SIEMPRE HA SIDO BLANCO DE ATAQUES DE PARTE DEL PODER POLÍTICO
Sus mensajes siempre fueron destacados por la prensa.
Página Siete / La Paz
Desde donde le ha tocado ejercer su misión como obispo –a finales de los 70–, la voz de Julio Terrazas ha sido siempre una piedra en el zapato para casi todos los gobiernos de turno, incluido el del presidente Evo Morales, que en varias ocasiones lo mandó a la sacristía a rezar "en lugar de hacer política”.
El Cardenal participó activamente durante los últimos años en la defensa de los derechos ciudadanos, lo que le ha puesto en varias ocasiones enfrente del poder político, a cuyas arremetidas normalmente no respondía.
El primer régimen que comenzó a sentir el peso de su mensaje fue el del dictador Hugo Banzer Suárez, cuando Terrazas era ya obispo auxiliar de La Paz (1978-1982). Su colega militar Luis García Meza Tejada tampoco se libró de las homilías dominicales del joven obispo, nacido en Vallegrande hace 79 años.
"Hay dos Julios que han dejado sus huellas en el país, el Julio Tumiri (el fundador de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia durante la dictadura de Hugo Banzer Suárez en 1976) y el Julio Terrazas. El primero, por todo lo que hizo por los derechos humanos, y el segundo, por lo que fue como pastor de Oruro”, dijo el sacerdote Evar Luis Fernández, administrador de la pequeña parroquia Virgen del Socavón, en la zona de La Maica, de la ciudad de Cochabamba.
Recordó que fue en Oruro que el Cardenal comenzó a mostrar su preferencia por los grupos marginados, como los mineros, que en ese momento vivían el drama de la relocalización. "Siempre ha estado a lado de los mineros, pero también de otros sectores pobres, se ha jugado por ellos”, agregó el sacerdote Fernández, quien -sin embargo- considera que su vida pastoral sufrió un giro desde que llegó a arzobispo y cardenal.
Los gobiernos de Víctor Paz Estenssoro y de Gonzalo Sánchez de Lozada también se ensañaron contra el entonces obispo, a quién –ambos gobiernos- mandaron a rezar. En esos gobiernos, Terrazas denunció la violación a los derechos humanos y la creciente actividad del narcotráfico en el país.
Pero el Gobierno que más veces lo atacó fue el presidido por Evo Morales. Ministros, viceministros y parlamentarios del MAS lo acusaron de estar en la vereda de "la derecha” y de "hacer política”.
"Los cuatro temas más importantes en la política de este año fueron el de tierras, autonomías, la nueva Constitución Política del Estado y la relación con Estados Unidos, y en los cuatro temas el Cardenal tiene una posición política, y lo respeto como persona, y respeto su posición, pero nosotros tenemos otra posición”, afirmó Sacha Llorenti en diciembre de 2008, cuando era viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales.
El purpurado tampoco se libró de los dardos del polémico ministro Juan Ramón Quintana, quien en 2012, en una entrevista de una hora en el programa Que No Me Pierda, dirigido entonces por el periodista Enrique Salazar, dijo que la Iglesia Católica es latifundista y "tramposa”, al referirse a la consulta post para construir el camino por el Territorio Indígena del Parque Nacional Tunari Isiboro Sécure.
"Para nosotros es bastante clara la realidad de la figura del Cardenal. Él siempre ha estado ahí cuando se han vulnerado el bien común, los derechos humanos y los valores fundamentales. La fidelidad al Evangelio termina siempre incomodando a los que ejercen el poder, y no siempre de la manera más adecuada”, afirma José Rivera, secretario ejecutivo de la Comisión de Comunicación de la Conferencia Episcopal Boliviana.
Así, la fidelidad al Evangelio del Cardenal se convirtió en una voz profética, independientemente del tipo de régimen. Tanto en dictadura como en democracia la voz de la Iglesia y, en particular la de monseñor Terrazas, ha incomodado fuertemente a los de turno y ha merecido duras críticas”, recuerda el comunicador José Rivera.
Desde donde le ha tocado ejercer su misión como obispo –a finales de los 70–, la voz de Julio Terrazas ha sido siempre una piedra en el zapato para casi todos los gobiernos de turno, incluido el del presidente Evo Morales, que en varias ocasiones lo mandó a la sacristía a rezar "en lugar de hacer política”.
El Cardenal participó activamente durante los últimos años en la defensa de los derechos ciudadanos, lo que le ha puesto en varias ocasiones enfrente del poder político, a cuyas arremetidas normalmente no respondía.
El primer régimen que comenzó a sentir el peso de su mensaje fue el del dictador Hugo Banzer Suárez, cuando Terrazas era ya obispo auxiliar de La Paz (1978-1982). Su colega militar Luis García Meza Tejada tampoco se libró de las homilías dominicales del joven obispo, nacido en Vallegrande hace 79 años.
"Hay dos Julios que han dejado sus huellas en el país, el Julio Tumiri (el fundador de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia durante la dictadura de Hugo Banzer Suárez en 1976) y el Julio Terrazas. El primero, por todo lo que hizo por los derechos humanos, y el segundo, por lo que fue como pastor de Oruro”, dijo el sacerdote Evar Luis Fernández, administrador de la pequeña parroquia Virgen del Socavón, en la zona de La Maica, de la ciudad de Cochabamba.
Recordó que fue en Oruro que el Cardenal comenzó a mostrar su preferencia por los grupos marginados, como los mineros, que en ese momento vivían el drama de la relocalización. "Siempre ha estado a lado de los mineros, pero también de otros sectores pobres, se ha jugado por ellos”, agregó el sacerdote Fernández, quien -sin embargo- considera que su vida pastoral sufrió un giro desde que llegó a arzobispo y cardenal.
Los gobiernos de Víctor Paz Estenssoro y de Gonzalo Sánchez de Lozada también se ensañaron contra el entonces obispo, a quién –ambos gobiernos- mandaron a rezar. En esos gobiernos, Terrazas denunció la violación a los derechos humanos y la creciente actividad del narcotráfico en el país.
Pero el Gobierno que más veces lo atacó fue el presidido por Evo Morales. Ministros, viceministros y parlamentarios del MAS lo acusaron de estar en la vereda de "la derecha” y de "hacer política”.
"Los cuatro temas más importantes en la política de este año fueron el de tierras, autonomías, la nueva Constitución Política del Estado y la relación con Estados Unidos, y en los cuatro temas el Cardenal tiene una posición política, y lo respeto como persona, y respeto su posición, pero nosotros tenemos otra posición”, afirmó Sacha Llorenti en diciembre de 2008, cuando era viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales.
El purpurado tampoco se libró de los dardos del polémico ministro Juan Ramón Quintana, quien en 2012, en una entrevista de una hora en el programa Que No Me Pierda, dirigido entonces por el periodista Enrique Salazar, dijo que la Iglesia Católica es latifundista y "tramposa”, al referirse a la consulta post para construir el camino por el Territorio Indígena del Parque Nacional Tunari Isiboro Sécure.
"Para nosotros es bastante clara la realidad de la figura del Cardenal. Él siempre ha estado ahí cuando se han vulnerado el bien común, los derechos humanos y los valores fundamentales. La fidelidad al Evangelio termina siempre incomodando a los que ejercen el poder, y no siempre de la manera más adecuada”, afirma José Rivera, secretario ejecutivo de la Comisión de Comunicación de la Conferencia Episcopal Boliviana.
Así, la fidelidad al Evangelio del Cardenal se convirtió en una voz profética, independientemente del tipo de régimen. Tanto en dictadura como en democracia la voz de la Iglesia y, en particular la de monseñor Terrazas, ha incomodado fuertemente a los de turno y ha merecido duras críticas”, recuerda el comunicador José Rivera.
Pero a su voz profética, incisiva, picante, interpeladora, cuestionadora, se sumaban sus acciones, su ejemplo de vida dentro de los suyos. "Fue emocionante escuchar de su vos que él, el Cardenal, me pidiera que lo llamara ‘padre Julio’”, afirma Israel Villegas, un joven sacerdote que cuenta su experiencia de la vez que visitó al prelado en su domicilio, en la calle Seminario de la ciudad de Santa Cruz, donde monseñor Terrazas pasó sus últimos años y días de su vida.
Frases políticas
Gobierno "Democracia significa el gobierno del pueblo, pero el pueblo no como MAS, sino lleno de conciencia y de capacidad para decir su palabra y expresar sus deseos con libertad y honestidad”.
Egoísmo "Dicen, ‘¿cómo Dios, que es justo, permite todo esto?’. No es Dios, son las sociedades permisivas que creen que los bienes son solo para algunos”.
Solidaridad "Las obras se hacen con esfuerzo propio y solidaridad”.
De primera "Hay bolivianos de primera y de segunda. Los de primera pueden ir a una manifestación nacional con medios del Estado y los segundos, niños y enfermos, que tiene que salir a las calles para pedir apoyo”.
Opinión
RenÉ Heim, misionero en Vallegrande
"Daría mi vida para que mi pueblo...”
Tenía un poco más de 30 años cuando fue elegido superior de la comunidad redentorista de Vallegrande y "Vicario Foráneo” de la Provincia (1968). Vallegrande estaba en efervescencia; un poco antes el Che había sido victimado en La Higuera.
Habían encontrado en él a su líder. Centenares de jóvenes se aglutinaron alrededor suyo. La "Sede” -con su biblioteca, su canchita, su conjunto electrónico para amenizar las fiestas, sus convivencias y sus fiestas, sus debates, su atención a los más necesitados-, llegó a ser el lugar de encuentro por excelencia. El día se terminaba alrededor de las diez de la noche, con un cafecito, compartiendo con "el Padre” las vivencias el día, al son de la guitarra.
Muchos de estos jóvenes formados por "el Padre” iban a tener grandes responsabilidades, en los ámbitos político, social y económico. Hubo alcaldes, subprefectos, directores de ONG y tres sacerdotes.
Una de las canciones que me quedó grabada era la Samba de la Esperanza. Esperanza necesitaba, en aquel momento, ese pueblo duramente golpeado por años, por la sequía, por el ganado que se le moría. En el pueblo faltaba agua, el éxodo hacia Santa Cruz había empezado por mejores días.
Pero Dios nunca se olvida de los suyos y les mandaba profetas. La voz del Padre Julio retumbaba en la iglesia matriz, o en la catedral, los demás seguían sus homilías, los oídos pegados a la Radio Yuagari, la voz de Vallegrande: "el Dios de la vida”, no se ha olvidado de ustedes… y los sacudía, despertando a los dormidos y animando a los temerosos…
Algunos lo acusaron de meterse demasiado en asuntos temporales. Esta gente no sabía que casi siempre participaba de la oración de la comunidad, y que cada sábado se hacía con la comunidad y los animadores una revisión de vida a la luz del Evangelio dominical.
En efecto, el pueblo se despertó, reorganizó su comité cívico y subcomités de barrio. En plena dictadura y con gran sorpresa de todos, se inició el bloqueo de la única carretera que unía La Paz con Santa-Cruz, a 50 kilómetros de Vallegrande.
Que osadía: "el Padre” tuvo que pagar más tarde el precio. Se le acusó de subversivo y comunista y se lo llevaron dos veces preso (luego, sus demandas fueron atendidas).
Gobierno "Democracia significa el gobierno del pueblo, pero el pueblo no como MAS, sino lleno de conciencia y de capacidad para decir su palabra y expresar sus deseos con libertad y honestidad”.
Egoísmo "Dicen, ‘¿cómo Dios, que es justo, permite todo esto?’. No es Dios, son las sociedades permisivas que creen que los bienes son solo para algunos”.
Solidaridad "Las obras se hacen con esfuerzo propio y solidaridad”.
De primera "Hay bolivianos de primera y de segunda. Los de primera pueden ir a una manifestación nacional con medios del Estado y los segundos, niños y enfermos, que tiene que salir a las calles para pedir apoyo”.
Opinión
RenÉ Heim, misionero en Vallegrande
"Daría mi vida para que mi pueblo...”
Tenía un poco más de 30 años cuando fue elegido superior de la comunidad redentorista de Vallegrande y "Vicario Foráneo” de la Provincia (1968). Vallegrande estaba en efervescencia; un poco antes el Che había sido victimado en La Higuera.
Habían encontrado en él a su líder. Centenares de jóvenes se aglutinaron alrededor suyo. La "Sede” -con su biblioteca, su canchita, su conjunto electrónico para amenizar las fiestas, sus convivencias y sus fiestas, sus debates, su atención a los más necesitados-, llegó a ser el lugar de encuentro por excelencia. El día se terminaba alrededor de las diez de la noche, con un cafecito, compartiendo con "el Padre” las vivencias el día, al son de la guitarra.
Muchos de estos jóvenes formados por "el Padre” iban a tener grandes responsabilidades, en los ámbitos político, social y económico. Hubo alcaldes, subprefectos, directores de ONG y tres sacerdotes.
Una de las canciones que me quedó grabada era la Samba de la Esperanza. Esperanza necesitaba, en aquel momento, ese pueblo duramente golpeado por años, por la sequía, por el ganado que se le moría. En el pueblo faltaba agua, el éxodo hacia Santa Cruz había empezado por mejores días.
Pero Dios nunca se olvida de los suyos y les mandaba profetas. La voz del Padre Julio retumbaba en la iglesia matriz, o en la catedral, los demás seguían sus homilías, los oídos pegados a la Radio Yuagari, la voz de Vallegrande: "el Dios de la vida”, no se ha olvidado de ustedes… y los sacudía, despertando a los dormidos y animando a los temerosos…
Algunos lo acusaron de meterse demasiado en asuntos temporales. Esta gente no sabía que casi siempre participaba de la oración de la comunidad, y que cada sábado se hacía con la comunidad y los animadores una revisión de vida a la luz del Evangelio dominical.
En efecto, el pueblo se despertó, reorganizó su comité cívico y subcomités de barrio. En plena dictadura y con gran sorpresa de todos, se inició el bloqueo de la única carretera que unía La Paz con Santa-Cruz, a 50 kilómetros de Vallegrande.
Que osadía: "el Padre” tuvo que pagar más tarde el precio. Se le acusó de subversivo y comunista y se lo llevaron dos veces preso (luego, sus demandas fueron atendidas).
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