Tania Molina
SANTO DOMINGO. “Se dijo durante cierto tiempo que el tema de discusión con los militares el 25 de septiembre era la remoción del coronel Elías Wessin y Wessin. No fue el único asunto. Claro, al llegar este punto de discusión cerrada, Bosch intentó realizar una maniobra. Me lo contó a mí de esta manera: ‘Víctor, les dije a los jefes militares que si yo como presidente no podía remover al coronel Wessin de la dirección del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), entonces mejor presentaba renuncia como presidente. Cuando dije que haría lo que establecía la Constitución, presentar la renuncia personalmente ante las Cámaras Legislativas reunidas en Asamblea Nacional, fui hecho preso”.
El relato lo hace Víctor Grimaldi, considerado uno de los más cercanos colaboradores o asistentes del expresidente Juan Bosch, al recordar los hechos del 25 de septiembre de 1963, que este domingo cumple 53 años, cuando le dieron el golpe de Estado que desencadenó, dos años más tarde, en la Revolución de Abril del 1965.
Grimaldi refuerza la tesis de la participación del gobierno de Estados Unidos tras el golpe, y el deseo de los estadounidenses de ocultar su apoyo a los grupos guerrilleros que se entrenaban en la zona fronteriza del país para enfrentar al gobierno de Haití, acciones a la que se oponía Bosch.
“Los Estados Unidos, en 1963, no toleran el ejercicio independiente y soberano del poder, y por eso sus asesores policiales y militares dieron instrucciones a los jefes militares de derrocar a Bosch, a quien le cuestionaban su posición de neutralidad frente a los conflictos que sostenía el Gobierno Norteamericano frente a Cuba y los países aliados de la Rusia Soviética. Al dictador presidente haitiano, Francois Duvalier, desde 1962, los Estados Unidos también intentaban sacarlo del Poder, debido a que había establecido relaciones diplomáticas con Polonia, que entonces era un país aliado de la Rusia Soviética o comunista”.
Igual que otros historiadores, Grimaldi plantea que para derrocar a Duvalier, en la República Dominicana se instalaron campamentos de guerrilleros haitianos que atacaban puestos militares en Haití desde el país y que el presidente Bosch nunca autorizó estos campamentos. Al contrario, cuando se enteró le ordenó al ministro de las Fuerzas Armadas, Víctor Elby Viñas Román, que los desmantelara.
“Bosch explicó esto en detalle posteriormente”, dice Grimaldi, que asegura que, investigando en los Archivos Nacionales de los Estados Unidos, obtuvo documentos que mencionan que, en la madrugada del 25 de septiembre de 1963 el tema del apoyo de los jefes militares dominicanos a la guerrilla anti Duvalier fue uno de los puntos de discusión.
“Una revelación importante la hace el que fuera entonces embajador de los Estados Unidos en Puerto Príncipe, Raymond Thurston. Este embajador dice que la Agencia Central de Inteligencia (CIA), apoyada en estas acciones con el conocimiento expreso del presidente John F. Kennedy, daba los recursos al general haitiano exilado León Cantave para liderar las guerrillas que atacaban a Haití desde el territorio dominicano”, añade Grimaldi, quien es embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República Dominicana ante la Santa Sede, en Roma.
El arresto
“Las órdenes de arrestar a Bosch fueron dadas por Anthony Ruiz, de origen hispanoamericano, quien era el Consejero de la AID en materia de seguridad pública en 1963. Estos detalles me los reveló el General Benito Monción Leonardo, fallecido hace pocos años. En el momento que fue arrestado Bosch en el Palacio Nacional también estaba allí el coronel norteamericano Fritz Long, asesor de Defensa de la Embajada de los Estados Unidos. Esa presencia de Long había sido indicada por Bosch en sus escritos, tiempo después, acusando al Gobierno estadounidense de ordenar su derrocamiento”.
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