El mundo se está sacudiendo de los dictadores y déspotas ya sea de derecha o de izquierda. La revolución cibernética representada en el ciberespacio, el internet, las redes sociales, que en muchos aspectos son incontrolables, mantienen informados a las masas y les impregnan un anhelo incontenible de libertad, libre discernimiento del futuro e independencia absoluta de criterio social, político y económico.
El autoritarismo y fanatismo musulmán, estigmatizado por déspotas y dictadores de todas las calañas está cayendo y desintegrándose a pasos de animal grande. Sin embargo, en estos países por el fanatismo religioso la primavera parece ser un sofisma de distracción y no están preparados para la democracia. Países inmensamente ricos en recursos naturales están sumidos en la miseria por el saqueo de los petrodólares, regímenes de odios viscerales y fanatismo religioso impuesto por estos gobernantes para esclavizar y subyugar a sus masas.
Ya cayeron Egipto, Túnez, Libia, Yemen y algunos emiratos, en el inconformismo masivo de sus habitantes. Revueltas exigiendo apertura democrática y mayor respeto a los derechos humanos. La mujer árabe es esclavizada hasta en su vestimenta, la infame burka. Duele lo que está sucediendo en Siria donde el dictador asesina a su propio pueblo ante la atónita mirada del mundo democrático.
Sin embargo, en Latinoamérica el despotismo dictatorial y absurdo de los Castro de Cuba, del chafarote Chávez en Venezuela y su heredero el incapaz Maduro. Este está cayendo con la renuncia de muchos ministros y generales de su ejército y las manifestaciones de millones de inconformes. El beodo Ortega de Nicaragua parece tener un respaldo silencioso pero peligroso si se despierta el ánimo reprimido de libertad. Castro fue tan cínico y vulgar que hasta atacó a Hosni Mubarak, por no querer entregar el poder inicialmente. Es un camaleón jurásico envenenado de engaños, de palabrería insulsa y obnubila el futuro de esta banana república tercermundista. Fusila, encarcela y tiene sumido a su pueblo en la más profunda miseria.
Déspotas y dictadores tanto de izquierda como de derecha están debilitándose. La revolución libertaria, exigiendo democracia a gritos también llegará a Latinoamérica. Es una voz de alerta que el planeta tierra está harto del absolutismo y el despotismo político. La heráldica o monarquía Europea también debe estar temblando. Los habitantes deben estar hastiados de tributar con sus impuestos para mantener a unos reyes y príncipes inservibles, vividores y parranderos.
El mundo moderno parece despertar del letargo político, social y económico. El fenómeno Obama es un ejemplo de libertad y democracia. Hijo de un modesto ciudadano africano becado en Norteamérica y de una americana del común llega a mandar como Presidente de la mayor potencia política, militar y económica de todos los tiempos.
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