Adriano Miguel Tejada.
Todas las decisiones en la vida se toman en función de su costo y de sus beneficios. Desde la decisión del ladrón que evalúa la posibilidad de que lo atrapen o lo maten (costo) frente a las ventajas del robo (beneficio), hasta las decisiones de Estado, todo lo que el hombre hace está sometido a esta ley de la conveniencia.
Los dominicanos, sin embargo, pero sobre todo, los políticos, piensan más en el corto plazo (beneficio) que en la planificación a largo plazo (costo).
Veamos algunos ejemplos que podrían ilustrar la cuestión.
A los dominicanos nos saldría más barato (costo) dar un salario a los campesinos que depredan nuestros bosques, que tener montañas llenas de árboles que protejan nuestros ríos y mejoren nuestro clima (beneficio).
Posiblemente nos saldría más barato otorgar becas a todos los estudiantes que realmente quieren estudiar de verdad en universidades (beneficio), que seguir manteniendo a una universidad estatal sin reglas ni orden y sin apego al desarrollo del país.
Es muy probable que nos salga más beneficioso bajar las tasas del ITBIS, lo que aumenta el poder adquisitivo de la gente, que mantener un impuesto excesivamente algo que desalienta la creación de empleos, y que fomenta la evasión. Sin dudas que el Estado ganaría más como resultado de las mayores compras, pero nuestros políticos sólo ven el resultado a corto plazo (supuesto beneficio) que el verdadero costo.
Visto así, nuestro verdadero problema es que tenemos políticos y presidentes, pero no estadistas, porque un estadista mira más allá de las próximas elecciones y se concentra en el porvenir de la Patria.
atejada@diariolibre.com
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