En el mundo de hoy ningún país puede pretender vivir aislado del resto del planeta.
Lo quiera o no, tiene que mantener relaciones comerciales y diplomáticas con los demás países, sobre todo con aquellos que tienen mayor peso e influencia internacionales.
Las políticas que adoptan países como Estados Unidos, Brasil, China o la Unión Europea, suelen repercutir en el resto del mundo.
Estados Unidos estrenará gobierno en el próximo enero. Y no se trata de un cambio de gobierno común y corriente. El nuevo presidente, Donald Trump, a juzgar por su retórica de campaña, vendrá a cambiar muchas cosas en ese gran país, sobre todo en las relaciones comerciales con otras naciones, incluidas China y México.
Trump se propone atraer de nuevo al territorio de EEUU las empresas que han instalado sus fábricas fuera de sus fronteras buscando costos de producción más bajos, empezando por los recursos humanos.
Ha dicho el señor Trump que revisará los tratados de libre comercio. Esta parte podría afectar a la República Dominicana, que es socia de EEUU y Centroamérica en el DR-CAFTA.
También ha advertido que gravaría las remesas que envían los trabajadores migrantes desde EEUU a sus países de origen.
No se puede descartar que una Cuba más abierta, estaría dispuesta a facilitar inversiones y desarrollo de nuevos negocios, además de requerir de bienes. Esas serían interesantes oportunidades para las inversiones en territorio cubano y al mismo tiempo para exportar productos dominicanos hacia esa nación.
Estos vientos de cambios en EEUU, si finalmente llegan a materializarse obligarán a muchos países del continente y de otras regiones del mundo a replantearse las relaciones comerciales con los estadounidenses y a esforzarse por buscar nuevos mercados.
El señor Trump también ha prometido dejar sin efecto los acuerdos del presidente Barack Obama y su colega Raúl Castro, que restablecieron las relaciones diplomáticas y que prácticamente han eliminado el embargo económico de EEUU a la más grande las Antillas.
En Cuba, precisamente, acaba de fallecer el líder histórico de la revolución, Fidel Castro. Este acontecimiento podría dar lugar a cambios o acelerar los que se vienen llevando a cabo de manera conservadora de parte de la administración de Raúl Castro.
Tanto lo que podría suceder en EEUU, a partir del gobierno de Donald Trump, como los posibles cambios en Cuba, deben de ser asuntos de atención y análisis para la República Dominicana.
Y no sólo de parte del gobierno dominicano, sino del sector empresarial. Podrían presentarse retos importantes, y al mismo tiempo abrirse oportunidades para el beneficio de nuestra economía.
Por ejemplo: No se puede descartar que una Cuba más abierta, estaría dispuesta a facilitar inversiones y desarrollo de nuevos negocios, además de requerir de bienes. Esas serían interesantes oportunidades para las inversiones en territorio cubano y al mismo tiempo para exportar productos dominicanos hacia esa nación.
En el caso de Trump y EEUU, talvez sus políticas en principio no resulten negativas para el DR-CAFTA, sino para el NAFTA (suscrito entre EEUU, Canadá y México). Siendo así, empresas instaladas en México podrían buscar otros países para operar, y esa sería una oportunidad para la República Dominicana, siempre y cuando nuestras autoridades y empresarios hagan lo necesario para atraerlas.
En fin, que debemos de estar muy pendientes de lo que sucederá en los próximos años en EEUU y en Cuba, y no permitir que otros países competidores se nos adelanten para sacar ventaja de los nuevos escenarios de la política y el comercio.
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