A Stephen Crossan, de 37 años, se lo ve inhalando la droga con un billete de 10 libras esterlinas mientras habla con uno de sus amigos sobre el fin de una reunión que duró dos días, en la que el cura invitó a sus amigos a su casa parroquial. Allí bebieron cervezas y whisky.
Crossan coloca un cigarrillo en un cenicero. "No debería hacerlo", se dice a sí mismo antes de aspirar el polvo blanco que estaba sobre un plato.
"FUE SÓLO UNA NOCHE Y ESO FUE TODO. NO TENGO PROBLEMAS CON DROGAS"
"Fue sólo una noche y eso fue todo. No tengo problemas con drogas", se defendió en una entrevista con el diario Ruth Warrander, el sacerdote, una vez conocido el escándalo.
Según la fuente de The Sun, que pidió anonimato, en la casa había recuerdos nazis de todo tipo: banderas, sombreros y un águila con esvásticas, entre otras cosas. La misma persona contó que Crossan recibía a sus invitados con un saludo nazi y detalló que sí tomaba mucho alcohol.
"La casa era preciosa, pero nos sorprendió ver el material nazi. Estaba por toda la casa", narró. Y agregó: "En un momento Stephen se puso una gorra e hizo el saludo nazi. Es impactante. Se supone que debe ser un miembro honorable de la sociedad. No debería estar consumiendo drogas".
Pero Crossan se defendió: "No soy nazi. Colecciono cosas históricas. Hay cosas de todos los países", afirmó.The Sun explicó que el sacerdote sufría depresión al momento del episodio.
Crossan, que estudió para el sacerdocio en el Colegio de San Patrick Maynooth, salió de la Iglesia a consecuencia de este hecho, pero aseguró que recibe apoyo de la parroquia.
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