Por Marcelo Peralta |
¡Chicharrón, chicharronero, corran que me voy!
“A mí me gusta trabajar”, y dice que dejará de ganarse la vida cuando se muera, “pero ya las fuerzas no me dan y me tiemblan las rodillas. Lo que pide al Presidente Danilo Medina es una pensión.
Trabajar con honradez ha sido la vida de Don Juan Lora Concepción-Marrón-, que aunque ha sido una “odisea”, espera la solidaridad del gobernante.
Con 105 años de edad y 50 de ellos bendiciendo chicharrones, ya tiene su cuerpo doblado, con la mirada corta, la voz semi apagada, a pesar de todo recorre las de Bonao para ganarse la vida.
Lora Concepción dice que su viaje en la tierra ha estado lleno de aventuras adversas, favorables y desfavorables.
Les ensenaron a trabajar y tiene que salir bien temprano por las calles de Bonao provincia Monsenor Nouel a vender chicharrones con guineos hervidos y en ocasiones lleva plátanos fritos.
¡Chicharrón, chicharronero, corran que me voy!, son las palabras que brotan de los labios de Lora Concepción para atraer a los conciudadanos, al compas lleva consigo una lata llena de alimentos para cuando el hambre lo ataca.
Frecuencia lugares de mayor presencia de personas a ofertar sus mercancías.
Vive en la calle República de España de la ciudad, “Villa de las Hortensias” como ha sido bautizado el pueblo de Bonao.
Dice haber nacido en el año 1910 gobernaba el Presidente tirano Ulises Heureaux-Lilis-.
Recuerda que cuando gobernaba el Presidente Horacio Vásquez, 1924 al 1930 ya trabajaba agricultura y que se ganaba 5 cheles al día.
A pesar de esa irrisoria suma, recuerda compraba su comida, que para esa época era barata.
Pero en ese tiempo había poco dinero, donde una libra de arroz costaba dos motas que fue la primera moneda que solo tenía validez de compra y venta en República Dominicana
Lora Concepción dice que en esa época de su pubertad, una libra de carne costaba un “chele”.
La botella de leche y los víveres eran regalados.
Rememora que los ríos estaban llenos de peces, jaibas y camarones y que la ciudad se iba a comprar solo la sal, ya que todo se producía en el campo.
Con su piel arrugada y una mirada de tristeza, el anciano señala que ha hecho todas clases de trabajo, menos robar.
“Nunca he ido a la puerta de un cuartel de la Policía y menos a la del Tribunal por problema” afirma.
Su padre, era Bertilio Lora, que siempre le decía: “Mi hijo hay que ser honrado, pues es el único tesoro que uno se lleva a la tumba cuando se muere”, consejos que dice se los impregnó a sus hijos.
Gobierno de Trujillo.
Después que terminara el gobierno del Presidente Horario Vásquez, vino la dictadura de los 30 años de gobierno de Trujillo.
Del gobierno de Rafael Leónidas Trujillo Molina, Lora Concepción queda pensativo y dice: “Había respeto y orden en el país, pero no teníamos libertad”.
“Éramos esclavos del gobierno, el pueblo vivía con temor y miedo”.
“Quién robaba una vez, dos veces en la Era del Jefe como había que decirle a Trujillo le daban un chance, pero a la tercera vez que volvía a cometer ese delito”, dice.
Lora Concepción dice que llegó a casarse dos veces.
Don Hora Concepción duce que tuvo familia.
Su primera mujer le llamaban Mercedes y la segunda Juana.
Procreó dos hijos, una hembra y un varón.
Actualmente tiene 12 nietos, no recuerda los biznietos, tataranietos y chornos.
“Mi familia la crié en un ambiente de pobreza, no obstante, le enseñé a vivir con dignidad”, confiesa
“Y tengo mi meta de seguir trabajando hasta el fin de mi vida”, sin embargo, imploro al Presidente Danilo Medina una ayuda mensual para vivir tranquilo el corto tiempo que me queda.
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