Por Ing. Leandro Guzmán
Solo basta con recordar a aquellos héroes que lucharon y derramaron su sangre por la libertad, la soberanía y la justicia social en nuestro país, para que de inmediato surja un nudo en nuestras gargantas ante la impotencia de ver tantos sueños truncados.
Se creía que con la muerte del peor tirano de América Latina, y de las convulsiones políticas que le sucedieron, surgiría una democracia menos maleable que la que tenemos actualmente. El intento de 1963 por crear en el país un mejor ambiente para los dominicanos, se vino abajo por la ambición política y económica de dirigentes civiles y militares serviles, que colaboraron con fuerzas extranjeras para echar por tierra gran parte de los sueños del pueblo.
Es mucho lo que ha llovido desde entonces. Han surgido nuevos dirigentes y la democracia coja que tenemos se ha ido adaptando a las normas comúnmente trazadas, que incluyen la celebración de elecciones cada cuatro años, todas denunciadas como viciadas por las irregularidades que se producen.
Se ha respetado la libertad de expresión, que resulta fallida cuando determinados medios de comunicación callan verdades o las dicen a medias, para aparentar lo que no es, con lo que siempre salen gananciosos los gobiernos que invierten cientos de millones de pesos en anuncios en esos mismos medios, cuando no engatusan a periodistas con prebendas y canonjías. Pero, además, se engaña al pueblo, privándolo así de informaciones vitales, que en muchos casos hasta podrían cambiar su destino.
Los partidos políticos que tenemos, tanto del gobierno como de la oposición, miran hacia otro lado cuando se les imputa la compra de votos de electores hambrientos e ignorantes, sencillamente porque han sido marginados de los procesos educativos.
Es por eso que hemos respaldado plenamente los planes del Presidente Medina para mejorar la educación, que dicho de pasada no consiste solamente en construir escuelas, sino en formar también maestros calificados que puedan aportar una enseñanza crítica de nuestra realidad social.
Es posible que de los nuevos educandos salgan de las aulas con una nueva visión de la democracia, que a nuestro juicio, con todas sus imperfecciones, resulta mejor que aquellos sistemas que se dicen comunistas o socialistas, que cercenan las libertades de expresión, de movimientos y actividades, que son instintos humanos imposibles de destruir; pero que además impiden el desarrollo fundamentado en las iniciativas individuales.
Hasta ahora la democracia, imperfecta como todos sabemos, hasta que no se invente otra cosa, es el mejor sistema para los seres humanos. Si logramos mejorarla, quizás no tendríamos que volver a hablar de los sueños truncados de nuestros héroes.
Por Ing. Leandro Guzmán
Solo basta con recordar a aquellos héroes que lucharon y derramaron su sangre por la libertad, la soberanía y la justicia social en nuestro país, para que de inmediato surja un nudo en nuestras gargantas ante la impotencia de ver tantos sueños truncados.
Se creía que con la muerte del peor tirano de América Latina, y de las convulsiones políticas que le sucedieron, surgiría una democracia menos maleable que la que tenemos actualmente. El intento de 1963 por crear en el país un mejor ambiente para los dominicanos, se vino abajo por la ambición política y económica de dirigentes civiles y militares serviles, que colaboraron con fuerzas extranjeras para echar por tierra gran parte de los sueños del pueblo.
Es mucho lo que ha llovido desde entonces. Han surgido nuevos dirigentes y la democracia coja que tenemos se ha ido adaptando a las normas comúnmente trazadas, que incluyen la celebración de elecciones cada cuatro años, todas denunciadas como viciadas por las irregularidades que se producen.
Se ha respetado la libertad de expresión, que resulta fallida cuando determinados medios de comunicación callan verdades o las dicen a medias, para aparentar lo que no es, con lo que siempre salen gananciosos los gobiernos que invierten cientos de millones de pesos en anuncios en esos mismos medios, cuando no engatusan a periodistas con prebendas y canonjías. Pero, además, se engaña al pueblo, privándolo así de informaciones vitales, que en muchos casos hasta podrían cambiar su destino.
Los partidos políticos que tenemos, tanto del gobierno como de la oposición, miran hacia otro lado cuando se les imputa la compra de votos de electores hambrientos e ignorantes, sencillamente porque han sido marginados de los procesos educativos.
Es por eso que hemos respaldado plenamente los planes del Presidente Medina para mejorar la educación, que dicho de pasada no consiste solamente en construir escuelas, sino en formar también maestros calificados que puedan aportar una enseñanza crítica de nuestra realidad social.
Es posible que de los nuevos educandos salgan de las aulas con una nueva visión de la democracia, que a nuestro juicio, con todas sus imperfecciones, resulta mejor que aquellos sistemas que se dicen comunistas o socialistas, que cercenan las libertades de expresión, de movimientos y actividades, que son instintos humanos imposibles de destruir; pero que además impiden el desarrollo fundamentado en las iniciativas individuales.
Hasta ahora la democracia, imperfecta como todos sabemos, hasta que no se invente otra cosa, es el mejor sistema para los seres humanos. Si logramos mejorarla, quizás no tendríamos que volver a hablar de los sueños truncados de nuestros héroes.
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