Logia Minaya
Los políticos de hoy solo se abrazan con el pueblo cuando quieren su elección. Sacan de su hoguera los cambios entre unos y otros, se insultan, dicen lo mal que otros hacen pero no dicen lo que harán y cómo lo harán. El pueblo está “jarto”. Hay muchas dificultades en el diario vivir y los ciudadanos pasan su día tratando de vivir lo mejor que puedan y miran de reojos a los políticos que solo se llenan los bolsillos. Con todo esto y muchísimo más hay un pueblo que vive sin educación. Los de clase alta pueden vivir encerrados en su casa por temor al asalto, pero los de clase baja no tienen la certeza de lo que se puede o no se puede hacer. ¿Qué partido político da clases para que los ciudadanos sepan lo que es correcto? Juan Bosch lo hacía, Peña Gómez también. Supongo que ahora sintiendo en sus tumbas lo mal que vivimos, sus almas tiemblan con enojo.
Hay mucha basura que alimenta mosquitos que traen enfermedades, hay motociclistas que se meten y salen por calles incorrectas, hay escándalos en vehículos que tienen bocinas con un taque-taque que no es música, que impiden dormir, estar tranquilo y hasta cruzar una calle es difícil ¿y qué hacen los ayuntamientos? Algunos recogen la basura dos veces al día pero los ciudadanos vuelven a tirar en medio de la calle. Por eso es que lo necesita educar a un pueblo.
Antes, los maestros, los padres y las madres, la familia completa daba muestras de hacer lo bueno, lo mejor en nuestras vidas, nos educaban hasta con un reglazo en manos, nos decían día a día lo que debíamos hacer y lo que no. Y hasta los gobernadores predicaban lo que podía ser bueno o ser malo en nuestra sociedad. ¿Y ahora, no? Los que gobiernan provincias, municipios y hasta el país completo, no hacen, ni dicen lo que se debe hacer. Los robos a granel, los asesinatos, los insultos, los asaltos, y un etc. etc. etc., hasta lo infinito, no lleva a los ciudadanos a un vivir en lo correcto. Hasta los padres y las madres, en especial los muy pobres, y hasta el ricos-pobres-de espíritu, no educan bien a sus hijos, y eso nos trae niñas embarazadas, prostitutas, jóvenes delincuentes y un largo e intenso problema en sus vidas.
Los que están gobernando y los que van de nuevo a gobernar necesitan educar. Que en los barrios se diga lo que se puede hacer y lo que no, que se pongan letreros en las calles que digan que no crucen los autos por vía contraria, que las niñas cuiden sus cuerpos, que los jóvenes sepan que al robar no se justifica y les llevará a la cárcel donde la vida se hace imposible. Los que tienen el deber de decir la verdad ni se bajan de sus lujosos autos, ni viven donde ya vivían, ni se juntan con los habitantes de su pueblo.
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