La firma del acuerdo supone el fin de 52 años de conflicto en Colombia, aunque queda por ver cómo se desarrollará el posconflicto
Cartagena de Indias vive este lunes una jornada histórica. Tras más de medio siglo de conflicto armado entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno colombiano, la ciudad caribeña es testigo de la firma de la paz entre ambas partes. "Bienvenidos todos, siéntanse en su casa. Ustedes saben que Cartagena es nuestra joya, la 'ciudad heroica' que ya no solamente será heroica sino que será la 'ciudad de la paz'", ha señalado el presidente Juan Manuel Santos.
Acostumbrada a ese agradable reposo caribeño que atrapó a Gabriel García Márquez, Cartagena recordará el 26 de septiembre de 2016 como un día atípico. Las calles tomadas por la seguridad (2.700 unidades de la Fuerza Pública, entre policía y ejército), el centro histórico repleto de líderes latinoamericanos y representantes de los organismos internacionales todos vestidos de blanco (el código de vestimenta de la paz), más de 1.000 periodistas de cualquier rincón del mundo y una sensación de perplejidad y curiosidad entre sus habitantes.
La jornada ha comenzado con un acto a puerta cerrada del presidente colombiano con la cúpula militar y de la policía. "Esto que estamos firmando el día de hoy es su victoria, la victoria de nuestras Fuerzas. Ustedes realmente son los responsables de que estemos dando este paso en la historia de Colombia", ha declarado el mandatario, que a mediodía ha asistido a una ceremonia litúrgica en la Iglesia de San Pedro Claver, oficiada por el cardenal Pietro Parolín, secretario de estado del Vaticano. "Dios siempre estuvo presente. Yo le rezaba mucho a Dios para que me inspirara y guiara en muchas de las decisiones que había que tomar", ha dicho Santos.
A la ceremonia oficial, que se celebra en la Plaza de Banderas del Centro de Convenciones, asisten, además del presidente de la República y el líder de las FARC, alias 'Timoleón Jiménez', una delegación de los jefes de la guerrilla, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, junto a 250 víctimasinvitadas desde las zonas más afectadas por el conflicto armado (Caquetá, Putumayo, Huila, Antioquia, Nariño y Valle del Cauca), además de empresarios, medios de comunicación y académicos, hasta sumar 2.500 invitados.
"Este proceso es la iniciativa más fuerte que se haya hecho nunca para acabar con la guerra en Colombia", dice a EL MUNDO Alejandra Mahecha, que con sólo 21 años defiende a los jóvenes en la Mesa Nacional de Víctimas. Sin embargo, cree que los acuerdos han quedado cojos en varios puntos, como el problema pendiente del narcotráfico. Para Luis Escobar, que dirige la organización Redepaz, las víctimas (que suman más de ocho millones, en un país de 48 millones) son hoy "las grandes constructoras de paz" en Colombia. "Su papel es fundamental a la hora de reconocer la importancia de la reconciliación y el perdón y estar dispuestas a abrazar a sus verdugos", opina.
Desmovilización de la guerrilla
Un punto polémico sobre los acuerdos gira en torno al gasto que tendrá el posconflicto. El Gobierno adelanta beneficios económicos en turismo e inversiones extranjeras, pero sus críticos creen que la desmovilización de los guerrilleros supondrá un gasto importante para las arcas del Estado. La ceremonia de la firma de la paz habría costado, según una información del diario El Tiempo, entre300.000 y 450.000 euros, pero el acontecimiento habría reportado más de tres millones y medio de euros de beneficios para la región en gastos de los invitados y ocupación hotelera, de acuerdo con el periódico El Heraldo.
La firma del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera (como se llama el pacto alcanzado) no ha escapado este lunes de la división que vive la sociedad colombiana desde que se programó el plebiscito, que se celebrará el domingo 2 de octubre. Los promotores del 'No', encabezados por Álvaro Uribe, cabeza del partido conservador Centro Democrático, y el ex Procurador General de la nación, Alejandro Ordóñez, han organizado una cadena humana junto a varios miles de simpatizantes, acusando a Santos de utilizar la ceremonia para influir en la población.
Las encuestas sobre el plebiscito bailan llamativamente según de dónde vengan, pero un promedio fiable ahora mismo sería pronosticar que el 50% de la población con derecho a voto participará, y entre estos votantes el 'Sí' ganaría con cerca del 60% frente al más del 30% que se inclinaría por el 'No'. Hay un chascarrillo desde hace tiempo en Bogotá, la capital, según el cual los colombianos salen a la calle para celebrar las victorias de la selección de fútbol pero no para manifestarse en favor (o en contra) de los acuerdos de paz. Unos acuerdos que este lunes ponen fin a una guerra de 52 años. Sólo el tiempo refrendará su validez.
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