NUEVA YORK, EE.UU.- En el año 2003, durante la invasión
estadounidense a Irak, la prensa neoyorquina daba cuenta de que la
misión del país árabe ante Naciones Unidas era mucho más que un sitio
para manejar las relaciones diplomáticas.
“La misión iraquí a las Naciones Unidas funciona como un nido de espías enviados a Nueva York para asesinar a disidentes y desertores, dijo el FBI, al detener al hijo de un ex diplomático acusado de espionaje”, indicaba en abril de 2003 un reporte del diario The Daily News.
Han pasado más de 13 años y 10 desde la ejecución del dictador iraquí Saddam Hussein, pero ahora sabemos mucho más sobre las verdaderas funciones de sus representantes ante la ONU.
Dos funcionarios iraquíes le contaron a The New York Post que dentro del edificio, en el 14 East 79th Street de Manhattan, se encontraba una cámara secreta, donde se torturaba a los iraquíes disidentes.
La misión diplomática constaba de tres habitaciones y una de ellas, protegida por una gran puerta metálica con barras de acero -como bóveda de un banco- estaba destinada a esos fines.
“Era una habitación oscura. Las puertas se reforzaron de manera que nadie pudiera entrar o salir. No era necesario insonorizar”, dijo un funcionario, bajo condición de anonimato.
Era operada por la Mukhabarat (servicio de inteligencia iraquí), y los esbirros detenían allí por hasta 15 días a iraquíes residentes en Estados Unidos para obligar a sus familiares en Irak a que cooperaran con el régimen de Hussein.
Algunas de las torturas incluían uso de alambre de cobre, tubos de goma y tablones de madera. También les sacaban las uñas de los presos y los golpeaban brutalmente, dijo uno de los funcionarios consultados por el Post.
Aquellos se atrevían a no cooperar eran ejecutados y enviados a Bagdad en valijas diplomáticas, que nadie podía revisar.
Durante la invasión de Estados Unidos a Irak se encontró amplia evidencia de tortura en Bagdad y otras ciudades, además de los testimonios de cientos de víctimas. Pero es la primera vez que se conoce que el régimen de Hussein hubiera exportado esas prácticas deleznables al mundo occidental, y en particular a Estados Unidos.
La misión fue allanada en el propio año 2003, después que dos guardias de seguridad fueron expulsados. Según el entonces embajador iraquí, ambos vivían en el sótano.
Y habrían sido las autoridades estadounidenses las encargadas en borrar todas las huellas de las violaciones de derechos humanos en la misión iraquí en la ONU.
“Se llevaron discos duros, computadoras. Entraron en bóvedas, que derribaron a golpes. Nos dieron la misión en menos de un año”, explicó uno de los funcionarios al diario neoyorkino.
Probablemente al gobierno de George W. Bush no le convenía tener que explicar cómo fueron posibles tales atrocidades delante de sus propias narices.
En 2014, el sótano se convirtió en una cocina durante una renovación completa de la misión, a un costo aproximado de 120.000 dólares, informó The New York Post.
“La misión iraquí a las Naciones Unidas funciona como un nido de espías enviados a Nueva York para asesinar a disidentes y desertores, dijo el FBI, al detener al hijo de un ex diplomático acusado de espionaje”, indicaba en abril de 2003 un reporte del diario The Daily News.
Han pasado más de 13 años y 10 desde la ejecución del dictador iraquí Saddam Hussein, pero ahora sabemos mucho más sobre las verdaderas funciones de sus representantes ante la ONU.
Dos funcionarios iraquíes le contaron a The New York Post que dentro del edificio, en el 14 East 79th Street de Manhattan, se encontraba una cámara secreta, donde se torturaba a los iraquíes disidentes.
La misión diplomática constaba de tres habitaciones y una de ellas, protegida por una gran puerta metálica con barras de acero -como bóveda de un banco- estaba destinada a esos fines.
“Era una habitación oscura. Las puertas se reforzaron de manera que nadie pudiera entrar o salir. No era necesario insonorizar”, dijo un funcionario, bajo condición de anonimato.
Era operada por la Mukhabarat (servicio de inteligencia iraquí), y los esbirros detenían allí por hasta 15 días a iraquíes residentes en Estados Unidos para obligar a sus familiares en Irak a que cooperaran con el régimen de Hussein.
Algunas de las torturas incluían uso de alambre de cobre, tubos de goma y tablones de madera. También les sacaban las uñas de los presos y los golpeaban brutalmente, dijo uno de los funcionarios consultados por el Post.
Aquellos se atrevían a no cooperar eran ejecutados y enviados a Bagdad en valijas diplomáticas, que nadie podía revisar.
Durante la invasión de Estados Unidos a Irak se encontró amplia evidencia de tortura en Bagdad y otras ciudades, además de los testimonios de cientos de víctimas. Pero es la primera vez que se conoce que el régimen de Hussein hubiera exportado esas prácticas deleznables al mundo occidental, y en particular a Estados Unidos.
La misión fue allanada en el propio año 2003, después que dos guardias de seguridad fueron expulsados. Según el entonces embajador iraquí, ambos vivían en el sótano.
Y habrían sido las autoridades estadounidenses las encargadas en borrar todas las huellas de las violaciones de derechos humanos en la misión iraquí en la ONU.
“Se llevaron discos duros, computadoras. Entraron en bóvedas, que derribaron a golpes. Nos dieron la misión en menos de un año”, explicó uno de los funcionarios al diario neoyorkino.
Probablemente al gobierno de George W. Bush no le convenía tener que explicar cómo fueron posibles tales atrocidades delante de sus propias narices.
En 2014, el sótano se convirtió en una cocina durante una renovación completa de la misión, a un costo aproximado de 120.000 dólares, informó The New York Post.
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