Por varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de Estados Unidos estaban contentos y tranquilos con que en América Latina gobernaran dictaduras de derechas.
Era lógico ya que esos eran los años de la guerra fría y el miedo al comunismo.
A la vez, muchos en este país dudaban de la capacidad de los latinoamericanos en acatar los derechos y aún más importante, las responsabilidades, de una verdadera democracia.
Todavía recuerdo bien los nombres de estos dictadores: Leonidas Trujillo gobernaba en República Dominicana; Alfredo Stroessner en Paraguay; Juan Domingo Perón en Argentina; Manuel Odría en Perú; Anastasio Somoza en Nicaragua; Marcos Pérez Jiménez en Venezuela y Fulgencio Batista en Cuba.
Eran más, pero no es necesario mencionarlos a todos. Ya con hablar de los que incluimos en la lista es suficiente. Con ellos ya se puede decir que las dictaduras de derecha eran el tipo de gobierno preferido en Estados Unidos para sus vecinos latinoamericanos.
En aquella época se decía: “son unos HP, pero son nuestros HP”.
Ya para cuando John F. Kennedy comenzó a gobernar las cosas empezaron a cambiar. Fue el mismo Kennedy quien poco después de asumir el poder en 1961 dijo:
“Hay tres posibilidades que en orden descendiente de nuestras preferencias son: un gobierno decente y democrático, la continuación de un Trujillo en el poder o un gobierno a lo Castro. Nosotros debemos apuntar a nuestra primera posibilidad pero no podemos evitar la segunda posibilidad sin de antemano habernos asegurados que podemos evitar la tercera posibilidad”.
Kennedy no vivió el tiempo suficiente para ver el fracaso de su visión.
Es cierto que muchas de las dictaduras de mediados de siglo fueron derrocadas y en algunos casos reemplazadas por regímenes elegidos libremente por el pueblo. Pero todavía hoy día hay muchos gobiernos latinoamericanos gobernados por fanáticos de Castro.
Los presidentes americanos no oyeron la advertencia, o mejor dicho ignoraron la advertencia de Kennedy. Ellos no se preocuparon en asegurarse que no surgiera un gobierno comunista al forzar la caída de los dictadores de derecha.
Hoy día todavía hay muchos países en la región gobernados por discípulos de Castro. Países que pasaron de dictaduras de derecha a dictaduras de izquierda. Pocos fueron los que pudieron llegar y quedarse con gobiernos democráticos.
Son muchos los ejemplos de dictaduras de izquierda: En Venezuela, Nicolás Maduro, un guagüero, ascendió al poder cuando su jefe Hugo Chávez murió. Además vemos a Daniel Ortega en Nicaragua y a Rafael Correa en Ecuador.
Todos quieren imitar el modelo cubano. Y en Estados Unidos han olvidado los consejos de Kennedy.
La esperanza es que con los cambios en Brasil las cosas van a empezar a mejorar. Dilma Rousseff, una ex guerrillera, fue depuesta por corrupción. Por ende ya Brasil, el país más grande e influyente en la zona, no puede seguir ayudando a Venezuela y Venezuela tiene que recortar su ayuda a Cuba.
Esto puede ser el comienzo de una nueva era en nuestro continente.
Cuba, Venezuela, Ecuador y otros países de la región tienen que encontrar nuevas fuentes de financiamiento. Cuba se las ha arreglado con la ayuda que recibe de Estados Unidos y de los cubanos que viven en este país. El presidente Barack Obama decidió ayudar a Cuba con la esperanza que Cuba cambiaría internamente. Pero hasta ahora Estados Unidos da y Cuba recibe. No hay cambios en la isla.
Y sigo pensando en la frase de Kennedy con la esperanza que algún día alguien se la diga al presidente Obama y este recapacite.
La ambición de todos es ver un continente donde todos los gobiernos sean electos democráticamente.
Periodista cubanoamericano.
Guimar123@gmail.com
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