Consistió en una serie de políticas y acuerdos entre las cúpulas militares de las dictaduras sudamericanas
Parece lejano pero solo son 40 años. Hace algunas décadas, prácticamente toda América latina estaba gobernada por dictaduras militares, comenzando en los 50 con Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, y terminando con Chile en los 90.
El temor de que el comunismo, que era bien visto por buena parte de los movimientos sociales del continente, echara raíces y se concretara en movimientos como el de la Revolución cubana (1 de enero de 1959) llevo a la creación de la Operación Cóndor.Varios sectores de las sociedades sudamericanas respaldaban a sus dictaduras bajo la lógica de mano dura propia de los años de la Guerra fría.
La Operación Cóndor consistió en una serie de políticas y acuerdos entre las cúpulas militares de las dictaduras sudamericanas, que con la participación de Estados Unidos, mantuvieron en control absoluto a partir del uso de la fuerza y el intercambio de información en las décadas de los 70 y 80.
Se trataba de operaciones de espionaje, detenciones arbitrarias, interrogatorios con el uso de tortura, desapariciones forzadas, asesinato y traslado de personas entre países. La intención era reprimir y acabar con la oposición, con los movimientos de izquierda, con los “subversivos” y de paso con cualquier sospechoso. Automáticamente se criminalizó a los jóvenes, a los campesinos, a los pobres, a los indígenas, a los artistas, a los intelectuales, a los estudiantes, a los de pelo largo, es decir, a casi todos.
Evidentemente esto generó un enorme flujo de cientos de miles o millones de personas que buscaban salvar la vida saliendo de sus países. Tan solo a México llegaron alrededor de 10 mil argentinos, más de 4 mil chilenos, más de 2 mil uruguayos y cerca de 400 brasileños, entre otros. Paradójicamente nuestro país abría las puertas a perseguidos por cuestiones ideológicas mientras se perseguía, torturaba, desaparecía y asesinaba a los miembros de movimientos de oposición mexicanos, la llamada Guerra sucia.
La Operación Cóndor arrancó el 25 de noviembre de 1975 y su saldo son decenas de miles de personas asesinadas y desaparecidas, así como cientos de miles de encarcelados y torturados.
Los nombres de los dictadores que más que quedaron en nuestra mente son: Jorge Rafael Videla (Argentina), Augusto Pinochet (Chile) y Alfredo Stroessner (Paraguay), sin embargo, no fueron los únicos. En 2015, a 40 años de este oscuro pasado, lo que queda es seguir abriendo archivos, alimentar la memoria, la verdad, y como se ha hecho en varios países, avanzar en la justicia. Recomiendo un par de películas sobre estos brutales años: La dama y la doncella (Roman Polanski, 1994) y Garage Olimpo (Marco Bechis, 1999). Desde nuestra perspectiva en México, debemos voltear y también revisar los años crueles de la Guerra sucia. Durante el sexenio de Vicente Fox se pretendió hacer justicia creando una fiscalía especial para movimiento sociales y políticos del pasado, su resultado otro fiasco. Nos quedamos sin justicia y sin verdad.
Jacobo Dayán es experto en Derecho Humanos, historia mundial contemporánea, genocidios y relaciones internacionales.
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