El alemán que aparece señalado por un círculo en la foto superior, tuvo que ser muy valiente, muy tonto o ambas cosas, para entrecruzar los brazos durante un mitin. No le dio la gana de saludar a uno de los hombres más poderosos del mundo de aquel entonces, Adolfo Hitler. Un día como hoy, hace 78 años, August Landmesser realizó un acto público de protesta y rebeldía que quedó registrado para la posteridad en una imagen, aunque probablemente su acción le costó la vida.
A pesar de no estar muy de acuerdo con el régimen del Führer, August Landmesser, un alemán de bajos recursos, ingresó al Partido Nacionalsocialista en 1931 para poder conseguir un empleo y mantener a su familia. Fue así que consiguió trabajo como obrero en los astilleros de Blohm and Voss (Hamburgo). En 1935 se casó con Irma Eckler, una alemana de ascendencia judía, un matrimonio que no fue bien visto por el gobierno, que lo consideraba una afrenta.
Bajo estas condiciones, Landmesser, totalmente en desacuerdo con el partido nazi, se cruzó de brazos y no estiró la mano para saludar a Adolf Hitler, quien fue a visitar los astilleros con motivo de la presentación de un buque de la marina alemana, un 12 de junio de 1936. A partir de ese momento, la familia tuvo que pasar por varias dificultades, hasta que el obrero fue enviado a un campo de concentración por “Deshonra a la raza” y por haber tenido dos hijas con Eckler: Ingrid e Irene. Jamás volvió a ver a su familia. Lo último que se supo de Landmesser es que en 1941, tras salir de su encarcelamiento, fue enviado a la guerra y posteriormente se reportó su desaparición.
Fue recién en el año 1991 que Irene Landmesser descubrió la imagen de su padre en un diario alemán y así "el hombre que no saludó a Hitler", que había permanecido en el anonimato por 55 años fue identificado, por fin.
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