Elias Brache
Como un ejercicio absurdo he visto una campaña dedicada a desmeritar la marcha protesta pautada para este 22 de enero.
En su afán, esas inexplicables (o todo lo contrario) voces, pretenden tergiversar el sentido de esta convocatoria cívica y utilizan el mismo manido argumento de siempre, la oposición contra el gobierno.
¿Qué tan difícil es entender que ya esto es un problema de supervivencia como sociedad?
El vulgar y más que evidenciado caso Odebrecht es simplemente el detonante, la prueba inequívoca de lo que han venido haciendo durante años funcionarios de todos los gobiernos.
Lo que pasa es que esto ha sido el colmo, sus montos son un escupitajo a la cara.
Así pues, cuando la gente marcha, no marcha contra Odebrecht solamente.
Marcha contra la OISOE, para que nadie se pegue un tiro porque lo tienen desesperado chantajeándolo.
Marcha, para para que nadie tenga que atravesar por el viacrucis que atraviesa Jordi Veras y su familia, o la familia de Aquino Febrillet, con un sistema de justicia podrido que a la vez hace metástasis en la sociedad.
Marcha, por el sistema democrático, para que el dinero de la corrupción no sea lo que decida quienes son nuestros representantes y gobernantes.
Marcha, por el futuro de nuestros hijos y nietos, amenazado por la vorágine de la inmoralidad.
Ahora, muchos entienden cómo los restaurantes están llenos, cómo las torres se levantan sin cesar, cómo los vehículos de lujo ruedan por centenas, cómo las fotos en villas y fiestas no paran.
Léanlo bien dominicanos, robado, ¿y a quién? A ti.
Cuando este mes tengas que hacer malabares para mantener tú casa.
Cuando veas que no puedes costear tus gastos de transporte.
Cuando te dejen morir en un hospital porque no tienes dinero o un seguro privado.
Cuando se te haga difícil pagar el colegio de tus hijos.
Cuando no puedas pagar para hacerte profesional en una universidad.
Cuando pierdas el empleo o tengas que cerrar tu empresa.
Recuerda quienes se burlaron de ti y se apropiaron de tu dinero.
Recuerda quienes resolvieron su vida, mientras tú intentas no perderla en un país cada vez más violento, frustrado, porque no se ha podido crear un régimen de consecuencias para los corruptos.
¡Ya está bueno!
¿Y tú, por qué marchas?
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