El lunes 10 de octubre, vi y escuché en dos oportunidades a pepe Mujica, durante su visita a República Dominicana. Su discurso es un aporte a una filosofía de vida. Pepe invita a vivir más, a quererse más. Invita a trabajar menos y vivir más. A trabajar para vivir, no vivir para trabajar. En el fondo esconde un pensamiento liberador y anticapitalista. Esconde una idea de cambio que permite crear una práctica de liberar al ser humano de la dependencia despiadada del capital. Provocar que los dueños de los medios de producción, los capitalistas, ganen menos. Cuando el capitalista gana más, más plusvalía, es porque la gente vive menos y se hace esclavo del patrón. Pepe no niega el trabajo, niega hacerse esclavo del trabajo. El dios Mercado es la mayor amenaza para vivir, porque impone las dinámicas económicas de las personas, las absorbe, moldea y financia en “cuotas de tarjeta la apariencia de felicidad”. Una felicidad construida por las marcas que invitan al derroche, y cuyo desenlace se vuelca contra la humanidad, contra la naturaleza.
La filosofía de pepe Mujica envuelve una visión del ejercicio político para servir, no para servirse, como escribió Bosch, en su momento. Que el político se parezca a la mayoría que representa, es una orientación cuestionadora del establisnment dominante, que niega en esencia las clases sociales con menos oportunidades. Su filosofía práctica, la de Mujica, es un cuestionamiento al enriquecimiento mediante la instrumentalización de la acción política. Esta filosofía aborda la política como buena, y cuestiona que los malos son los políticos. Un mensaje directo para las izquierdas y las derechas. Lo dominante es que una porción del liderazgo se ha enriquecido durante su estadía por el Estado. Las brechas de acceso a bienes entre políticos y población es muy honda y profunda. Ya pepe lo había dicho que “El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes verdaderamente son”. Aquellos que firman que tienen como oficio o profesión la política, pepe Mujica le cuestiona que no se puede vivir de ella porque es una pasión para construir futuro mejor y a aquellos que les gusta la plata les sugiere que estén bien lejos de la política. Es una filosofía de la ética en la política.
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