembarco anti trujillista y explicó que Petán Trujillo logró consolidar sus aspiraciones ante Trujillo, pues este le facilitó organizar “una fuerza auxiliar del Ejercito  compuesta por campesinos rastreadores de la montaña, residentes en aquellos apartados lugares de la cordillera, o en sus accesos, donde pudiesen hacerse fuertes los guerrilleros”.[16] En aquellas circunstancias relacionadas con el desembarco, lo cocuyos—conocedores de senderos y pasos montañoso—se convirtieron en mensajeros y guías de los soldados del Ejército, cuyas tropas no tenían suficiente conocimiento del terreno.[17] En cuanto a la cantidad de miembros de los “cocuyos” implicados en los operativos contra los guerrilleros, el historiador Emilio Cordero Michel dice que en estas participaron unos 600 miembros de los Cocuyos de la Cordillera.[18] Narra además, como las autoridades utilizaron todos sus recursos para cercar y asesinar a los enemigos de Trujillo:
“Las Fuerzas Armadas de Aire, Mar y Tierra, creyó que con sus oficiales y poderosa aviación desvertebraría la expedición en menos de 24 horas, y que la limpieza y exterminio final los harían sus compañías de fusileros, las tropas regulares del Ejército, la Legión Extranjera Anticomunista y los llamados “Cocuyos de la Cordillera”. Por ello, desde tempranas horas de la mañana del día 15, escuadrillas de cazas P-51 (Mustang), de cazabombarderos a chorro Vampiro, P-47 (Thunderbolt) y Curtiss AT-6 comenzaron a saturar con metralla, bombas incendiarias de napalm y de fragmentación de 500 kgs.”.[19]
Noticia del periódico El Caribe informando de la formación de los Cocuyos de la Cordillera en 1959.
En cuanto a la intervención de los cocuyos en contra de los anti trujillistas expedicionarios, algunos ponen en dudas su participación directa en los combates.  Gilberto de la Rosa plantea, en su libro  Petán: un cacique en la era de Trujillo, dice que era poco probable y que “no se produjeran combates directos entre los expedicionarios y los Cocuyos, pues la mayoría de estos últimos tenían como arma principal el colín o el machete, con los cuales sería un suicidio enfrentar a un fusil o a una ametralladora en acción.”[20] 
De todos modos, los cocuyos se mantuvieron en la zona de enfrentamiento y—dice Alonso Rodríguez Demorizi—, se adjudicaron “gran parte de la hazaña de asesinar a 80 invasores, en Constanza”.[21] Por esa razón, cierta o no, ellos se consideraron héroes y condecorados como tales.[22] 
Abusando del poder de los cocuyos
En el periódico Hoy del 23 de junio del 2005, en la sección  Coctelera, fue publicada una anécdota que relaciona al hermano de Trujillo, los Cocuyos de la Cordillera, a Luis Augusto-Payo-Ginebra y al doctor Joaquín Balaguer en la que se evidencia la forma abusiva con la que actuaban los principales miembros de la familia Trujillo, en especial  el teniente general Petán Trujillo. A continuación copiamos parte de la misma:
“Payo desempeñaba las funciones de director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), entidad que acababa de recibir unos equipos de Rayos X para uno de sus hospitales. El entonces general J. Arismendy Trujillo Molina (Petán) llamó por teléfono a Ginebra y le dijo que él necesitaba esos equipos para instalarlos en un campamento que haría para los “Cocuyos de la Cordillera”. Payo se hizo el bobo y le habló de trámites burocráticos y otras cositas… Pocos días después Petán volvió a llamarle y le advirtió que si no le entregaba esos equipos, mandaría gente a matarlo.
“Payo recordaba que entonces se marchó al Palacio Nacional y dijo al subsecretario de la Presidencia, su amigo Virgilio Díaz Grullón, que necesitaba, con carácter de urgencia, una entrevista con el presidente Joaquín Balaguer. Virgilito trató de conseguirla enseguida, pero Balaguer, cachazudo como siempre, envió a decirle que preparaba una reunión con unos delegados de la OEA que vendrían ese día al país y que, por tanto, no podía darle la audiencia…
“Payo le manifestó entonces a Virgilito que retornara a las oficinas del Presidente y le dijera que tenía que recibirlo en ese instante “pues Petán me quiere matar”. Díaz Grullón cumplió el cometido con el amigo y cuando volvió frente a Payo, éste le preguntó: “¿Y qué te respondió el presidente cuando le dijiste que Petán quiere matarme?”.  “Qué a él también”, fue la seca respuesta de Díaz Grullón…”.[23] 
J. Arismendi Trujillo haciéndose rendir homenajes en la ciudad de Bonao
Los cocuyos y Petán contra Balaguer
En noviembre de 1961, Héctor Bienvenido Trujillo Molina, conocido como Negro Trujillo y José Arismendi Trujillo abandonaron el país y se radicaron temporalmente en las islas Bermudas. Con sus salidas se inició  la fuga de los Trujillo al exterior: el 25 de septiembre lo hizo Negro Trujillo y el 30 de septiembre Petán se encaminó vía Haití y Guadalupe, juntándose con el primero. Antes, habían viajados a Europa la señora María Martínez, viuda de Trujillo,  y su hijo Rhadamés; además, los nietos de Trujillo.
En los días finales de septiembre, también se marchó a Europa Angelita Trujillo, hija del tirano. El abandono del país de los principales familiares de dictador confirmaba el deterioro del régimen; sin embargo, se rumoraba que  algo grande se estaba planificando, pues Ramfis Trujillo permaneció gobernando junto a Balaguer y no parecía estar dispuesto de manera definitiva a entregar el  poder. En medio de la presión de la embajada de los Estados Unidos,  que buscaba una solución negociada a la crisis y la capital de la República virtualmente paralizada por una huelga de transporte y protestas callejeras, varios de los principales miembros de la familia Trujillo regresaron al país con intención de retomar el control que se iba perdiendo.
El 15 de noviembre tanto Negro como Petán Trujillo y algunos otros miembros de la familia Trujillo regresaron al país y se rumoró la posibilidad de que, junto a Ramfis, encabezaran un golpe de Estado contra Balaguer y de esa manera prolongar la dictadura, apoyados en el control sobre las Fuerzas Armadas y los agrupamientos paramilitares que les eran fieles: la Legión Extranjera, los Jinetes del Este y los Cocuyos de la Cordillera.
Cesar A. Saillant, secretario personal de Ramfis, narra en sus memorias la tensa reunión realizada a las afueras de Ciudad Trujillo (ahora Santo Domingo), en la que se discutió la posibilidad de una  asonada militar contra el presidente Balaguer. De acuerdo a su testimonio, el encuentro tuvo lugar el día 16 de noviembre en la hacienda de Negro Trujillo, “donde se tomaron los acuerdos generales para ejecutar el golpe de Estado”.[24]
Todos los participantes—cuenta Saillant—estaban  acompañados de sus escoltas y oficiales subalternos fuertemente armados, mientras que los cocuyos de Petán, portando ametralladoras, tomaron posiciones estratégicas de combate, aparentemente en oposición a los hombres de Ramfis Trujillo. Todos los aprestos de aquel día se hicieron con el propósito de sacar a Joaquín Balaguer de la presidencia de la República; pero los planes no fueron ejecutados debido principalmente  a la presión internacional, y a la decisión del hijo mayor de Trujillo de abandonar el país de manera definitiva, lo que hizo el sábado 18 de noviembre de 1961.[25]
Aunque en la base aérea de San Isidro, la oficialidad pareció apoyar los planes de Ramfis y sus familiares, no ocurrió lo mismo en la base aérea de Santiago, lo que produjo un intenso movimiento militar la noche del 18 de noviembre y al día siguiente se ejecutó una operación de oficiales contra los seguidores de Ramfis, aplacando la posibilidad del referido golpe. Ese día, dice el capitán Ricardo Bodden, se vio a Petán, antes de partir al extranjero, disparando a los aviones que sobrevolaban la Base Aérea de San Isidro.
Comunicado de la Jefatura del estado mayor conjunto informando la disolución de los Cocuyos y otros grupos paramilitares en 1961
Ramfis tenía problemas con Petán
Ramfis Trujillo y su tío no se llevaban bien—dice Cesar A. Saillant—. En ciertas formas, esto incidió en la coyuntura posterior a la muerte de Trujillo para que el hijo del dictador,  en su condición de Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, bajo la presión popular e internacional tomara la decisión de suprimir, por lo menos de manera formal, a los Cocuyos de la Cordillera a finales de julio de 1961.
En ese sentido, sigue explicando Saillant, que los “Cocuyos” era una organización rechazada de manera absoluta por el hijo del tirano debido a que estaba orientada por Petán y entre ellos había divergencias familiares:
“Esa institución no es vista con buenos ojos porque se le considera un órgano represivo. El general ha tenido conocimiento de que la sola presencia de miembros de los Cocuyos de la Cordillera indigna a veces y, frente a las circunstancias actuales conviene su disolución.[26] Se comentó en ocasiones, que las dificultades  de los dos miembros de la familia estaban relacionadas con la ambición mostrada por el cacique de Bonao, y se temía que apoyado en su milicia privada, una vez muerto Trujillo, este tuviera  intenciones presidencialistas.
Un testimonio sobre los cocuyos.
De acuerdo al capitán (r) de la Aviación Militar Dominicana (AMD) Ricardo Bodden, los Cocuyos de la cordillera no fueron definitivamente disueltos el 1 de agosto de 1961, sino que hubo que esperar la salida de Ramfis Trujillo con viaje hacia Europa, el 18 de noviembre de 1961, cuando un movimiento militar tomaba fuerza en la Base Aérea de Santiago de los Caballeros.
El testimonio del aviador  Bodden resulta interesante, pues narra de manera breve, pero con datos importantes, lo que ocurrió el día posterior a la salida de Ramfis Trujillo junto a sus más cercanos colaboradores. Respondiendo a preguntas de quien escribe, Ricardo Bodden relató lo siguiente:
“Los Cocuyos de la Cordillera y Los Jinetes del Este afloraron más, después de la muerte de Trujillo, pero eso no era de la simpatía de quien se creía “heredero de la tiranía”, Ramfis Trujillo, y por lo tanto en los cuarteles no se ponía atención a esas instituciones.
“Los ex militares que la componían, eran militares cancelados de las Fuerzas Armadas que no tenían trabajo, y por lo tanto se arrimaban a Petán Trujillo o a Félix W. Bernardino.
Edificio de la Policía en la ciudad de Bonao que fue sede de los Cocuyos de Petán
“El 19 de Noviembre de 1961, al día siguiente  de la salida al extranjero de Ramfis Trujillo,  Petán se encontraba en la Base Aérea de San Isidro al momento que los aviones Vampiros y P-51 atacaban la artillería y los blindados y Petán con su ametralladora Thompson disparaba a los aviones, mientras la mayoría de los militares se escondían y huían.
“Cuando el general Rodríguez Echavarría ordenó a los tanques de guerra ir a Bonao,  para atacar a los cocuyos de Petán y a recuperar las armas que estos tenían, se apareció a la Base Aérea de Santiago, un ex cadete estudiante de Aviación y cancelado, (…) oriundo de Bonao y miembro instructor de los cocuyos, en un camión lleno de las armas de los cocuyos las cuales abandonaron al saber del ataque de la aviación a los remanentes de la dictadura. En ese camión estaban hasta los cuchillos y machetes que los cocuyos tenían cargados en formularios 25. Lo mismo ocurrió en la hacienda de Félix W. Bernardino, que abandonaron las armas (…).
“No tengo conocimiento que los cocuyos fueran entrenados por el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), como dice un  escrito aparecido en la Revista Militar, órgano de las Fuerzas Armadas, con declaraciones de Luis José León Esteve sobre ese particular. No,  no lo creo; pregunté  a varios ex oficiales, instructores del CEFA y me informaron que nunca vieron a Petán ni a ningún cocuyo en esa institución. Eso era, San Isidro, era un ejército privado de Ramfis Trujillo pues tenía los Blindados (tanques y carros de asalto), artillería, guerrilleros, paracaidistas y hasta palomas mensajeras”. [27]
El final de los Cocuyos
Desde marzo de 1961, a dos meses antes de la muerte de Trujillo, ya se  rumoraba que Trujillo había “disuelto el Ejercito que organizo Petán Trujillo, después de la inicua matanza de los paracaidistas de Constanza, de junio 14, 1960. Tenía hasta Cuartel, uniforme y jerarquía. Pero Trujillo ha vuelto a ver en su hermano un ambicioso. En Puerto Plata Petán tiene muchos afiliados a su orden”.[28] Posiblemente esa creencia, tenida por el  mandatario sobre su propio hermano, alertaba a su hijo Ramfis acerca de las intenciones de su tío, y más cuando se entendía y esperaba que fuera él, el hijo del gobernante, quien asumiera la presidencia de la República una vez desaparecido el dictador.
De todos modos, una vez muerto Rafael L. Trujillo los planes se modificaron bajo las presiones del gobierno de los Estados Unidos, y de las cotidianas protestas que se escenificaban en la ciudad capital, y en los principales pueblos de la República. Entre las demandas de los norteamericanos estaba la inmediata eliminación de los centros de torturas y la disolución de los grupos paramilitares; entre las exigencias de la población, que se marcharan los Trujillo y terminara de manera definitiva la dictadura.
Por esos reclamos, el martes 1 de agosto del 1961, la Jefatura del Estado Mayor General Conjunto de las Fuerzas Armadas, cuyo principal comandante lo era el hijo de Trujillo, tomó la decisión de eliminar la Legión ExtranjeraLos Jinetes del Este y a los Cocuyos de la cordillera; pero se sabe que esas medidas fueron tomadas con el fin de producir un impacto propagandístico, complaciendo al Departamento de Estado de los Estados Unidos, y de esa forma ganar tiempo para encontrar la manera de prolongar la dictadura. En el caso de Petán y los cocuyos, se sabe que todavía en noviembre seguían de manera discreta activando en la ciudad de Bonao y otros pueblos del Cibao.
El documento que marcó el inicio de la disolución de los grupos paramilitares referidos, fue publicado en el periódico  El Caribe del 2 de agosto de 1961, cuyo texto completo copiamos a continuación:
“Jefatura del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Comunicado.
“Como consecuencia de la perturbación de la paz y del orden público por las fuerzas expedicionarias que irrumpieron por las zonas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, violando el territorio nacional y causando la intranquilidad de la familia dominicana,  fue constituida una agrupación de voluntarios campesinos para contribuir a la defensa civil que la emergencia por la cual atravesaba el país obligó a convertir en el contingente armado conocido por el nombre de LOS COCUYOS DE LA CORDILLERA.
Miembros de los Cocuyos de la Cordillera participaron en desfile en abril de 1959
“Ese grupo de hombres valientes y decididos ofreció una leal y efectiva contribución para la defensa de la soberanía nacional, el mantenimiento de la paz y el orden público y protegieron con eficacia reconocida los intereses de la población rural, por lo cual se hicieron dignos de reconocimiento de la ciudadanía dominicana.
“Los integrantes de esa agrupación armada son en su mayoría campesinos que han dedicado su vida al cultivo de la tierra.
“Deseosos de volver a sus ocupaciones agrícolas habituales han hecho conocer al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas su deseo de que la citada agrupación sea disuelta.
“La agrupación denominada LOS JINETES DEL ESTE, se organizó con el propósito de contribuir al mayor lucimiento de las Ferias Ganaderas y debido a las mismas emergencias militares apuntadas, se convirtió en grupo auxiliar de las Fuerzas Armadas en la defensa de la soberanía nacional.
“Habiendo desaparecido las causas que motivaron la organización de los citados grupos, LOS COCUYOS DE LA CORDILLERA Y LOS JINETES DEL ESTE,  así como la llamada LEGION EXTRANJERA, procede que el alto Comando de las Fuerzas Armadas declarase su inmediata disolución y que extienda a sus integrantes su público reconocimiento por sus valiosos servicios prestados a la República.
Se informa, finalmente, que las armas y el equipo militar de los citados grupos han sido reintegrados ya a los arsenales de ese Comando.[29] 
Como conclusión, se puede apuntar que la formación de los Cocuyos de la Cordillera aconteció a principios  de abril de 1959 y llegó a su fin de manera formal el 1 de agosto de 1961 y de manera definitiva, el 19 de noviembre, inmediatamente posterior a la salida de los Trujillo, durante el gobierno del doctor Joaquín Balaguer. Con la huida de los Trujillo terminó la dictadura, la “villa de las Hortensias” descansó de su oprobioso manipulador y los Cocuyos de la Cordillera desaparecieron para siempre.
(Notas Bibliográficas  [1] Leandro Guzmán, “Silencio inexplicable”.  El Nacional, 18 agosto, 2015. Véase también a Diomedes Mercedes, “Mayo del 61 vs. Junio del 59”.  El Día, 12 de mayo 2016; [2] Rafael Chaljub Mejía,  La Era en los días del fin.  Santo Domingo, Editora Manatí, 2006.p. 84; [3] “Comunicado de la jefatura del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armadas”. El Caribe, 2 de agosto de 1961; [4] Ob. cit.; [5] Ob. cit.; [6] Nelson Moreno Ceballos, “Represión y crímenes”. En: Historia general del pueblo dominicano. Vol. V.  Santo Domingo, ADH, 2015, pp. 591-630 (P. 624); [7] “Miles voluntarios de Monseñor Nouel integran Legión: se forman Cocuyos de la Cordillera”. El Caribe, 13 de abril 1959; [8] Ob. cit.; [9] Luis José León Estévez, “Cocuyos o milicias de reservas campesinas”. Revista Militar, año xi,  no. 109, mayo de 1960; [10] Rafael Chaljub Mejía, ob. cit., p. 84; [11] Robert D. Crassweller, Trujillo: la trágica aventura del poder personal. Barcelona, Bruguera, 1967, p. 156 [12] Ob. cit., p. 155; [13] Alonso Rodríguez Demorizi, Drama de Trujillo: cronología comentada Nueva Canosa. Santo Domingo, AGN, 2012, p.196; [14]El Caribe, 21 junio, 2013; [15] Leandro Guzmán, ob. cit.; [16] Mayobanex Vargas, Testimonio histórico,  Junio 1959. Santo Domingo, Editora Cosmos, 1981, p.5. Véase también: Pablo González Casanova (coord.), Historia política de los campesinos latinoamericanos. México, Siglo XXI, 1984; [17] Mayobanex Vargas, ob. cit.,  p. 5; [18] Emilio Cordero Michel,  “Las expediciones de junio de 1959”. Clío, núm. 177, enero-junio del 2009, p. 120; [19] Ob. cit.,  p. 114; [20] Gilberto de la Rosa, Petán: un cacique en la era de Trujillo. Santiago, UCMM, 2009, p. 97; [21] Alonso Rodríguez Demorizi,  Drama de Trujillo: cronología comentada. Santo Domingo, AGN, 2012,  p. 130; [22] Alonso Rodríguez Demorizi. Drama de Trujillo: cronología comentada Nueva Canosa. Santo Domingo, AGN, 2012, p. 236; [23] “Coctelera”. Periódico Hoy, 23 de junio 2005; [24] Cesar A. Saillant Valverde, Saillant: Mis memorias junto a Ramfis Trujillo1957-1961. (4), 1961. E.C.M.; [25] Cesar A. Saillant V., Participación de Ramfis Trujillo en el asesinato de los héroes del 30 de mayo de 1961Revelaciones de Sánchez Cabral. Santo Domingo, Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, 2012; [26] Cesar Saillant Valverde. Saillant: Mis memorias, ob. cit., pp. 322-323; [27] Alejandro Paulino Ramos, Entrevista al capitán (r) Ricardo Bodden,  de las Fuerzas Aéreas Dominicana, sobre la existencia de los Cocuyos de la Cordillera. Santo Domingo, 28 de febrero, 2019; [28] Alonso Rodríguez Demorizi. Drama de Trujillo: cronología comentada, ob. cit.,  p. 192; [29] El Caribe, 2 de agosto de 1961).

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