BIENVENIDOS

PARAQUENOSEREPITALAHISTORIA .Para los interesados en el tema y los olvidadizos de sus hechos, aquí están para consultar múltiples artículos escritos por diversas personalidades internacionales y del país. El monopólico poder de este tirano con la supresión de las libertades fundamentales, su terrorismo de Estado basado en muertes ,desapariciones, torturas y la restricción del derecho a disentir de las personas , son razones suficientes y valederas PARA QUE NO SE REPITA SU HISTORIA . HISTORY CAN NOT BE REPEATED VERSION EN INGLES

jueves, 30 de mayo de 2013

Mataron al chivo.

 Editorial del Diario Libre. 30/5/2013

Cada 30 de mayo el país conmemora el ajusticiamiento del  dictador Rafael Leónidas Trujillo aquella noche memorable de 1961,  cuando el clima era ya irrespirable en el país y los vientos de la  libertad soplaban por toda América.
 En efecto, en la segunda  mitad de la década de 1950 varias dictaduras latinoamericanas  sucumbieron ante los avances de sus pueblos, convirtiendo a la dictadura  de Trujillo en un anacronismo.
 Sin embargo, a pesar de que la  dictadura se estaba ahogando en su propia sangre, faltaban los hombres  capaces de sostener una conspiración sin ser develados y de ejecutar la  acción que decapitara la dictadura más sangrienta de nuestra historia.
 No  obstante, con la muerte del tirano no murió la dictadura. Un gobierno  opresor de tan larga duración crea una cultura autoritaria que se  prolonga en el tiempo y afecta el desarrollo de las libertades y de las  instituciones democráticas. Es por tanto, deber de las actuales  generaciones ir saneando nuestro pensamiento de los signos vigentes de  esa dictadura.

martes, 28 de mayo de 2013

A 52 Años: "Trujillo Visto Por un Psiquiatra"

  Escrito por Periodico Primicias .
El Psiquiatra, escritor columnista, investigador, gerente y educador en salud mental, José Miguel Gómez, en su obra "Trujillo Visto por un Psiquiatra", revela que en el fondo el dictador era tímido, estaba lleno de carencia, tuvo muchas frustraciones a las que no les dio respuestas psicoemocionales sanas.
El investigador de la conducta describe a Trujillo Molina, como inflexible de emociones, de afectos y de sentimientos inadaptados. Amaba su madre, pero podía maltratar, humillar, abusar y podía acosar a las mujeres en nombre del amor y de los efectos. En su obra "Trujillo visto por Psiquiatra", el Dr. José Miguel Gómez, sostiene que Rafael Leónidas Trujillo se convirtió en un símbolo y en un mito. Fue un maestro de las habilidades, de las manipulaciones; aprendió a dividir, indisponer y utilizar a las personas.
También-Trujillo-,carecía de afectos, de sentimientos y de conciencia social; era capaz de asesinar, sin que le importaran los vínculos que tenia con sus victimas.
Como persona, como militar y como político siempre hizo trampas. Los fines siempre justificaron los medios y el método.
Manifiesta el psiquiatra José Miguel Gómez, que ese legado psicosocial y conductual que dejó la dictadura es un aprendizaje psicosocial de reflexiones sociales no sanas, y muchos menos, digno de imitar.
A El, al igual que a otros, le dieron resultados para lograr sus propósitos y objetivos personales, mientras al pueblo le mataron la autoestima, la capacidad critica, la dignidad social, la visión colectiva y el respeto por su propia historia y sus propios orígenes.

lunes, 27 de mayo de 2013

LOS HOMBRES DE TRUJILLO

 Por Miguel Guerrero.
Cincuenta y dos años después de su muerte, se sigue afirmando que las relaciones internacionales experimentaron su máximo esplendor durante la Era de Trujillo, sólo porque hombres educados, con grandes conocimientos de las formas protocolares a la usanza de entonces y dotados de un gran dominio de la oratoria, les sirvieron al tirano en el exterior, sin tomar en cuenta los objetivos de esa política. Esos señores estaban mejor preparados para la faena que los que llegaron después, pero no eran mejores, ni estuvieron nunca guiados por razones éticas y morales.

Por el contrario, contribuyeron con su talento a perpetuar la tiranía y a justificar en el plano doméstico y en el escenario internacional, algunas de las peores atrocidades cometidas por ese régimen. No entiendo dónde radican los méritos de esa diplomacia y mucho menos la afirmación de que esa política exterior fuera certera y que en su ejecución se usaran a “los mejores hombres”.

La capacidad en sí misma no supone virtudes. En mi personal valoración de los hechos, sobre esos personajes de la historia dominicana que asumieron con entusiasmo la tarea de asignarle una justificación teórica, ética, moral y política, a un régimen tan despiadado como el de Trujillo, recae la mayor responsabilidad histórica. Me parece repugnante, además, pretender reivindicar los actos más deshonrosos en materia de cabildeo político, es decir, los sobornos a congresistas y diplomáticos norteamericanos, como evidencias de las cualidades de un servicio exterior cuyo único norte era la absoluta sumisión a un régimen que fue  entonces una vergüenza y hoy es un estigma para el pueblo dominicano. Nadie puede negar el talento de esos hombres, sus enormes capacidades intelectuales y, si se quiere, la fascinante elocuencia de sus discursos. Pero no representaron ninguna etapa brillante de nuestro servicio exterior.
Debido a la mala memoria de los dominicanos, causa de muchas de nuestras desgracias, existe todavía en algunos sectores la intención de replantear moralmente el tema de la tiranía, con el insano propósito de justificarla como una necesidad histórica de su época. Se nos pone de ejemplo el servicio exterior como muestra de la superioridad de la tiranía trujillista sobre la democracia.

Al advertir sobre el riesgo que eso supone para el sistema democrático, me atrevo a asegurar también que todo tiende a justificar ante las generaciones presentes y futuras actuaciones que de otra manera resultarían imposibles de explicar histórica , moral y políticamente. Con honrosas y conocidas excepciones, el servicio exterior durante la Era de Trujillo constituyó uno de los peores y más degradantes aspectos del régimen. La inteligencia de muchos de los que formaron parte del mismo hace posible que todavía hoy miles de dominicanos vean en esa etapa oscura de nuestra vida republicana, valores inexistentes.

Con todo respeto, esos personajes a  los que se atribuyen tantos méritos, quedaron ya marcados en las páginas de nuestra historia por la dimensión justa de sus propias actuaciones.

Todo esto me atrae a la memoria una  breve reflexión de Antón Antonov-Ovseyenko extraída de su estremecedora obra  El tiempo de Stalin, y que ya había reproducido en el prefacio de mi libro Trujillo y los héroes de junio: “En algunos países la nueva generación crece sin saber nada de la antigua mitología. A los niños se les dan mitos modernos que glorifican el poderío invencible de su propia nación y que hablan de orígenes y facultades divinas de sus gobernantes; así es como nacen el nacionalismo desenfrenado y el chauvinismo extremo. Y la idolatría. Pero en este terreno artificial, ¿qué crecerá? No una generación de ciudadanos responsables, sino una nueva hornada de carne de cañón”.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Las Madres con Trujillo




Por Giannella Perdomo Pérez

Escribir por la celebración del Día de las Madres, próximo al aniversario de la muerte de Rafael Leonidas Trujillo Molina, no me resulta tarea muy fácil, mucho menos cómoda, máxime cuando las musas traen a mis recuerdos el encuentro que sostuvieran con él algunas madres de La Romana, mi ciudad natal, con  motivo de las fiestas dedicadas a la Virgen  Santa Rosa de Lima, nuestra patrona, que se desarrollan  los días finales de cada mes de agosto.

En mis años infantiles y de adolescencia, los preparativos de estos festejos nos llenaban de inquietud por las actividades que se disfrutarían,  entre otras: los juegos, carreras en bicicletas, concursos, sin faltarnos el inolvidable y divertido “palo ensebao”.  Como broche de oro,  el cierre magistral de los festejos con “El baile de Santa Rosa”, bajo la responsabilidad de la otrora orquesta “ Generalísimo Trujillo”, que  posterior  a la muerte  del dictador,   la orquesta  es renombrada  “ Santa Cecilia”, dirigida por el inolvidable  Luis Alberti.
Para la celebración del año 1960, viajé desde Santiago de los Caballeros, donde residía con mis padres y hermanos.  Además de disfrutar del programa pautado para la ocasión, como tarea prioritaria, acompañaría a mi abuela, Elia Ramírez Vda. Perdomo,  quien estaba citada para sostener un pequeño encuentro con el “Padre de la Patria Nueva”, en el salón mayor del Club Recreativo,  situado frente al parque, próximo a la Iglesia. (Ignoro los detalles para este encuentro y cómo pudo lograrlo).

Al igual que mi abuela, otras madres conversarían   con el “Benefactor de la Iglesia”, a fines de  solicitarle les permitieran visitar a  sus hijos y/o pedir su libertad, quienes guardaban prisión en la cárcel La Victoria, por pertenecer al Movimiento Clandestino 14 de Junio, descubierto en el mes de enero del año 1960, sin haber logrado visitarles desde sus detenciones, producidas en la fecha referida.  
Inolvidable mi abuelita, a mi lado, subiendo las escaleras del club.  Una vez dentro, observé los detalles de la mesa, muy bien puesta, como de costumbre para estos eventos.  En el centro de la misma,  sentado y rodeado del equipo de las  “dignas autoridades de su gobierno”, distinguimos  al ¨Generalísimo Trujillo”.  Un militar nos condujo a la mesa presidencial, caminando muy cerca de mi abuela.

Iniciado el diálogo entre mi abuela y Trujillo, asumí que a sus requerimientos, -porque jamás entendí cuanto él murmuraba,  tal vez impresionada por la presencia del Dictador-   serenamente ella contestó: “Eugenio Perdomo Ramírez”.  Mirándola fija y fríamente, esta vez sí escuché el comentario de Trujillo: “¡pero a ese hombre lo mataron hace mucho tiempo!”.  ¡Dios, cómo la sentí tambalear!
Ante la reacción de aquella madre, pálida, trémula, revestido de cinismo, rápidamente exclamó: “pero yo no me refiero a su hijo sino al Eugenio Perdomo de alláááá, del mil ochocientos”.  Con este   comentario, presto y al unísono, sin distraer sobre ella la mirada, levantó la mano derecha, abierta, pasándola sobre el hombro derecho, en movimiento circular indicativo del   pasado. 

La información que escuché, unida a mis 18 años del momento, no me permitieron asimilar lo que a continuación sucedió.  Ya mi papá estaba muerto y él lo sabía.  Para el “Padre de la Patria Nueva” las acciones de sus “hijos” estaban muy bien controladas, porque según testimonios de quienes estuvieron en sus alrededores, en el país no se cometía ningún crimen o asesinato que no fuera ordenado por él. ¡Con cuánto dolor regresamos a la casa! Ella caminaba cabizbaja y silenciosa; sentí que en cada una de sus pisadas, se desgarraba el alma de mi abuela.  

 Rememorando con antiguos vecinos, los mas allegados a mis tías y abuela, en igual contexto de vivencias sobre el trato que en aquella ocasión Trujillo dispensó a las madres de La Romana, Efraín Santana    -Enrique para nosotros-, me relata: “Allí también se entrevistó con el Jefe doña Delia Vda. Pons, la mamá de Luis Ramón Peña González, mejor conocido como Papilín, seminarista preso con relación al complot del 14 de Junio y a quien también asesinaron los esbirros de la tiranía”.

“Doña Delia Vda. Pons, quien vivía en nuestro barrio, consiguió la entrevista mediante un telegrama que en ese sentido le había enviado a Trujillo.  Se comentaba discretamente la posibilidad de que el Padre Abreu le comunicara que El Jefe venía para La Romana con motivo de las fiestas patronales”.

“En esa entrevista, y al regresar de la misma, -continúa narrando Enrique-,  la misma doña Delia Vda Pons, nos contó lo que manifestó en mi presencia -yo debía tener unos 15 años-  al ser cuestionada por Trujillo y pedirle el nombre de su hijo y ella nombrarlo, Trujillo se viró hacia su ayudante Paíno Pichardo y en forma de broma le dijo: “Paíno, y este no es uno de los que ya los…..”, terminando la frase con el gesto de pasarse el dedo índice por el cuello en señal de que había sido liquidado”.


 El “Benefactor de la Iglesia” no escatimó   esfuerzo alguno para exhibir sus malsanos sentimientos, durante el trato inmisericorde y abusivo con el que trató  a estas y otras angustiadas  madres.  

A partir de estos incidentes, las fiestas patronales de mi pueblo perdieron para mí su encanto; el recuerdo de mi abuela, suplicante, delante de Trujillo, laceró mi corazón.  Rememorar   la estampa de doña Delia Vda. Pons, electriza cada vello de mi cuerpo y mi cabeza pierde su eje central.

Conocer cada detalle de nuestro pasado y desempolvar estas vivencias como legado para la historia y las nuevas generaciones, constituye una responsabilidad a fin de evitar que situaciones parecidas puedan repetirse   en nuestra amada  Patria Trinitaria.

EL MERENGUE Y TRUJILLO

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CUENTO SOBRE LA DICTADURA DE TRUJILLO

COMUNICACION Y PRENSA EN LA DICTADURA DE TRUJILLO

POESIA EN LA DICTADURA