BIENVENIDOS

PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

viernes, 29 de noviembre de 2019

Demócrata o príncipe heredero de la dinastía Trujillo

PILAR AWAD
Santo Domingo, RD
El destacado abogado, periodista, diplomático, Dr. Rafael Molina Morillo, fundador de la popular revista “Ahora! “, publicó el 28 de julio del 1975, en la edición número 611 un artículo el cual tituló: “Qué se esconde tras la visita de Angelita Trujillo” en ocasión de la visita al país de Angelita Trujillo, junto a su esposo, Luis José Domínguez, ex coronel y desertor de la Fuerza Aérea Dominicana, luego de haber obtenido el permiso del entonces Presidente de la República Dominicana, Dr. Joaquín Balaguer.
Con relación al porqué de esa desagradable visita al país, el Dr. Molina Morillo continuó en su artículo  ®Si uno se atiene a los hechos objetivos, saca en claro lo siguiente: vinieron a hacer declaraciones políticas.  En primer lugar, en defensa del trujillato. Angelita Trujillo, por ejemplo, se atrevió a presentar el régimen de su padre como “lo que el país necesitaba históricamente en ese tiempo”.  Aparentemente olvidó las torturas implacables, los asesinatos políticos, la venta de la patria al extranjero (Grenada Company, Alcoa, Falcobridge, La Yuquera, la exoneración de impuestos por 20 años al Central Romana, etc.), el robo de los fondos públicos, el despojo de tierras a los campesinos, la supresión mediante el terror de todas las libertades, las huelgas reprimidas a sangre y fuego, todo eso y más quedó olvidado, o fue elevado a la categoría de “necesidad histórica”.  Se saben objeto del repudio nacional, y necesitan presentarse como mansos corderitos.” Revista Ahora! Edición número 611 de fecha 28 de julio 1975.
Desde niño, Luis Ramfis Rafael y demás nombres que lleva, Domínguez Trujillo, fue educado por esa misma madre que expresó en esa ocasión que Trujillo no debía ser condenado pues su régimen fue necesidad histórica.   Y citando al artículo del Dr. Molina con relación a la visita al país en el año 1975: “Las razones con que han tratado de defenderse han sido calificadas de endebles y sumamente vulnerables; pero eso no quita al viaje el carácter de avanzada política de una ambición de reconquista de posiciones de mando”.
Tuvieron que pasar tres décadas y cinco años del último intento de Angelita Trujillo para restaurar el trujillismo en el país. Esta vez, a través de la distorsión de la historia dominicana al publicar su libelo “Trujillo, Mi Padre” y por otro lado, con la creación de la Fundación “Rafael L. Trujillo” lidereada por Luis Ramfis Rafael...Domínguez Trujillo.  Éste, siguiendo el modelo de la madre, aprendida del tirano Trujillo, y diciendo que es demócrata, ha logrado insertarse en la sociedad dominicana y su diáspora. El oportunista se aprovecha de las oportunidades que se presentan y se vale de cualquier ardid acompañado de elocuencia y verbo para tratar de convencer al más incrédulo, al pregonar falsos preceptos sobre las “luces” del régimen, cuando en realidad, fue una época tan oscura que resulta inverosímil que alguien pretenda hablar de luces ante los horrores que se vivían bajo el yugo de la dictadura. Con unas ansias desmedidas se ha trazado como meta ser candidato para las próximas elecciones presidenciales del 2020 y  sin que aún haya presentado formalmente su candidatura ante la Junta Central Electoral hace recorridos por diferentes municipios y países de América y Europa. Se autoproclama como candidato presidencial y promete a los dominicanos o todo lo que éste quiere oír.
Cincuenta y ocho años han pasado del ajusticiamiento del tirano, y ya con una generación ajena a los horrores perpetrados por dicha familia y el saqueo económico que sufrió el pueblo dominicano, parecería que el hijo de la “Reina de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre”, Luis Ramfis Rafael Francisco Miguel Domínguez Trujillo se presenta como el “Príncipe Heredero”, decidido a continuar la dinastía de los Trujillo. Dinastía que por generaciones se ha caracterizado por representar el crimen, sangre, robo, simulación, extorsión, saqueo, oportunismo, violación y opresión.  
La hija menor del dictador, y madre del pseudo candidato a la presidencia, ha sido cuestionada por la muerte durante el parto de una de sus ®mejores amigas® Pilar Báez de Awad. Independientemente de haber sido culpable o no de su muerte, sí fue culpable de su destierro a la frontera haitiana por espacio de dos años, sin haber mostrado jamás compasión alguna.  Nueve meses más tarde, el 30 de noviembre del 1960, fue asesinado su esposo, el 2ndo.Teniente Jean Awad Canaán en un supuesto accidente de tránsito. El autor intelectual fue el entonces esposo de Angelita Trujillo, el Coronel Luis José León Estévez, asesino y torturador del régimen. Fue un rumor público de la época que Angelita Trujillo no se eximía de demostrar descaradamente su interés en el recién viudo, mediante constante persecución, llamadas e invitaciones, lo que culminó en que su entonces marido, el Coronel Luis José León Estévez dispusiera el asesinato del teniente Awad Canaán.
Luis José Ramfis Domínguez, en su intento junto a la madre de tergiversar la historia, ha llegado al extremo de asegurar que ni el régimen ni su abuelo tuvieron algo que ver con el asesinato de las hermanas Mirabal. Igual, en entrevista que le hiciera Raifi Genao en el año 2010 en su página de internet “La venda transparente” sobre la muerte de Pilar Báez de Awad durante el parto, Ramfis Domínguez aseguró que su madre había enviado un avión a Puerto Rico a buscar pastillas coagulantes para salvarle la vida a su “amiga” Pilar. Sin embargo, Angelita Trujillo, por su parte escribió en su libelo “Trujillo Mi Padre” que se había enterado del deceso de Pilar Báez de Awad a través de una amiga, después de que ésta falleciera, dejando en evidencia que tanto la madre como el hijo mintieron al respecto.  
A Luis José Ramfis Rafael...Domínguez Trujillo, quien en adición ha sido señalado como participante en una estafa al Estado Dominicano en una transacción con el Banco Nacional de la Vivienda (BNV) debería preguntársele cuáles son las empresas que ha creado y qué logros ha tenido. ¿Es el Príncipe Heredero de la dinastía Trujillo como aspira la madre reina, y/o oportunista político, farsante y ladrón como el abuelo y bisabuelo? Es lo que nos preguntamos, pues con la creación de la Fundación Rafael L. Trujillo, sus aspiraciones de hacerle un museo al abuelo, y su afán de tergiversar la historia y defender lo indefendible nos demuestra que aspira continuar el trujillismo, a que le devuelvan los bienes del estado que eran de su familia. Lo ha expresado en ocasiones, aunque se haya manifestado cual veleta que cambia su discurso según la dirección del viento.  
A través de testimonios, conocemos que el 18 de noviembre del año 2013 el aspirante a la presidencia se presentó a la comunidad de Nigua, al lugar donde su tío, Ramfis Trujillo, (cuyo nombre se ufana en llevar como si se tratara de una honra) asesinó uno por uno, atados a una palma a los 6 héroes del 30 de mayo que quedaban con vida. En el mencionado lugar se levantó un monumento con las esfinges de los 6 hombres que junto a sus compañeros de gesta  acometieron una acción heroica que devolvió a este pueblo la libertad. El  aspirante expresó que fue al lugar “a recrear escenas familiares y a ver el monumento a esos perros” refiriéndose a los seis conjurados. Fuente: Acento.com.do  Refiere el artículo que no conforme con el insulto, Luis José Ramfis les llamó perros a esos hombres que sacrificaron su vida y las de su familia por la libertad de un pueblo al que hoy se le presenta mediante la propaganda engañosa como la solución a todos sus problemas. Confío en la reflexión del pueblo dominicano. Que investiguen más allá, pues nunca es demasiado tarde para escapar del mal que acecha.

¿La JCE es trujillista ?

La JCE es trujillista - De Acento -
hace 10 horas
Ramón Colombo 


Cada vez que veo al nieto del tirano moviéndose por todos lados y hablando pluma de burro, sólo pienso que si la Junta Central Electoral esta no acata la vigente Ley 5880, del año 1962 (la del “nunca jamás”), que prohíbe todo tipo de actividad que alabe la imagen de la familia Trujillo o su régimen, ni tampoco acata el Artículo 20 de la Constitución de la República, que establece lo que todo extranjero tiene que hacer previo a ser candidato a la Presidencia de la República, entonces no hay más que discutir: simple y sencillamente esta Junta es trujillista.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Trujillo contra las hermanas Mirabal: La Cámara Penal aportó detalles espeluznantes sobre el múltiple asesinato (4)

Foto: El doctor Tavarez Justo mientras declaraba en el proceso a los asesinos de las Mirabal. Foto AGN
La Cámara Penal solo condenó a los que ejecutaron el horrendo asesinato. El 24 de noviembre de 1962 la Cámara Penal con Jurisdicción Especial concluyó el juicio en que resultaron condenados varios agentes  del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), por encontrarlos culpables de haber cometido el crimen múltiple contra Patria, Minerva y María Teresa Mirabal y su acompañante el señor Rufino de la Cruz; pero en la cadena del sangriento delito cometido, los dos principales responsables fueron excluidos en el proceso judicial: Johnny Abbes García, que era el Jefe del SIM y el dictador Rafael L. Trujillo que dio personalmente la orden de asesinarlas.
Entre los condenados por la justicia el 24 de noviembre de 1962, se encontraban:
Momento en que se procede al interrogatorio de uno de los agentes del SIM implicado en el asesinato de las Mirabal. Foto AGN.
Ciriaco de la Rosa Luciano, Manuel Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez Terrero. Además, Cándido Torres Tejada quien actuó como formal jefe del SIM, pero bajo las discretas órdenes directas de Johnny Abbes García  y el capitán Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe del Servicio de Inteligencia en la región del Cibao. También de los agentes Sindito Almonte, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Álvarez, Pedro Peña Ortiz, y David Enrique Olivero Segura.
Si bien el grupo de condenados formaba parte del equipo que cometió el crimen, en el expediente instrumentado ni en juicio a que fueron sometidos aparecen señalados los dos principales responsables del horrendo asesinato: el dictador Rafael L. Trujillo por haber ordenado la ejecución de la “operación hermanas Mirabal”, ni el teniente coronel Johnny Abbes García, responsable directo en la elaboración del plan y quien instruyó a todas las instancias del SIM implicados en la operación criminal.
En la fecha que se dio inicio al juicio contra los acusados, Trujillo ya se encontraba muerto como resultado del atentado del 30 de mayo, mientras que Abbes García había logrado borrar las huellas de su participación en el hecho de sangre, colocando a otro militar como formal director del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y porque a principio de junio de 1961 el presidente Joaquín Balaguer lo nombró en la embajada de Japón y lo ayudó a salir del país para encubrir sus crímenes.
Por esas razones, a la hora en que se cometió el delito, quien aparecía como jefe del SIM y por lo tanto responsable de la “operación” era el oficial Candito Torres. Tal vez por eso, en el momento en que en la causa judicial se hacían las acusaciones el nombre de Abbes García no fue tocado, ni se le acusó de complicidad; sin embargo, en 1967, el asesino prófugo de la justicia levantó el velo de la verdad al confesar por escrito y lo hizo publicar en un diario de la ciudad de Nueva York, que él fue el responsable de planificar junto a subalternos del SIM y oficiales de las Fuerzas Armadas las muertes de las hermanas Mirabal, y que además, la orden la recibió de manera directa del dictador Rafael L. Trujillo.
Después de siete años, Johnny Abbes confesó su responsabilidad
En los días en que residía de manera clandestina en los Estados Unidos y antes de viajar a la República de Haití para ponerse a las órdenes en materia de espionaje del dictador Francois Duvalier, el ex jefe del SIM Johnny Abbes negoció con el periódico El Tiempo de la ciudad de Nueva York, la publicación de sus memorias, redactadas entre 1962 y 1963 y publicadas en 1967 bajo el título de Trujillo y yo. [1] En esas memorias, Abbes narró lo siguiente:
“Una mañana en los primeros días de noviembre del turbulento 1960—cuenta el que fue jefe del Servicio de Inteligencia—, llegaba  yo a mi despacho del SIM cuando la chicharra con la que el Dictador frecuentemente me llamaba, sonó con fuerza. Eran las seis de la mañana; pero no me sorprendió lo temprano de la hora porque yo sabía que Trujillo, aun cuando trataba de ocultarlo, estaba sumamente preocupado con el giro que tomaban los asuntos políticos en el país. (…).
“Aunque estaba acostumbrado a estas llamadas de Trujillo, esta me sobresalto. Mis hombres habían descubierto todos los hilos de la trama contra la paz y la seguridad del Estado; habían actuado con energía en las prisiones e interrogatorios, porque no se podía andar con contemplaciones; pero muy frecuentemente Trujillo recibía nuevos informes de otras fuentes que cotejaba con los reportes que el SIM, por mi intermedio, diariamente le suministraba. (…).
Rápidamente me apersoné al despacho del Generalísimo, quien con su estilo conciso y cortante me dijo: —“El problema de las Mirabal hay que liquidarlo”.
Sabía muy bien lo que esas palabras significaban y de mi parte estaba preparado para una orden semejante. —“Muy bien, Jefe. Yo me encargaré de la operación”. (…).
“He narrado uno de los capítulos más controvertibles en la existencia del régimen de Trujillo.
Convengo en que la muerte de las hermanas Mirabal fue un hecho capaz de suscitar protestas; pero tanto en las dictaduras como en las democracias suelen cometerse hechos censurables, aunque necesarios políticamente. Trujillo quiso conquistar a las hermanas para la causa dela paz. No  pudo. El país se debatía acosado por todas partes. Fue determinación radical. “No me arrepiento ni pido indulgencias por la parte que me correspondió en ese hecho”. [2]
La sentencia contra los agentes asesinos
Puente de Mara-Picá, donde fueron apresadas las hermanas Mirabal
Los implicados directamente en el caso fueron condenados por asesinatos y asociación de malhechores, por ser autores, cómplices, o responsables de “preparar, facilitar o ejecutar un delito, o favorecer la fuga de los autores o cómplices de ese delito, o asegurar su impunidad”. En tal sentido, la Cámara Penal con Jurisdicción Nacional declaró culpables del crimen “en perjuicio de Minerva Mirabal de Tavárez, María Teresa Mirabal de Guzmán, Patria Aida Mirabal de González y Rufino de la Cruz” a las siguientes personas: 
Condenados por asesinato a 30 años de trabajos públicos: Manuel Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta y Ramón Emilio Rojas Lora. A 20 años de trabajos públicos los acusados Ciriaco de la Rosa Luciano,  a quien se le rebajó la pena de 30 a 20 años, en “razón de su confesión; de su contribución al esclarecimiento del crimen con su declaración y a las pruebas visibles de arrepentimiento y de posible corrección”. Por igual a los agentes del SIM Néstor Antonio Pérez Terrero, Víctor Alicinio Peña Rivera y Cándido Torres Tejada. Este último, que aparecía de manera formal como jefe del SIM, fue juzgado y condenado en contumacia debido a que había escapado del país. A 5 años de trabajos públicos, los acusados Silvio Antonio Gómez Santana y Viterbo Álvarez (Pechito); mientras que a Pedro Peña Ortiz y David Olivero Segura solo se les condenó a 3 años y al acusado  Sindito Almonte, a 2 años de cárcel. [3]
Ningunos de los  implicados en el crimen de las hermanas Mirabal cumplieron con sus condenas, pues unos terminaron liberados por el coronel Manuel Ramón Monte Araches el día en que lo constitucionalistas tomaron el control de la “Fortaleza Ozama”, durante la revolución de Abril de 1965;  mientras que otros fueron liberados por el jefe de la Policía en 1966, aduciendo que para ejecutar esa acción contra la justicia y contra el pueblo dominicano, él había recibido la orden del presidente provisional Héctor García Godoy. La impunidad siempre anda de las manos con el crimen.
El texto que explica las razones del asesinato
Insertamos a continuación el texto que sirvió para sustentar las  sentencias del 24 de noviembre de 1962, en que aparecen detalladas las causas y circunstancias que llevaron a Trujillo a ordenarle a Johnny Abbes García que asesinara a las hermanas Mirabal. Esta pieza forma parte de las conclusiones a las que llegó el tribunal con jurisdicción especial encargado de enjuiciar a los responsables de las referidas muertes, de las que copiamos la correspondiente a la número 28,  donde quedan establecidos los antecedentes relacionados con la responsabilidad de Trujillo, tanto en el acoso como en la persecución y el asesinato de que fueron víctimas las heroínas y su amigo acompañante.
“En cuanto al crimen de asesinato de las hermanas Mirabal y Rufino de la Cruz”.
Sentencia Cámara Penal con Jurisdicción Nacional. Sentencia No. 28.
“Resulta: Que son hechos constantes en el proceso que se ventila por ante este Tribunal, los que a continuación se expresan:
“Que las hermanas Minerva Mirabal, Patria Mirabal y María Teresa Mirabal desde su mocedad mostraron repudio a la persona y al régimen dictatorial que mantenía en nuestro país Rafael L. Trujillo; que, bien fuera para sonrojar la familia ya para satisfacer reclamos libidinosos, el Dictador hizo celebrar una fiesta en la ciudad de San Cristóbal, a la que fue invitada la familia Mirabal, y la que se vio obligada a asistir a ella; que en la fiesta antes dicha el Tirano se acercó a Minerva Mirabal y la requirió de amores haciéndole proposiciones deshonestas e inmorales, las que, con gran sorpresa de ella rechazó gallarda y valientemente; que tal suceso exasperó más aun al tirano contra esta virtuosa familia, al extremo de que poco tiempo después fue encarcelado por orden directa del Tirano el señor don Enrique Mirabal Fernández, padre de las hermanas Mirabal y su esposa Mercedes Reyes de Mirabal, así como la propia Minverva Mirabal.
“Que habiendo contraído esta matrimonio con el Dr. Manuel A. Tavárez  Justo, y habiendo este dirigido un movimiento político clandestino que se llamó 14 de Junio, al ser descubierto, fueron encarceladas Minerva y su hermana María Teresa, así como los esposos de ellas, Tavárez Justo, el ingeniero Leandro Guzmán Y Pedro Antonio González Cruz, lo mismo que alrededor de 400 miembros del susodicho movimiento, hechos ocurridos el 22 de enero de 1960; que a partir de ese momento se sucedieron las prisiones de los miembros de esta perseguida familia, objeto de un odio que anidaba en un pecho que parecía no saciarse en la venganza con el cumulo de torturas que le había aplicado a esta familia, llegando la obsesión del dictador a tal culminación la animadversión hacia esta familia.
Protesta por presencia Alicinio Peña Rivera en biblioteca Biblioteca Nacional. Foto AGN.
“Que en una ocasión se puso de manifiesto cuando al visitar a su amigo José Quezada en Villa Tapia, rugió iracundo la siguiente expresión: “solo tengo dos problemas políticos que resolver: la Iglesia Católica y la familia Mirabal”; esta tormenta se desencadenaba en el tirano 23 días antes de la tragedia; que para dar ejecución a sus horrorosos propósitos impartió ordenes al Jefe del Servicio de Inteligencia Militar Teniente Coronel Cándido Torres Tejada (a) Candito, para que, por medio de su institución, dieran muerte a esas hermanas Mirabal bajo la apariencia de que había ocurrido un accidente automovilístico.
“Que para ejecutar estas instrucciones Candito Torres se trasladó a la ciudad de Santiago y se puso en contacto con el Teniente Víctor Alicinio Peña Rivera, Jefe del Servicio de Inteligencia Militar del Departamento Norte y le dijo que se trataba de “prepararle un accidente” a las hermanas Mirabal en el camino de La Cumbre a Tamboril (Peña).
“Que inmediatamente después fue despachado de la Capital el Sargento Ciriaco de la Rosa Luciano, a quien se le dijo: “Ya Peña Rivera tiene sus órdenes”; que después de entrevistarse en el “Hotel Antillas” de Santiago, De la Rosa y Peña Rivera, y discutir y planear los detalles de ejecución del crimen, este puso a disposición de aquel a los acusados Manuel Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez Terrero, indicándoles que el supuesto accidente debiera hacerse en el camino de Tamboril, dándole dinero para gastos y vehículos para lo que fuera necesario.
“Que este grupo, después de la discusión de los planes necesarios a la ejecución del crimen, cortaron cuatro palos, los pusieron en el baúl del carro y salieron al encuentro de sus indefensas victimas las que sabían se encontraban visitando a sus esposos, que se hallaban presos en la cárcel pública de Puerto Plata; porque para asegurar el buen éxito de la empresa criminal, ya se había ordenado que los esposos Tavárez Justo y Guzmán fueran trasladados a esa cárcel y se aumentara el número de visitas a los familiares de ellos.
“Que en dos ocasiones no fue posible cometer el horrendo crimen porque además de las hermanas Mirabal, venia acampándolas niños y ancianos; que el día 25 de noviembre de 1960 los acusados fueron a Puerto Plata, pasaron por La Fortaleza, vieron el jeep de las hermanas Mirabal, anotaron el número de la placa y fueron al puente de Mara-Picá  que se halla a tres y medio kilómetros del pueblo esperaron allí la llegada de sus víctimas; que al llegar al sitio indicado, el jeep que conducía a las victimas manejado por Rufino de la Cruz fue detenido por los acusados y obligado sus  ocupantes a montar en el carro de los acusados quienes las custodiaron completamente armados.
“Que este acto fue accidentalmente presenciado por los testigos José G. Pérez Hernández, Silvio Bienvenido Núñez Soto, Tomas Ortega y Romeo A. Molina, que ocupaban el camión de la Caja de Seguros Sociales y se hallaba detenido en ese sitio, habiendo sido estos involuntarios testigos presenciales del apresamiento de las víctimas, amenazados enérgicamente, con amenazas capitales por los captores de las víctimas si osaban decir una palabra de los hechos que habían presenciado; que las víctimas después de apresadas, fueron conducidas, según dicen los acusados, a un lugar en la entrada de un camino a unos 10 kilómetros de Puerto Plata.
“Según su propia confesión, les dieron muerte a las tres hermanas Mirabal y al chofer Rufino de la Cruz; que después de esperar un largo rato, condujeron los cadáveres a un lugar situado a 3 km de La Cumbre en el camino de Tamboril y arrojadas a una pendiente abismal, que había sido escogido en el viaje de ida a Puerto Plata; que al  estruendo producido por la caída del jeep y los cadáveres a la hondonada acudieron vecinos del lugar e informaron a las autoridades, las que se trasladaron al lugar del hecho y rescataron los cadáveres, los que examinados por el medio legista requerido al efecto, presentaban signos de estrangulación, fracturas, golpes y heridas, como constan en los certificados médicos y en la declaración del legista que obran en el expediente.
“Resulta: que muerto el tirano por la acción de los conjurados del 30 de mayo de 1961, la acción que se hallaba postergada por descuido, se inició abriendo la sumaria correspondiente para la averiguación del crimen, determinación de los culpables y sometimiento a los Tribunales correspondientes”. (….).[4]
(Fuentes: [1] “Trujillo y yo; Memoria de Johnny Abbes García”. Santo Domingo, Letragráfica, 2009, p. 19; [2] Johnny Abbes García, “Odisea y muertes de Hermanas Mirabal”. Periódico El Tiempo, Nueva York, 5 de noviembre 1967;  [3] “En cuanto al crimen de asesinato de las hermanas Mirabal y Rufino de la Cruz”. Cámara Penal con Jurisdicción Nacional. Sentencia No. 28. En: El Juicio a los asesinos de las hermanas Mirabal. Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2011, pp. 328-333; [4] Ob. cit., p.300-303

Trujillo contra las hermanas Mirabal: En el juicio testigos narraron la forma en que fueron asesinadas (3)

Foto: Peña Rivera responsable del SIM en la operación contra las hermanas Mirabal. Foto AGN
El juicio contra los integrantes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), asesinos de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal y del conductor del jeep Rufino de la Cruz, el 25 de noviembre de 1960, se inició con el proceso de instrucción celebrado el 20 de enero de 1962, aunque la cámara penal comenzó la sumaria  el 18 de marzo. A partir del 28 de junio fueron celebradas las audiencias públicas que concluyeron con las sentencias definitivas el 24 de noviembre de 1962. La causa estuvo a cargo de la Cámara de Jurisdicción Especial, ubicada en el Palacio de Justicia del Centro de los Héroes (lugar conocido como La Feria), compuesta por el juez  Osvaldo B. Soto, el procurador fiscal con jurisdicción especial Rafael Valera Benítez, y el señor  Juan Ramón Hernández Alberto como aguacil del Estado.
Víctor A. Peña Rivera jefe del SIM en el Cibao acompañado de otros caliés implicados en el crimen. Foto AGN
El grupo de acusados del horrendo crimen estaba integrado por  Ciriaco de la Rosa Luciano, Manuel Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez Terrero. Además, Cándido Torres Tejada quien actuó como formal jefe del SIM bajo las órdenes directas de Johnny Abbes García  y el capitán Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe del Servicio de Inteligencia en la región del Cibao. También por los agentes Sindito Almonte, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Álvarez, Pedro Peña Ortiz, y David Enrique Olivero Segura.
Es importante puntualizar, que en las declaraciones del testigo Pascual de Jesús Espinal, quien era residente de la ciudad de Santiago, este confirmó que reconoció en el lugar de los hechos  al  jefe del SIM en esa ciudad, capitán Alicinio Peña Rivera, quien al momento de ejecutar a las hermanas de Ojo de Agua, Salcedo, “estaba vestido con un pantalón verde olivo o negro, con una guayabera de pintita y un sombrero” y que fue él quien “mato a la primera”.
Por igual, el testigo José Antonio Baltasar García, que también dijo conocer bastante bien a Peña Rivera, contó la forma en que este se apropió de  terrenos y viviendas de familiares de las hermanas Mirabal, confirmando además, que en su forma de vestir el jefe del SIM de Santiago siempre iba “vestido de civil con un sombrero grande de ranchero”.  Estas observaciones fueron de interés en medio del juicio, debido a que Peña Rivera negaba que él se encontrara en el lugar conocido como La Cumbre al momento del múltiple asesinato, y que por el contrario hizo lo posible para alejarse de esa zona para evitar que lo implicaran en el crimen.
Fiesta para celebrar las muertes
El señor  Ramón García en interrogatorios a que fue sometido en el juicio, narró que en la propiedad que Peña Rivera expropió a la familia Mirabal, la noche del 26 de noviembre se celebró una fiesta que fue amenizada por el músico guitarrista  Pedro Antonio Pantaleón. La fiesta tuvo lugar en la que fue casa de Pedro González, esposo de Patria Mirabal, y que “el 26 de noviembre de 1960; al otro día del asesinato, el guitarrista Pedro Antonio Pantaleón dijo que conocía a varios de los asesinos que estaban siendo juzgados, entre ellos a Ciriaco de la Rosa, Cruz Valerio, Estrella Malleta, que le decían Cubanito; también a Gómez Santana, Peña Rivera y había visto a Rojas Lora y a Pérez Terrero en la referida celebración. Contó, que después de asesinar a las hermanas, “al poco tiempo-llegó– un cepillo con estos 5 adelante y Silvio Gómez Santana y trajeron la noticia de que las hermanas Mirabal se habían matado y tiraron tiros; le noté que estaba arañado; le pregunté qué  le pasó y me dijo que fue unas malditas mujeres que fueron a coger presas y los aruñaron y lo mordieron y tuvieron que cogerla por el cuello; que se fueron los otros y quedó Silvio Gómez Santana y Heriberto Rivera, y me dijo que buscara una guitarra y nos pusimos a tocar; tomando mucho ron”. [1]
Peña Rivera propuso matar a Fafa Taveras
Manolo Tavárez señalando a uno de asesinos de las hermanas Mirabal.
El testigo Pedro Antonio Pantaleón contó en el juicio,  que el festejo no fue el día 26, sino el 25 de noviembre en la noche: “El día de los tragos fue el 25 de noviembre” y la fiesta se prolongó hasta las 3:30 de la madrugada. Y dijo además, que Alicinio le propuso matar a Rafael-Fafa-Taveras, quien era tenido por el Servicio de Inteligencia como enemigo del régimen: “Alicinio me llamó, me brindó ron y me dijo “te voy a hacer una proposición, que me daba RD$300.00 para que matara a Rafael Taveras que había estado preso, que había que quitarlo del medio porque era enemigo de nuestro Jefe y que si yo no era trujillista” y le dije que sí, pero no me atrevía a hacer eso y me dijo que si lo mataba me mandaba a la frontera con RD$125,00”.[2]
Trujillo celebró con fiesta muerte de las hermanas
La perversidad de Trujillo no tenía límites. Después de los asesinatos cometidos contra las tres hermanas, Trujillo decidió visitar la población de Villa Tenares, muy próximo a Salcedo y a la localidad de Ojo de Agua donde residía la familia Mirabal.  Cuenta Víctor A.  Peña Rivera, responsable de la vigilancia y seguridad que para esa ocasión protegió al mandatario, que este utilizó como excusa que los “residentes del lugar les harían un homenaje en el que participaría la mayor parte de los residentes de los campos y pueblos cercanos”, incluyendo los de Salcedo; pero que el evento se realizó con el fin de celebrar las muertes de las Mirabal y para tal fin se hizo una fiesta en casa de un pariente de las mujeres asesinadas:
“El banquete— relata Peña Rivera—seria servido en la residencia del cuñado de Patria Mirabal, una de las hermanas asesinadas, y aquel ambiente de luto y tristeza fue transformado en un ambiente de alegría y diversión. Una orquesta atronaba los aires con sus cadenciosas notas de ritmos antillanos. El Jefe llegó allí poco después del mediodía, acompañado por Cucho Álvarez. Yo había tenido a mi cargo las precauciones de protección y seguridad. Después de saludar a los presentes, los invitados pasaron a servirse a una mesa en que se exhibía un derroche y abundancia de ricos majares”.
Por las razones que tuvo Trujillo para la celebración de aquella fiesta, el propio jefe del SIM en la región del Cibao, conociendo muy bien las respuestas, se atrevió a preguntar: 
“¿Por qué el señor de la casa, hermano de Pedro González Cruz, preso por participar en el movimiento antitrujillista, y cuya esposa y cuñada habían sido salvajemente asesinadas unos meses antes, se prestaba a aquella comedia, que era también una humillación? ¿Celebraba allí el Generalísimo el haberse logrado desembarazar el recuerdo del repudio de Minerva Mirabal unos años antes?”.[3]
Emilio Estrada Malleta conocido como El Cubanito, participo en las muertes de las Mirabal. Foto AGN.
El SIM apresó a las Mirabal
Rafael L. Trujillo—narra Johnny Abbes García, principal jefe del Servicio de Inteligencia—había ordenado cumplir con el mandato de “ponerle fin al caso de las Mirabal” y la orden se cumplió; pero en sus macabros planes los asesinos no contaban con la presencia de testigos, que son al final los que van a esclarecer todo lo que pasó aquel luctuoso 25 de noviembre de 1960:
Los  agentes del SIM detuvieron a las hermanas y su acompañante Rufino de la Cruz en el puente Mala-Pica, en un lugar próximo a Puerto Plata.  Sobre el particular, la declaratoria del testigo José G. Pérez Hernández cuenta detalles relacionados con la forma en que actuaron los caliés  y la manera en que las hermanas se defendieron. Los pormenores  fueron confirmados por otros de los testigos interrogados durante el juicio. Pérez Hernández dijo además, que en el momento del apresamiento las hermanas lucharon contra sus agresores y pidieron ayuda, gritando que avisaran a “los Mirabal que nos van a matar”. Posteriormente, al caer la tarde de aquel sábado, otro testigo, Pascual de Jesús Espinal presenció oculto entre los matorrales, la acción criminal que le robó la vida a Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, y a su acompañante Rufino de la Cruz.
En el expediente del juicio son reveladores los testimonios que a continuación copiamos, que formaron parte de las  declaraciones hecha en su condición de testigos presenciales del asesinato y que aparecen reproducidos en el libro que contiene los interrogatorios a que fueron sometidos tanto los declarantes como los responsables del crimen: “El Juicio a los asesinos de las hermanas Mirabal”, publicado por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias en el 2011:
1) Apresadas en el puente de Mala-Pica
Patria, Minerva y Maria Teresa Mirabal. Foto fuente externa.
“Declaratoria del testigo José G. Pérez Hernández”
“Llegamos a Puerto Plata el 25 de noviembre a llevar medicinas, y después de entregarlas, salimos, y en el puesto de guardia nos chequeamos, nos pasó un jeep, al llegar a un puentecito había un carro Pontiac, se paró el jeep  lo asaltaron. Nosotros al ver el caso, le dije al chofer párate, y una de las hermanas Mirabal cogió para donde nosotros, ella gritó auxilio, socórrannos, son caliés  y nos van a matar.
“Uno de ellos la arrancó del camión, volvió otro y la ayudo a monta en el carro; uno de ellos nos dijo que si decíamos algo nos podríamos embromar; y le dije que trabajaba con Cholo Villeta; venia una camioneta de Agricultura y al preguntarme qué pasaba, yo le dije sigue;  pasó el jeep y siguió y el hecho sucedió de cinco y diez (5:10) a (5:15), de la tarde.
“Había un Mercedes Benz rojo parado y un hombre con sombrero de vaquero, y al salir a la carretera de Monte Cristi, había un cepillito dando vuelta detrás, y el chofer dijo, yo le voy a dar con el camión, y yo le dije; yo abro la puerta y me voy, porque vacío no podemos pelear con estas gentes y después que llegamos a San Juan fue que supimos lo que ocurrió.
“El que arrancó la muchacha del camión fue Ciriaco de la Rosa, vino otro y le ayudo al señor; lo ayudó Manuel Alfonseca Cruz Valerio, lo ayudó a llevarla; Malleta se quedó con el chofer en el jeep y con De la Rosa se llevó el jeep
“De la Rosa fue quien me amenazó, no pude observar el número del carrito; fue sábado en la mañana, no pude reconocer a ninguno, era un carro del Servicio de Inteligencia y nos habían amenazado; era gris, de los que acostumbraban a usar, en buen estado, casi nuevo, no lo volví a ver.
“En Villa nos pasó y nosotros entramos por Majagua; el carro Pontiac estaba parado en el puentecito a la derecha y ellos las asaltaron, y el jeep a la izquierda; ellos asaltaron el jeep por los dos lados; una de las victimas habló con el chofer y dijo avívenle a los Mirabal que nos van a matar; yo no sabía que a las mujeres le hacían eso; ellas estaban vestidas de blusas amarillas de seda y falda sastre marrón. Eso fue en estado de desesperación cuando la arrastraron al carro, fueron dos los que indiqué, Ciriaco de la Rosa y Manuel Alfonso Cruz Valerio; el Servicio de Inteligencia no nos llamó en ningún momento”.[4]
2) La forma en que fueron asesinadas en La Cumbre
“Interrogatorio al testigo Pascual de Jesús Espinal. Cámara Penal con Jurisdicción nacional.
Acta de Audiencia.
“En el año 1960 solicites a la oficina de obras públicas en Santiago trabajo de jornalero, se me concedió trabajar en la carretera, no sé si fue en mayo o junio (…). Recuerdo que en noviembre hubo un parao, le solicité que se me dejara trabajando y se me concedió (…). El 25 llevo la mañana de trabajo y pasaban maquinas, recuerdo sí que pasó un camión entre 7 u 8 cuando empezábamos a trabajar. Era del Seguro Social, como al medio día llegó un jeep con tres mujeres manejado por un señor, a quienes no conocía. El chofer con precaución se detuvo y dijo una de las señoras: “Bajemos para que pase el jeep”. Se montaron nuevamente y se fueron de Santiago a Puerto Plata, ya se estaba terminando el trabajo.
Manolo Tavárez Justo en juicio acompañado de amigos y familiares de las hermanas Miraban. Foto AGN
“Más tarde, como a eso de las cuatro, llegó un carro Mercedes Benz color rojo ladrillo y un carrito cepillo y siguieron a prisa. Un compañero dijo “esos carros del SIM pasan como el diablo” y otro dijo: “no menciones SIM que tú sabes cómo está la cosas”. Seguimos trabajando y luego llegó un camión volteo con órdenes de trasladarnos a otro sitio, señalando a Tamboril a quitar dos derrumbes pequeños que se habían hecho. (…).
“Cuando era cerca de las cuatro el capataz dijo ya es hora, vámonos, yo corrí a la casita a buscar mi ropa y el volteo me dejó a pie, tome un acto de violencia y me senté. Salí a La Cumbre en busca de vehículo, cuando había caminado tres o cinco kilómetros me dio ganas de evacuar y me paré, me interné donde había una lomita, e hice mi actuación. Salí y vi que venía una máquina, sentí que se pararon delante de mí, cogí mi pala e iba subiendo por otra parte más baja entre yerbas y matas.
“Lo primero que alcancé a ver fue un jeep parado, seguí caminando y vi el carro mercedes Benz rojo y vi a Alicinio Peña Rivera que bajaba. Cuando vi el tiburón me agaché porque era peligrosísimo, me agache y vi que en el jeep venia una sola persona, en lo que abrió  la puerta y la agarró,  agarró una mujer por los cabellos y cayó boca abajo, la levantó y delante de la mujer venia un señor blanco, de cada lado venia un hombre. Uno de ellos la echó afuera y otro señor indio alto sacó otra y se me parecieron a las señoras que yo vi, una tenía el pelo corto, vi que se quitaron una venda, vi cuando un hombre con un punzoncito fino brilloso lo enterró a la mujer; esta gritó, entonces el otro hombre vi que le enterró otro punzoncito; un señor gordito indio estaba refregando con ella pegado al jeep. Ellos buscaban hacia arriba, Peña Rivera dio la vuelta y haló por la pistola y dijo: “ustedes no son hombres”, cuando ellos acabaron de matar las tres mujeres, llegó otro jeep con otros hombres y vi que sacaron un hombre amarrado y el hombre dijo: “hasta a mí me van a matar”. Vi a Alicinio cuando le dio con el punzón. Peña Rivera rompió la capota del jeep, vino un gordito y haló la capota.
“La primera que Peña Rivera entro en el jeep fue la gordita gallardona, tiraron el hombre que quedó cruzado de la señora y la otra fue tirada y luego vi cuando cuatro hombres la tiraron con el jeep a la zanja, vi cuando una soltó un zapato. Llegó un cepillo y Peña Rivera dio la vuelta seguida. Pensé que podía haber alguna persona acechando que estuviera escondida, yo seguí la carretera a paso doble. A pocos momentos como a tres cuartos de hora llegué a La Cumbre, había dos guardias, uno me llamó y  me preguntó que de dónde venía, le dije que venía de trabajar y que un camión me dejó, me pidieron la cedula y me entraron, me sentaron en un banco y como a la media hora llegó un señor indio gordito con una gorra, me preguntó ¿de  dónde Ud. Viene? Le respondí que trabajaba en la carretera y me preguntó si yo vi algo. Al transcurso de tres cuartos de hora me entregó la cedula un guardia y me dijo: váyase y póngase de aquel lado de la carretera; pasó una guagüita y me llevo por $0.25. Al otro día una señora comentaba que se volcó un jeep con tres sonoras y que fue un accidente, una señora comentó: “¿accidente?”.  Un hombre le dijo: ¡cállate la boca!”. [5]
El fiscal con jurisdicción especial Rafael Valera Benítez acompañado de abogados de la parte acusadora. Foto AGN
(Fuente[1] “Expediente judicial de la Cámara Penal con Jurisdicción Nacional”. Acta de Audiencia. En: El Juicio a los asesinos de las hermanas Mirabal. Santo Domingo, CPEP, 2011; [2] Ob. cit.; [3] Víctor Alicinio Peña Rivera, Trujillo: Historia oculta de un dictador. New York, Plus Ultra Educational Publishers, 1977, p. 294; [4] “Declaratoria del testigo José G. Pérez Hernández”. En: “Expediente judicial de la Cámara Penal con Jurisdicción Nacional”. Acta de Audiencia. En: El Juicio a los asesinos de las hermanas Mirabal. Santo Domingo, CPEP, 2011, pp. 31-32; [5] “Interrogatorio al testigo Pascual de Jesús Espinal”Expediente judicial de la Cámara Penal con Jurisdicción Nacional. Acta de Audiencia. En: El Juicio a los asesinos de las hermanas Mirabal. Santo Domingo, CPEP, 2011, pp. 175-216).

Trujillo contra las hermanas Mirabal: Seis meses antes de asesinato el tirano acusó a las Mirabal de comunistas (2)

Foto: Casa en la que residía la familia Mirabal, en la comunidad de Ojo de Agua, Salcedo.
La historia, la que construyen  los pueblos en sus actividades políticas, económicas y sociales va dejando innumerables huellas, materia prima para reconstruir los acontecimientos trascendentales y poder explicar a las nuevas generaciones la verdad de los hechos. Esas huellas están contenidas en los documentos, cartas, testimonios orales, memorias y medios impresos, sin importar la
Patria Mirabal
justificación o encubrimiento de las reales causas relacionadas con las mismas.
Es el caso del asesinato de las hermanas Mirabal, ya se puede comprobar de que fue un crimen ordenado por el dictador Rafael L. Trujillo y en cierta forma anunciado por él a través del periódico El Caribe, medio impreso de su propiedad, el 16 de mayo de 1960. Un día antes, a seis meses y algunos días de que el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) ejecutara la macabra orden, el tirano hizo graves declaraciones a la prensa acusándolas de comunistas, prueba de que venía planeando la muerte de las hermanas de la comunidad de Ojo de Agua, Salcedo, como lo confesó Johnny Abbes García años después.
El texto  a que hacemos referencia, aparece en El Caribe firmado por J. Rafael Khoury,  cargado de informaciones relacionadas con la coyuntura política que hacia tambalear la dictadura, muestra de que para esa fecha el tirano comenzaba a presentar signos de debilidad y desesperación: contradicciones con la iglesia católica; dificultades con la política exterior de los Estados Unidos y las sanciones impuestas por la Organización de Estados Americanos (OEA); además, enfrentamiento con la iglesia Testigos de Jehová; apresamiento y tortura de cientos de jóvenes de la agrupación clandestina 14 de Junio; simulacro de apertura política supuestamente democrática con el ingreso de algunos líderes del Movimiento Popular Dominicano en 1960, y la denuncia de que en la zona del Cibao el antitrujillismo estaba en ascenso, principalmente en San Francisco de Macorís, La Vega, Salcedo, Tenares y Santiago.
La situación era más que compleja y apuntaba al debilitamiento de los controles impuestos por la dictadura desde el 16 de agosto de 1930, cuando se inició formalmente el largo período  en el que Trujillo había logrado agenciarse el apoyo de los Estados Unidos, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas, y neutralizado a importantes sectores económicos del país, mientras que la oposición había sido controlada a lo interno y solo tenía relativa actividad en países de la región, especialmente Cuba, Venezuela y Puerto Rico, en los que existían gobiernos dispuestos a denunciar lo que estaba pasando en la República Dominicana.
En el marco de esta difícil coyuntura, Trujillo inició una ofensiva que lo llevó a las principales ciudades del país, buscando la consolidación del régimen y la exaltación de su figura; de manera que los “mítines apoteósicos” celebrados para recibirlo en cada una de las visitas, eran aprovechados por él  para denunciar las actividades de quienes entendía amenazaban la continuidad de su gobierno.
Estando en Santiago el 16 de mayo de 1960, Trujillo aprovechó para opinar sobre las actividades de sus opositores, quienes, de acuerdo al mandatario, desarrollaban actividades clandestinas, diciendo que “ciertos católicos, con sotana o sin ella, trabajan con los comunistas y “Testigos de Jehová”, apuntando  que donde los opositores habían echado raíces “más hondas”  había “sido en la sección de Conuco y en las ciudades de Tenares y Salcedo, hasta llegar a San Francisco de Macorís”.
Minerva Mirabal
En sus declaraciones, Trujillo señaló por sus apellidos a los responsables de que en el Cibao se produjeran esos movimientos. La región estuvo por décadas controlada, pero ahora no parecía poder evitar el auge del rechazo a su política, por lo que reiteró: “años atrás en Conuco se destacaron los Mirabal y sus familiares, y algunos miembros de la familia González. Los comunistas también hicieron intensa campaña en La Vega y en las secciones de Cutupú y Río Verde”. Se expresó sin dejar de señalar a los que, desde Santiago, también se habían convertido en enemigos de su régimen, como eran los casos de “miembros de una familia Pérez”.
Desde antes de las referidas acusaciones hechas por el dictador de manera pública, ya se percibía el interés de asesinar a las jóvenes de la comunidad de “Ojo de Agua”, Salcedo, tal y como lo anota Johnny Abbes en su escrito sobre las muertes de las tres hermanas:
“Minerva Mirabal era la que había llevado la semilla de la sedición a su familia—dice Johnny Abbes García—, y  posiblemente la que había contagiado a su esposo, el Dr. Manuel Tavárez  Justo quien había servido en el Gobierno como Fiscal y estaba vinculado a Isabel Mayer, una mujer de Montecristi de quien Trujillo se servía para muchas cosas. La actitud conspirativa de Minerva databa de sus días de estudiante de la Universidad, de la que salió graduada de abogada. Allí conoció a un joven inquieto y brillante que había ido a estudiar a Chile y regresaba hecho un marxista, Pericles Franco Ornes, quien luego fue uno de los dirigentes del Partido Socialista Popular. Las breves relaciones entre Minerva y Pericles bastaron para que la joven quedase enferma de izquierdismo radical, el cual andando el tiempo la condujo a la muerte y llevó la tragedia a su familia”.
Tres días después de haber ordenado Trujillo la liquidación del problema Mirabalsigue diciendo Abbes García—, recibí un informe confidencial de nuestra oficina de Santiago en la que se hablaba de un desesperado plan de las hermanas y de un grupo de jóvenes del Cibao para tratar de libertar a los Dres. Tavárez Justo, Leandro Guzmán y a Pedro González, los esposos”. [1]
Como había dicho antes, la historia va tejiendo los acontecimientos y dejando el hilo que conduce a desentrañar la verdad: la familia Mirabal fue perseguida y acosada por Trujillo; expropiada, parte de su patrimonio pasó a manos del jefe del SIM en el Cibao capitán y Alicinio Peña Rivera como premio al éxito alcanzado en “la operación Mirabal”. El 25 de noviembre de 1960, las hermanas fueron asesinadas por los esbirros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM); pero la sentencia de muerte, como lo demuestra el siguiente texto tomado del periódico El Caribe del 17 de mayo de 1960, fue pronunciada por Rafael L. Trujillo.
Texto de la reseña periodística de El Caribe, 17 de mayo de 1960:
María Teresa Mirabal
“Homenaje a Trujillo: incalculable multitud desfila ante estadista”
“Líder denuncia actividades clandestinas que perturban varias secciones del Cibao”.
Por : J. Rafael Khoury
“Santiago, 16 de mayo.—El Padre de la Patria Nueva, Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, hizo hoy trascendentales declaraciones a la prensa, en las cuales denunció las actividades clandestinas a que se han estado dedicando algunas personas en ciudades del Cibao.
Dijo que esas actividades fueron desplegadas en Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, Salcedo y Tenares, en  las secciones de Conuco, Cutupú y Río Verde.
Trujillo habló con este redactor al terminar el apoteótico desfile de hoy, en el que las fuerzas vivas de esta provincia le testimoniaron su inquebrantable lealtad y cariño.
Enrique Mirabal Fernández y Mercedes Reyes Camilo padres de las hermanas Mirabal.
El ilustre líder dijo: “la manifestación fue magnifica. Me hay complacido especialmente la asistencia de la juventud, porque esta juventud estará siempre dispuesta a castigar a los traidores internos y externos, en cualquier momento”.
Con su verbo firme y expresivo el Generalísimo declaró que ratificaba sus declaraciones del 28 de abril a la prensa, en las que informó que “ciertos católicos, con sotana o sin ella, trabajan con los comunistas y testigos de Jehová”.
Y agregó: “desde hace mucho tiempo los Testigos de Jehová y los comunistas donde han echado raíces más hondas ha sido en la sección de Conuco y en las ciudades de Tenares y Salcedo, hasta llegar a San Francisco de Macorís”.
Tras una breve pausa prosiguió: “años atrás en Conuco se destacaron los Mirabal y sus familiares, y algunos miembros de la familia González. Los comunistas también hicieron intensa campaña en La Vega y en las secciones de Cutupú y Río Verde”.
En una rotunda reafirmación de cómo sigue paso a paso todas las actividades de su pueblo, el Jefe dijo: “En Santiago, miembros de una familia Pérez, una de ellas hija de Froilán Pérez, se unió al reconocido comunista Bonilla Atiles, y ahora residen en Nueva York”.
El 16 de mayo de 1960 Trujillo acuso a las hermanas Mirabal de comunistas.
El Generalísimo informó que el Servicio de Migración le acababa de avisar que dos norteamericanos pertenecientes a la secta Testigos de Jehová, habían pedido permiso para desplegar sus actividades en el país y que a ambos se les había extendido pasaportes.
Expresó que no sabía sí algún comunista extranjero deseaba venir a la República Dominicana, pero en caso de que así fuera también se le daría permiso de entrada para que salgan abiertamente a la luz”. [2]
(Fuente[1] Johnny Abbes García, “Odisea y muertes de Hermanas Mirabal”. Periódico El Tiempo,  Nueva York, 5 de noviembre 1967; [2] “Homenaje a Trujillo: incalculable multitud desfila ante estadista; Líder denuncia actividades clandestinas que perturban varias secciones del Cibao”,  El Caribe, 17 de mayo de 1960).

EL MERENGUE Y TRUJILLO

  • AQUÍ

CUENTO SOBRE LA DICTADURA DE TRUJILLO

COMUNICACION Y PRENSA EN LA DICTADURA DE TRUJILLO

POESIA EN LA DICTADURA