La opinion de Carlos Sánchez Berzaín*
Con la proximidad del referéndum del 21 de febrero (21F), más nervioso y dictatorial se presenta el gobernante cocalero de Bolivia en su afán de evitar que el triunfo del NO se concrete en las urnas y lo ponga oficialmente en la sala de embarque de los que dejan el poder con el terror de rendir cuentas y perder la impunidad. La campaña anti democrática de Evo Morales es una cadena interminable y repetida de abusos, amenazas, corrupción y fraude contra el NO con que los bolivianos defienden la libertad.
El gran intelectual boliviano, el mestizo Franz Tamayo sentenció: “NO se es impunemente poderoso”, y menos cuando el poder está fundado en la corrupción. El referéndum del 21F es en sí mismo un acto de corrupción, que en función y en servicio público es “la práctica consistente en la utilización de funciones y medios de las organizaciones públicas, en provecho económico o de otra índole, de sus gestores”.
Corrupción es valerse del poder, de la función en beneficio propio. Cualquier tipo de beneficio obtenido en el mal uso o abuso del poder es corrupción, desde la coima o mordida, hasta la perpetuación indebida en el poder.
La corrupción de Evo Morales y su gobierno va desde los delitos económicos, de violencia y represión, hasta los políticos. De acuerdo a la Constitución Política de la República de Bolivia que suplantó y viola permanentemente, debió dejar el mando en enero de 2011. Fue públicamente corrupto cuando con violencia sobre el pueblo boliviano, coludido con su principal opositor oficial, con fraude electoral y ejecutando la ruptura constitucional cambió la norma fundamental que impedía su reelección continua.
Incurrió nuevamente en corrupción cuando violando su propia constitución forzó a su Tribunal Constitucional en 2014 para que lo habilite como candidato alegando que “la primera elección no contaba por haberse realizado en la desaparecida República de Bolivia”. Ahora -faltando 4 años para la próxima elección a la que NO puede presentarse- Morales lidera nuevamente la corruptela organizando un referéndum en el que desde el poder total que ejerce, supone que tenía asegurado un nuevo resultado de “victoria manipulada”.
Los mandamases y digitadores del socialismo del siglo XXI habían calculado todo para que Evo Morales tenga una cómoda victoria en el referéndum del 21F, pero se han encontrado con la sorpresa anticipada de que el pueblo boliviano NO quiere más dictadura. La razón por la que adelantaron 4 años el planteamiento de su prórroga es que el régimen sabe que su peor enemigo es el tiempo, ya que cada día que pasa se hace más evidente la crisis económica, la corrupción como política de estado, el narcotráfico, el fracaso del modelo neocomunista y centralista, y el rechazo de un pueblo ofendido por la ostentación de los nuevos ricos de la “evo-burguesía” o de la “coca-burguesía”.
El proceso del referéndum presenta un escenario en que las encuestas marcan una diferencia del 8% al 15% en contra de Evo Morales, una Bolivia en la que el NO está impulsado por acciones cívicas que los jóvenes, los campesinos, las amas de casa, los intelectuales, los políticos de diferentes tendencias, los artistas, los periodistas, los militares y policías, e incluso los empleados públicos, todos los bolivianos NO sometidos, rechazan la repetición en Bolivia del modelo ya impuesto por la metodología castrista de control social en Venezuela, Nicaragua y en curso en Ecuador.
Pinochet, copa todos los espacios de prensa, radio y televisión, despliega una millonaria propaganda llena de mentiras y amenazas. Morales y su equipo se presentan en comunidades y ciudades señalando que las obras públicas en curso o prometidas se perderán si gana el NO; le dicen a los campesinos que si gana el NO el sol se esconderá; han presentado papeles falsificados para denunciar y mentir diciendo que la campaña del NO está financiada por el imperialismo; han iniciado nuevos juicios contra ex dignatarios de Estado a quienes acusan de apoyar el NO; han hecho que su sistema de justicia represiva dicte oportunas condenas contra opositores; mantienen presos políticos, acusan y repudian a los exiliados; cortan fondos de la descentralización y de participación popular a gobernadores y alcaldes que dicen NO a su demanda.
Su Tribunal Constitucional falló esta semana autorizando “que cada acto de entrega de obras sea transmitido hasta por 2 horas cada uno” cuando sus normas electorales mandan que la transmisión no puede superar 15 minutos; han mandado despedir periodistas; tienen el control de cadenas estatales y para estatales de prensa, televisión y radio a las que NO accede el NO; están pagando encuestas a favor del oficialismo para falsear datos y justificar el fraude. Evo rechaza el debate y pone la agenda en los medios; Evo ha acusado que la campaña por el NO la lideran un perro y un zorro, pero el perro no habla y Evo escapa del zorro.
Toda la corruptela por el “si” tiene el objetivo de preparar el terreno para el FRAUDE ELECTORAL ya organizado y en curso. El fraude más duro se implementa en el campo donde imponen el “voto comunitario” e impiden con violencia la campaña por el NO, buscando “resultados de cero para el NO”. El voto en el exterior es fuente importante de fraude. La OEA ha observado el padrón electoral, se ha demostrado que muertos están listos para votar, que el vice de Evo fue inscrito con anomalías respecto a su servicio militar, que miembros de las Fuerzas Armadas son forzados a hacer campaña por el si; que Evo hace proselitismo junto con miembros el Tribunal Supremo Electoral….!!!!! Es solamente la forma de ser y de hacer política de Evo Morales con amenazas, corrupción y fraude.
*Abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
Diario Las Américas – Miami
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