La historiografía ha hecho añicos ya hace tiempo la leyenda de que Franco salvó a España de la Segunda Guerra Mundial y evitó así la muerte de miles de españoles. Ha certificado que en realidad estaba ansioso por entrar en guerra pero que Hitler no aceptó sus demandas sobre el norte de África para no molestar a la Francia de Vichy. Y ha demostrado que la célebre "hábil prudencia" del Caudillo fue un latiguillo laudatorio sin base real acuñado por los suyos.
Y sin embargo, las idas y venidas del regimen franquista durante la Segunda Guerra Mundial resultaron tan rocambolescas y extrañas que parecía faltar una pieza que permitiera una comprensión más razonable de lo ocurrido. Esa pieza salió a la luz finalmente en 2013, al desclasificarse una serie de documentos británicos de los Archivos Nacionales de Kew: esa pieza era el soborno. Lo cuenta Ángel Viñas (Madrid, 1941) en 'Sobornos. De cómo Churchill y March compraron a los generales de Franco' (Crítica). En las páginas de su último y vibrante libro el historiador y economista reconstruye la compleja, exitosa y muy costosa operación levantada por los ingleses -con la crucial intermediación del banquero Juan March- para comprar voluntades entre los afines a Franco que presionaran al dictador con el fin de mantener a España neutral durante la contienda.
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