Guillermo Ruiz/opinion@epasa.com/
El talante democrático no es tan común como parece. Hay cientos de ejemplos de cómo, utilizando las reglas de la democracia, mansas palomas en el plano político han terminado como feroces y crueles dictadores. Algunos lo hacen de manera solapada, otros, van de frente. Un día, mientras visitaba el palacio de Nariño y al terminar una reunión de cortesía con el entonces presidente Álvaro Uribe a su oficina, su protocolo me hizo pasar al Salón de reuniones del consejo de Gabinete, creo que le llaman amarillo. Ahí me llamó la atención, además de la cantidad de puestos en la mesa, una silla pequeña, de esas antiguas que usaban las secretarias en los escritorios de metal. Esta era la silla del presidente de la República de Colombia. La explicación era que el presidente no quería que se le olvidara cuando tenía que tomar una decisión en esa sala, a quien se debía su mandato. Lamentablemente, no todos lo entienden así.
La semana pasada, mientras terminaba de hacer ejercicios, el presidente de la Junta Directiva de la Compañía Digital de Televisión S.A., Ricardo Francolini, fue interceptado y conducido a una fiscalía anticorrupción, con la ventaja informativa de un medio impreso que, curiosamente, estaba en el área residencial previamente
El viernes pasado, yo le preguntaba al periodista Fernando Correa, por qué no lo habían ido a detener, ya que me parecía que el "modus operandi", más que buscar justicia, podía ser una operación de amedrentamiento sicológico. Pensamos que no llegarían a tanto.
Pues sí lo hicieron. Un vehículo sin placa, con un funcionario y un capitán de la policía entraron a la sede del canal 21 en Vía España, preguntaron por Fernando y, sin decir la naturaleza de su visita, procedieron a preguntar en reiteradas ocasiones dónde estaban las puertas de salida.
Estos señores terminaron en el estudio de noticias del canal, donde en ese momento se emitía en directo el noticiero matutino, del cual Fernando Correa es parte. Previamente, el diario impreso antes descrito, había estado presentando artículos informando la posibilidad de que la Procuraduría de la Administración investigara la razón por la que la Caja de Ahorros (lo que motiva todo lo anterior), no se hace parte de la querella por un préstamo de 7 millones de dólares, por cierto, que se pagó con intereses previamente.
Acto seguido, una serie de periodistas militantes han estado poniendo en duda lo sucedido, planteando que no se persigue a los periodistas y que una cosa no tiene que ver con la otra, que la ruta del dinero es "sospechosa", argumento tomado por el Ministerio Público más tarde.
Mi opinión: Yo tenía una profesora en el Instituto Fermín Naudeau que me decía: "para ser malo, hay que ser inteligente. Los demás son estúpidos a secas".
No hay nada más efímero que el poder, y lo que sí es permanente son las acciones que uno toma en la vida.
Realizar operaciones sicológicas de amedrentamiento, es claramente un proceso válido en los regímenes policiales o dictatoriales. Entonces, me queda claro que estamos apenas en el inicio de una escalada que sabrá Dios cómo termina.
Pero el pueblo panameño es sabio, y sabe que la noche negra de un régimen poco apegado a la democracia no es parte de su idiosincrasia.
Serán derrotados en las próximas elecciones quienes tapan sus propias carencias políticas con persecución. Deberán enfrentar la justicia también, porque todos somos iguales ante la ley, porque les tocará. El abuso de poder también es repudiable, y no tengan la menor duda de que los panameños sabremos cómo actuar cuando nos llegue el momento.
Ingeniero. Estratega-Consultor Político.
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