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domingo, 29 de enero de 2017

''El Sexto'' el graffitero que cayo preso por poner ''se fue'' cuando murio Fidel Castro

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Maldonado afirma que “hay que contagiar la calle de Libertad” para lograr cambios en Cuba. (Martí Noticias)
Hace apenas una semana, de Danilo Maldonado, El Sexto, se decía que iba a ser la primera víctima de la maquinaria de ejecutar de la Revolución Cubana, apagada (afortunadamente) desde hace 14 años. La presión internacional logró que este graffitero, escultor, creador de performances callejeros (uno de los cuales le costó un año de mazmorras) y por encima de todas las cosas, provocador, saliera de la cárcel luego de 55 días. Cárcel en la que cayó por escribir un simple Se Fue, el 25 de noviembre, tras la muerte de Fidel Castro.
Danilo llegó el viernes en la noche a Miami, Estados Unidos, donde espera pasará el tiempo necesario para agradecer a quienes ayudaron a su liberación. Luego volverá a Cuba, porque solo en su isla amada puede lograr la libertad de sus conciudadanos. Una libertad a la que están empujando él con su arte, afirma, y sus amigos disidentes con su acción para “lograr que la calle se encienda de Libertad”.
El artista conversó con PanAm Post sobre su paso por las celdas de la isla del doctor Castro, sobre sus proyectos y sobre cómo cree que la transición democrática llegará, finalmente, a Cuba. Todo con la sencillez de un asere, un joven de 34 años que ve cómo a muchos de su generación “les han destruido la vida por nada”.
¿Cuáles son sus expectativas en Estados Unidos luego de haber pasado 55 días preso, nuevamente, en Cuba?
Mi intención es corresponderle a las personas que estaban pendientes de lo que me pasaba, y tratar de aprovechar esa visita para dar a conocer la situación de los otros presos políticos en Cuba, que necesitan su libertad como la estoy disfrutando yo.
¿Cuántos días pasó usted preso en Cuba en esta segunda oportunidad, y cuáles fueron las condiciones de su cautiverio?
55 días, de los cuales, en un mes, me trasladaron a seis lugares. Estuve en aislamiento, sin cometer siquiera supuestas indisciplinas; en celdas de castigo, no me dejaron ver a mi mamá, ni a mi prometida, Alexandra (con quién se encuentra en este momento en Miami). Todo superloquísimo. Llegó un momento en que hicieron silencio, un sábado, no se podía hablar, no se podía ver televisión, y de pronto en el (destacamento) 47 se escucharon tiros, y dijeron que era un ministro que estaba allí.
Después, a un amigo mío, que se llama Santos, un (preso) “político” también, que vivía en el piso de debajo de donde yo vivía, se lo llevaron también al (destacamento) 47. Empezaron a escucharse rumores de que estaban fusilando, que iban a fusilar a los disidentes, una presión psicológica.
¿Lo amenazaron directamente con fusilarlo?
Lo que pasa es que mi caso era muy especial, hacían varios recuentos al día en la cárcel donde yo estaba, cuatro, cinco recuentos en mi celda, había constantemente un guardia preguntándole a los presos qué estaba haciendo yo, era como una vigilancia total, y tú no sabes qué estaba pasando con tu caso, porque eran cárceles de máxima seguridad, estaba claro que yo no me podía escapar de ahí.
Pasaban días que no me dejaban ver a mi mamá ni a mi señora, siempre era una hora más tarde que a todo el mundo la visita, el pabellón (la comida) siempre una seguridad extrema, estaba comiendo con otros compañeros en la cárcel, en la visita, y había prácticamente un guardia arriba de ti. Tú tienes que pensar, entonces “hermano, me van a fusilar, qué van a hacer conmigo. ¿Cuál es el misterio ese que tienen conmigo?”.
¿Usted piensa volver a Cuba otra vez? Tiene una visión muy particular de la política de “pies secos, pies mojados”, que se acaba de derogar, señalando que si los cubanos tienen la valentía de tirarse al mar para llegar a Estados Unidos, deberían tener una valentía igual para enfrentar al régimen de los Castro.
No voy a decir cuándo voy a regresar, porque lo único que nos favorece en este momento es la sorpresa. En cuanto a seguir haciendo mi trabajo, lo voy a seguir haciendo, y lo voy a seguir haciendo en Cuba.  Y en cuanto a la política de pies secos, pies mojados, imagínate tú, que la gente en la misma Cuba va de Santiago para La Habana, y lo montan en un tren, lo devuelven para Santiago, y nadie dice nada.
Entonces ya es hora de que nosotros nos liberemos, no tenemos porqué aguantar a un tipo ahí que está haciendo pasar trabajo a tanta gente, que a estas alturas todavía la gente no tiene Internet. Es loquísimo, brother. No podemos darnos el lujo de que nuestro momento se pierda, que nos digan “estamos mejorando”, cuando lo que nos estamos haciendo es más daño unos a los otros. Si en verdad queremos cambiar, tenemos que echar a esa gente, tienen que irse. Eso es lo que me toca hacer a mí.
¿Cómo pondera las primeras medidas del Gobierno de Trump en relación con Cuba?
Nosotros estamos escribiendo un documento para pensar más en los pasos que siguen, pero sí creo que Trump debe llegar más lejos que como nos dejó Obama. Obama nos dejó en un paso importante de las relaciones con Cuba, y de que se siga trabajando en una transición a la democracia en Cuba, y en la unión de muchos grupos, como son los disidentes, que les dio reconocimiento a nivel mundial. Se reunió con los disidentes cubanos, cosa que ningún presidente había hecho anteriormente. Si allí llegó Obama, Trump debe llegar un poco más lejos. Eso es lo que creo hasta ahora.
Usted tiene tatuada a Laura Pollán, la lider de las Damas de Blanco.  ¿Qué piensa de la actuación de los diversos grupos, como las Damas, la Unpacu o #CubaDecide, en la búsqueda de una transición democrática en Cuba?
Eso tenemos que hacerlo entre todos, todos juntos, porque si fuera fácil ya lo hubiésemos logrado. Lo primero que tenemos es que reconocer que no estamos todos en el mismo lado con el equipo de ellos; y luego, las Damas de Blanco y toda la oposición en Cuba hay que apoyarla, porque esa gente sí está trabajando. Las cárceles están en candela y a la oposición la meten en prisión como si nada. A mí me soltaron porque tengo una visibilidad, pero hay gente que no tiene la suerte que tuve yo, y hace falta sacarla también.
¿Cuántos presos políticos estima usted que hay en Cuba?
Hablamos de unos quince, pero esos son los que nosotros conocemos, pero Cuba es una especialista metiendo presa gente por gusto, uno deja de ver a alguien, y cuando tres años después vuelve a ver a esa persona, le pregunta: “¿Qué te pasó?”, y te responden, “no, estaba preso, porque puse un cartel que decía, ‘abajo Fidel”, y tú nunca supiste que estaba preso. Y también son presos políticos brother.
¿Cómo se puede ayudar desde el exterior a la transición democrática en Cuba?
Apoyar lo que estamos haciendo nosotros. Yo lo estoy haciendo con arte, ellos lo están haciendo en la calle, logrando que la gente se contagie de libertad. Y ustedes (los periodistas) son importantes porque son la voz de mucha gente que ni siquiera puede mandar una carta para alguien que está libre. Yo soy como el eco de un montón de gente que está ahí a la fuerza. Entonces los medios tienen que contribuir en eso, y dondequiera que vayan esos dictadores, ridiculizarlos como lo que son, no como lo que quieren aparentar ser.
Usted estaba preso con reos comunes. ¿Cómo era esa relación?
Definitivamente te respetan, respetan el trabajo que estás haciendo, y quieren contarte una serie de problemas que ellos tienen, las violaciones a sus derechos. Hay muchas violaciones a los derechos humanos, no solo con los presos políticos, sino también con los comunes, algunos presos por delitos como robo al Estado, o gente que por fumar un “cigarro” (de marihuana), algo que hace cualquiera, le meten dos años de cárcel, y algunos hasta ocho años; destruyen una vida de un joven por nada.
¿Piensa plasmar la experiencia de estos 55 días en un grafiti o una expresión artística?
Tengo un montón de cosas en mente. Quiero seguir haciendo dibujos, quiero seguir haciendo algunas esculturas, y quiero seguir haciendo performances. Y todo para correr las líneas, para crear conflicto, porque la libertad se logra con cuestionamiento interno; con imágenes, con sentimiento se logra mover tu interior, sin necesidad de presionarte, amenazarte o apuntarte con una pistola.
¿Cómo es su relación con sus vecinos en Cuba? ¿Hay quienes temen acercarse a usted sabiendo que usted es un disidente?
En mi barrio, desde que entro hasta que salgo, voy saludando a todo el mundo. Esa es mi familia. Lindo, como me tratan y como tratan a mi mamá, como le preguntan por mí, por las cosas que nos están pasando.
Entonces, no hay miedo. La imagen del Estado policial basado en los CDR que tenemos todos.
Es que no pueden hacer lo que hacían antes, porque antes nada se sabía, pero ahora cualquiera tiene una cámara, un teléfono, y la gente tiene formas de contactarse que antes no tenía. Es la gente ayudándose, contribuyendo entre sí. Los mismos emigrantes que le han mandado a sus familiares un teléfono, y ya es muy difícil que no se sepa algo malo. Si no fuera por eso, ellos siguieran haciendo sus atrocidades, pero la visibilidad los hace retroceder.
Eso es importante también: que la gente sepa el poder que tiene eso y que no permita más nunca un atropello. Documentar todo eso.
¿Se sabe de Venezuela en Cuba?
De la situación en Venezuela no se sabe nada. La televisión cubana solo pone imágenes de Maduro, como que es la salvación, y todo es bello.
En Venezuela Maduro tiene menos de 10 % de popularidad, 80 % de la población vive en pobreza, y 8 % ya come de la basura… estamos viviendo nuestro “período especial”.
¿Viste la importancia de combatir a ese Gobierno enfermo? Ahí está la ideología esa de pisar a cualquiera sin importarle nada, 10 % de la población a favor son ellos y sus familias. A ese tipo no lo puede querer nadie, pisoteando a la gente. Yo vi cómo le pegaban a los estudiantes, en 2014, antes de yo caer preso, y ahora veo como en el parlamento, como ahora hay mayoría de la oposición, lo tienen inutilizado, y no quieren pagarle el salario a los diputados; y veo cómo tienen preso a Leopoldo López. Todo es estrategia de la misma gente maligna, brother. Nadie en Venezuela puede querer a este tipo enfermo (Nicolás Maduro) que no puede decir ni tres palabras sin amenazar a la gente.
¿Usted quisiera mandarle a través de  PanAm Post un mensaje a Leopoldo López? En Venezuela hay más de 130 presos políticos.
Quiero decirle que para poder tener paciencia en la prisión, me acordé mucho de su frase “Fuerza y Fe”, y para decirme a mí mismo que algún día algo bueno tiene que pasar. Leopoldo López lleva tanto tiempo en prisión, no ha tenido la oportunidad de entrar y salir, como yo, le digo que espero que pueda hacer el trabajo que quiere hacer por Venezuela, que es lo que Venezuela se merece, para las generaciones que vienen.

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