El espía que se burló de #Franco

El doble agente británico y prosoviético Kim Philby , considerado el espía más importante del siglo XX, engañó al general Francisco Franco hasta el punto de recibir una condecoración suya, en 1938, mientras trabajaba para el bando republicano y la inteligencia soviética. Es uno de los episodios más notorios de la intensa pero hasta ahora ignorada actividad que el superagente surgido de Cambridge desplegó en suelo español durante la Guerra Civil. La historia se desvela ahora en el libro Un espía en la trinchera, del periodista Enrique Bocanegra, ganador del XXIX premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, que cada año convoca Tusquets Editores. El libro se publicará en marzo

TOURS POR LA PRIMADA DE AMERICA

 empezó a interesarse por su biografiado cuando, hace seis años, cursaba su máster en Comunicación de la Defensa en el Centro de Estudios del ministerio del ramo. Metido en asuntos de inteligencia, tema que le interesaba especialmente, cayó en sus manos la autobiografía de Philby, Mi guerra silenciosa. En ella, el poliédrico personaje nacido en India de padre británico y formado en los mejores colegios de Londres y Cambrigde reconoce que fue en España donde realmente se forjó como espía: una afirmación que aguzó la curiosidad de Bocanegra.

Con la colaboración de los dos grandes biógrafos de Philby, Patrick Seale y Phillip Knightley, y sobre todo a partir de cartas, artículos, entrevistas y otros documentos inéditos en castellano y enterrados en las hemerotecas, el periodista español reconstruyó esa primera etapa española del agente y le puso el ritmo y la música adecuados para hacerla amena al lector; el jurado del Comillas subraya “la originalidad de un texto que aúna el rigor histórico con la habilidad narrativa, en una trepidante reconstrucción de elevadísima calidad literaria”.

Philby llegó a España en febrero de 1937 como periodista independiente. Pasó tres meses, sobre todo en Sevilla, recogiendo información del país y la guerra. Volvió a Londres y logró publicar un artículo en The Times , que lo fichó y volvió a enviar a España, en julio de ese año, incrustado en el bando de los nacionales. Esta segunda estancia se prolongaría hasta julio de 1939, con la guerra ya finalizada. En ese tiempo, y con inusitada rapidez, el supuesto reportero tejió una red de jugosas relaciones con los jerarcas del bando golpista. Además de como periodista, se presentó como conservador y simpatizante de los alemanes; con tal capacidad de persuasión que Franco y los suyos no tardaron en convencerse de que era “uno de los nuestros”. De ahí que el Generalísimo” le entregara personalmente, en el palacio de la Isla de Burgos, la Cruz Roja del Mérito Militar.

De la mano de Philby, una de las aportaciones destacadas del libro de Bocanegra es la exposición de las profundas diferencias entre las distintas familias del franquismo, con los fascistas de Falange apoyados por Alemania e Italia a un lado y los monárquicos conservadores, sustentados por la Iglesia y sus correligionarios ingleses, de otro lado.

Philby llevaba años del lado de la Unión Soviética cuando viajó a España; en concreto, servía a la URSS desde 1934, cuando tenía 22 años. Pero fue en la Guerra Civil donde, según señalaría con insistencia, se hizo un espía hecho y derecho. En ese trabajo solapado fue testigo de excepción de las purgas de Stalin entre los oficiales que apoyaban a la República. Porque fue su controlador y jefe en España de la inteligencia del NKVD (el antecedente del KGB), Alexander Orlov, quien se encargó de esa depuración. Así que la historia de Philby saca los colores a los nacionales pero también a los republicanos. Así se entiende –cree Bocanegra– que nadie ahondara el personaje en su momento.

... Y material no faltaba. Porque el británico, que alcanzó los puestos más altos del MI6 y engañó ante todo a su país, es una figura complejísima e “imposible de conocer del todo”, según Bocanegra y otros estudiosos; “un tipo del que, cuando uno cree haber dado con sus claves, aparece otra capa debajo”.

Algo similar ocurre con la guerra civil española, dice el autor. De ella “se ha escrito mucho y muy bien”. Pero, en virtud de su complejidad y duración, constituye “un tema inagotable, añade. “En el año 2117 seguiremos escribiendo de ello”.