Desde que surgiera como gobernante en la faz de la tierra el emperador Nerón, famoso por sus crímenes y locuras, se convirtió en emblema comparativo de quienes ejercen la autocracia como gobierno, lo que determinó a lo largo de la historia sesudos estudios psicológicos relacionados a partir de la genética con los niveles ilimitados de capricho, maldad, tortura y asesinatos de cientos de miles de seres humanos.
Lo cierto del caso es que en la conducta de estos degenerados mandatarios hay una tendencia marcada a evadirse de la realidad, para imponer su versión de la historia en medio de baños de sangre y destrucción, así como el hijo de Agripina y tataranieto de Augusto incendió Roma y culpó a los cristianos, Calígula nombró a su caballo cónsul del imperio romano, tenemos en América Latina nuestra galería dictatorial, cuyo signo no envidia en absoluto a los citados abominables césares del Imperio romano.
Sin ir muy lejos, en nuestro mar Caribe tenemos también la versión demencial, con el eslogan “Dios en el cielo, Trujillo en la Tierra” (1950), sentencian los años de horror que vivieron los dominicanos, un auténtico descenso a los más tenebrosos abismos de la maldad humana. La tierra era el feudo particular de este dictador, un paraíso privado en el que perpetró toda clase de genocidios y masacres, como el Benemérito de la Patria, Generalísimo, Benefactor, Mejor Presidente de la Historia y Caudillo por la gracia de Dios que era. El tirano disfrutaba haciendo gala de su honda perversidad, rayana en la locura: cuando mandó a asesinar a 30.000 haitianos, imponiendo que se hiciera a machetazos. Como dijo, ni siquiera merecían el gasto de munición.
Por tanto, es espeluznante el giro de la autocracia venezolana al pretender versionar ante el mundo la existencia de un país paradisíaco, citado en el discurso reciente de memoria y cuenta del vicepresidente de la República, donde resalta que la pobreza extrema se redujo a 4,4% en 2016, contrario a informes fundamentados de la encuesta Encovi, de la UCV, USB, UCAB, donde indica que 50% se encuentra en la pobreza extrema y 80% en situación de pobreza general.
En esa dirección el funcionario indica que se han salvado más 1.400.000 vidas gracias a la Misión Barrio Adentro, cuando es conocida la situación de centenas de fallecidos en todos los rincones del país por la debacle de la red hospitalaria y la carencia absoluta de medicinas y fármacos, lo que ha determinado a la Federación de Médicos de Venezuela a diagnosticar la emergencia humanitaria y permitir el ingreso de medicinas al país. Igualmente informa sobre los 5 incrementos de salario mínimo y toneladas de alimentos, incapaces de dotar de poder adquisitivo ante indicadores inflacionarios cercanos a 800%, que ha derivado en la hambruna y pérdida de talla de la población, al extremo de que se registra la matanza de perros callejeros, flamencos, gatos para la subsistencia, y la diáspora de millones de venezolanos huyendo de la pobreza.
Todo indica, en resumen, cómo de manera solapada se determina el genocidio de un pueblo, con un rostro diferente al de las dictaduras de otrora, que al fin de cuentas derivan en las mismas tragedias que asolaron la humanidad.
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