Por RICARDO GONZALEZ QUIÑONES
El ambiente, calmo. La ciudad no se da por enterada, las mujeres aun en sus afanes domésticos, solo que ya no tienen el pañuelo de madrás en la cabeza. Los más jóvenes, imbuidos en unos engaños llamados “pruebas nacionales”. Los políticos, inmersos buscando artimañas con las que deben engañar a los próximos votantes.
En el fondo, solo un puñado de hombres y mujeres en todo el país, se prestan a conmemorar el 55 aniversario de la Gesta más sublime que se ha producido en la República Dominicana.
Cuando aterrizaron en Constanza ese domingo 14 de junio y desembarcaron por Maimón y Estero Hondo el sábado 20 de junio de ese glorioso 1959, llenaron el país de dignidad por los cuatro puntos cardinales.
Y es que hoy se cumplen once lustros, cuando llegaron “llenos de patriotismo, enamorados de un puro ideal y con su sangre, noble, encendieron la llama augusta de la libertad”. Así inicia el himno escrito a sus hazañas en busca de la libertad. Pero seguimos dormidos en un sueño que no queremos despertar.
Esta ciudad nuestra, no conmemora, no notifica, no recopila, no saca al desnudo la historia, no quiere descubrir miserias y complicidades. No pretende enseñar a golpe de sol y hambruna, dónde están entretejidas nuestras raíces. Nuestros verdaderos héroes con nombres y apellidos.
Fue en nuestro terruño donde cayeron asesinados cinco de los más grandes hombres de aquella gesta redentora. Guillermo Padilla, Ramón Arcadio Peguero Reyes, Luis Fernando Ozuna, Ogando y Segura, todavía nuestras autoridades no conocen el sacrificio de ustedes en busca de nuestra libertad, ni el rol de ellas, electas a base de engaños. Aun nuestras calles no se identifican con ustedes, los profesores temen hablar de ustedes en las aulas, ora por desconocimiento, ora por miedo o temor. Prefieren el ocultamiento de unos hechos que pueden decirse recientes, por miedo a unos alcahuetes trujillistas que aun pululan por nuestras calles como cocuyos.
Pero vendrán nuevos tiempos muchachos, como decía el poeta de Ahora que vuelvo Ton, cada piedra será una flor, cantaremos a un nuevo sol. En cualquier momento empezaremos a tener autoridades competentes, preparadas, comprometidas con el bien y la justicia, inteligentes, receptivas y electas por un pueblo empoderado.
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