Fafa, el más elocuente…

(I de II)

Tony Raful Debió ser en los últimos días de marzo o a principio de abril del lejano 1966, cuando yo, un adolescente, sin ningún tipo de formación política ni ideológica, pero con una fuerte presencia emotiva por el martirologio de los héroes y mártires de Constanza, Maimón y Estero Hondo y por la figura de Manolo Tavarez, en la lucha por la libertad, conocí y escuché a Rafael Taveras (Fafa) pronunciar un discurso desde la glorieta del parque Enriquillo de Villa Francisca, donde hizo galas de una oratoria impresionante, llena de imágenes y evocaciones patrióticas. Cuando Fafa hablaba llamando a votar por el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, en las elecciones programadas para el 1ero de junio, un parroquiano preguntó en voz alta, ¿quién es él? Alguien a mi lado le dijo, “es el comandante Fafa, además es poeta”. Probablemente desde entonces, he sentido una admiración latente por este viejo luchador social, de elocuente verbosidad y práctica política de sacrifi cio y lealtad a sus ideas, cuya amistad me honra. Yo, que viví el horror de la guerra de abril de 1965, entre los puntos cardinales de las refriegas y de los estruendos, en el negocio de mis padres, en zona de combates y el refugio manso de nuestro hogar en la antigua avenida Fabre Geffrard, luego Abraham Lincoln, hoy convertida en una ruidosa avenida de servicios, ofi cinas bancarias, restaurantes y carreras de autos en altas horas de la noche, crecí con un admiración por aquellos héroes deslumbrantes que invocaban el fuego votivo de la Patria intervenida. Hace unos días, con motivo de la quinta edición de mi obra, “14 de Junio, historia y documentos”, en la sala Manuel Del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Fafa Taveras presentó el libro en una exposición fundamental del proceso histórico. Fue tan elocuente, tan amplio en su análisis, tan certero, que la concurrencia, entre quienes estaban sus antiguos compañeros del 14 de junio, algunos de los cuales habían tenido contradicciones o diferencias con él, se pusieron de pie aplaudiendo durante varios minutos, su intervención. Debo reproducir dicho discurso por su brillantez y capacidad de vehicular el proceso histórico de la lucha por la democracia, a través de tres hechos esenciales, la gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo en 1959, el ajusticiamiento de Trujillo en 1961 y la guerra de abril de 1965. Dice Fafa: “El 14 de Junio, el 30 de Mayo y la Guerra de Abril son partes de un mismo proceso. Un proceso de tal dimensión que aún, 55 años después de desencadenarse, estamos bajos sus efectos. ¿De qué proceso hablamos?”. “Está claro que hablamos de una parte muy signifi cativa de la resistencia del pueblo dominicano contra la cruel dictadura de Trujillo y de sus afanes por instaurar en el país, un sistema democrático que borrase su perniciosa herencia. Este libro que presentamos hoy, “MOVIMIENTO 14 DE JUNIO”, del laureado poeta e historiador, Licenciado Tony Raful, en su notable y memorable quinta edición, aborda una parte muy especial de este proceso”. “Apoyándose en documentos y testimonios de sobrevivientes, Tony aborda la historia del MR 14 de Junio, desde su origen hasta su desaparición, encuadrada en el contexto y la diversidad de acontecimientos que dentro y fuera del país gravitaron sobre su nacimiento y desarrollo. Además, el poeta Raful es un hijo espiritual del 14 de Junio. Al leer su obra se siente el sacudimiento de su sensibilidad, sea por la admiración que despiertan algunos hechos, o el cuidado con lo que trata situaciones que sugieren criticas inmediatas o frente al dolor de las múltiples tragedias que expone”. “Rememoremos ese contexto: En enero de 1959 América Latina iniciaba un nuevo año estremecida por la victoria de Fidel Castro contra la dictadura de Batista, en esta media isla, casi cárcel, aquel hecho tenía una signifi cación muy especial. Vivíamos en una dictadura incomparable en crueldad y absolutismo que empezó a ser, además, el refugio de los dictadores que derrocaban otros pueblos. Tony consigna, apoyándose en Leandro Guzmán, que el Día de Reyes de ese enero del 59, en un pequeño círculo familiar, en la casa de la madre de Yuyo D’Alessandro (que a su vez era hermana de Manolo), Minerva Mirabal expresó: Si en Cuba la juventud se pudo organizar frente a un gobierno de fuerza para producir un movimiento de guerrillas que dio al traste con la dictadura de Batista ¿Porque en Santo Domingo, donde imperan las mismas condiciones no se hace igual?” “Aquel trabucazo estremeció la casa, especialmente si recordamos que la esposa de Yuyo era hermana de la mujer de Ramfi s (así de pequeña y conectada era nuestra sociedad en los 50): A pesar del cuidado, esa pregunta, en ese círculo dejó clara la idea de que, hasta en las propias entrañas del monstruo, por múltiples razones se abría espacio para la pregunta de Minerva. Y así fue, la vida mostró, casi de inmediato, que ya no había fronteras para detener la esperanza. Aquella mañana, en esa pequeña reunión, brotó, incontenible, la determinación de impulsar la Resistencia. Tres días después de aquella mañana de Reyes, Fidel Castro entró triunfante a La Habana.