EDITORIAL DIARIO LIBRE
Si estuvieras vivo, vieras que los dominicanos amantes de la ley y el orden, que obedecen las normas y que tratan de jugar limpio, son tratados de la misma manera en que te trataron a ti: son extraños en su propia tierra.
Tu lucha no fue en vano, porque todavía somos una república independiente, pero las cosas han cambiado mucho. La independencia, por ejemplo, es imposible entenderla como tú lo hacías. Ahora cualquier enviado se siente con el derecho de darnos órdenes o de agredirnos, y nadie hace nada. La frontera con Haití vale lo que se le puede pagar a un guardia y a pesar de que trazaste la línea muy clara, hoy muchos tratan de confundir la solidaridad con entrega. Si ves eso, te morirías de nuevo.
Fuiste un ejemplo de honradez material y espiritual. Por eso tu ejemplo no es promocionado. Aquí, ahora, el único que no es ladrón es porque no lo han atrapado, y la gente cree que eso es “defensa”. Nadie devuelve, como tú hiciste con el dinero que te entregaron, y los políticos son todos “santanistas”. No hay que agregar nada más. ¡Ay, Duarte!
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