Miércoles, 01 de marzo de 2017, a las 12:40
“Mi experiencia me ha convencido de que el humano se convierte en un lobo para los otros cuando tiene dificultades en su infancia”, ha declarado el psiquiatra y director científico del Centro de Ayuda al Niño Maltratado de Roma Luigi Cancrini, en una excelente entrevista que publica este miércoles La Vanguardia.
De acuerdo con sus impresiones –avaladas por sus 78 años de edad y varias decenas de ejercicio profesional–, la maldad no es inherente al ser humano, sino que son las circunstancias sociales, en especial durante la infancia, la que explican comportamientos como los de los dictadores Hitler, Stalin o el propio Franco.
“Los tres lloraban, todos con historias familiares terribles. El maltrato y el descuido de los niños producen monstruos muy dañinos si el niño es inteligente y tiene fuerza personal”.
Un profesional ‘histórico’
Para los poco duchos en la disciplina, el periódico aclara enseguida que se trata de una figura que, a estas alturas, merece el epíteto de histórica por su recorrido profesional y por el valor de sus contribuciones, en su mayoría dirigidas a sus pacientes.
Se lo conoce, de hecho, por su fe en la terapia familiar y relacional; la importancia del entorno y, ante todo, de la infancia para comprender la causa, el desarrollo y la solución de la mayor parte de los trastornos de personalidad, incluidas las adicciones y las conductas violentas propias de los delincuentes, pero también de muchos dictadores políticos.
De éstos se cita en la entrevista, como ejemplos de “mayores que siguen llorando por su niñez” los tres dictadores referidos.
En efecto, para este médico-psiquiatra los tres primeros años de vida condicionan el resto si no se interviene a tiempo, por ejemplo durante la adolescencia.
“Hay que poner mucha atención a los primeros años de vida. El problema no son las peleas de los padres (si no son violentas), se puede pelear y cuidar del hijo. El problema es el abandono y el maltrato”, ratifica.
Por de contado, existen otros psiquiatras que conceden menos importancia al medio ambiente y apuestan con firmeza por la naturaleza biológica de los trastornos mentales con independencia de los afectos parentales. Pero ésa es materia para otras entrevistas y artículos tan acertados como éste de La Vanguardia.
De acuerdo con sus impresiones –avaladas por sus 78 años de edad y varias decenas de ejercicio profesional–, la maldad no es inherente al ser humano, sino que son las circunstancias sociales, en especial durante la infancia, la que explican comportamientos como los de los dictadores Hitler, Stalin o el propio Franco.
“Los tres lloraban, todos con historias familiares terribles. El maltrato y el descuido de los niños producen monstruos muy dañinos si el niño es inteligente y tiene fuerza personal”.
Un profesional ‘histórico’
Para los poco duchos en la disciplina, el periódico aclara enseguida que se trata de una figura que, a estas alturas, merece el epíteto de histórica por su recorrido profesional y por el valor de sus contribuciones, en su mayoría dirigidas a sus pacientes.
Se lo conoce, de hecho, por su fe en la terapia familiar y relacional; la importancia del entorno y, ante todo, de la infancia para comprender la causa, el desarrollo y la solución de la mayor parte de los trastornos de personalidad, incluidas las adicciones y las conductas violentas propias de los delincuentes, pero también de muchos dictadores políticos.
De éstos se cita en la entrevista, como ejemplos de “mayores que siguen llorando por su niñez” los tres dictadores referidos.
En efecto, para este médico-psiquiatra los tres primeros años de vida condicionan el resto si no se interviene a tiempo, por ejemplo durante la adolescencia.
“Hay que poner mucha atención a los primeros años de vida. El problema no son las peleas de los padres (si no son violentas), se puede pelear y cuidar del hijo. El problema es el abandono y el maltrato”, ratifica.
Por de contado, existen otros psiquiatras que conceden menos importancia al medio ambiente y apuestan con firmeza por la naturaleza biológica de los trastornos mentales con independencia de los afectos parentales. Pero ésa es materia para otras entrevistas y artículos tan acertados como éste de La Vanguardia.
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