El terrorismo de Estado asoló a la nación desde antes del 24 de marzo de 1976, cuando gobernaba el país María Estela Martínez de Perón bajo el dominio del líder de la triple A, José López Rega.
Pero a partir del golpe de Estado el horror fue mayor, de tal manera que a fines de 1976 ya eran miles los muertos y desaparecidos de la Dictadura.
Tal fue el grado de impunidad con la que se cometieron las masacres, que el presidente de facto Jorge Rafael Videla llegó a decir, cuando fue consultado al respecto, que el desaparecido "no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desparecido”. Quienes querían saber qué había pasado con su hija, hijo, hermano… se toparon con esa respuesta que los dejaba en la más dolorosa incertidumbre.
Empresas privadas, universidades, oficinas gubernamentales, además de domicilios particulares, eran arrasados en la furibunda búsqueda de personas "peligrosas” que había que eliminar. Los colegios secundarios no quedaron fuera de estas tropelías, ya que los dictadores se propusieron terminar con la participación política de los jóvenes y en esos tiempos los centros de estudiantes y las agrupaciones políticas contaban con una nutrida concurrencia y ricos debates de ideas.
La noche del 16 de septiembre de 1976, y en los días siguientes, se produjo uno de los hechos trágicos de esta historia que se conoce como la Noche de los Lápices, en la que hubo una serie de diez secuestros y asesinatos de estudiantes de secundaria, en la ciudad de La Plata.
Los estudiantes eran, en su mayoría, adolescentes menores de 18 años que fueron torturados antes de ser asesinados. La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), que se constituyó durante el gobierno de Raúl Alfonsín, estableció que la policía bonaerense había preparado un operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como "subversión en las escuelas”.
Es necesario hacer memoria de aquellos terribles hechos, sucedidos hace 40 años, para que nunca más vuelvan a ocurrir.
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