Por José Miguel Gómez.
Sé que muchos piensan que salud mental es sinónimo de locura. Pero les recuerdo que la salud mental es un bienestar físico, psicológico, social y espiritual que el ser humano debe de lograr, o plinificar para alcanzar calidad y calidez de vida; pero sobre todo, felicidad. Los problemas de salud mental para el 2015 se agravaron, debido a la violencia social, la inseguridad ciudadana, los femenicidios, las muertes violentas, el consumo de drogas, el desempleo, el aumento del divorcio, la disfunción familiar, el embarazo en adolecentes, el suicidio, los homicidios, y más jóvenes en conflictos con la ley. Pero, también aumentaron las demandas en la atención psiquiátricas por depresión, ansiedad, bipolaridad, trastorno de personalidad, adicción a compras, juegos, estrés por deudas, mal manejo de los estresores psico-sociales, entre otros.
Sin embargo, existen otros conflictos personales, interpersonales y grupales, que hablan de la incapacidad en las personas para funcionar y socializar con los demás.
Es decir, hay personas que por su inmadurez o por la falta de inteligencia emocional o social no saben mantener relaciones sanas, oxigenantes, nutrientes que permitan crecer y vivir la solidaridad y el altruismo social. La vida para muchos es de sobrevivientes, no planifican, no tienen objetivos, ni metas, ni propósitos que les permita salir de la condición de exclusión o acatamiento social. Lo observado en el 2015 fue que aumentó el individualismo, la insolidaridad, y la pobreza existencial. Para cientos de adultos la vida se asume desde el consumo, el facilismo, la cultura de la prisa, el confort, la vanidad, la búsqueda de la notoriedad y de la auto-gratificación inmediata.
Para este 2016, las personas tienen que reflexionar y evaluar sus propósitos, sus motivos de vidas y de bienestar social. Asumir la existencia teniendo en cuenta su propia dinámica de vida: sus necesidades, sus urgencias, sus prioridades, su espacio que le refuerzan y proporcionan satisfacción, tranquilidad, amor, alegría, etc. La salud mental hay que cuidarla; para esto se tiene que investir el 4% de sus ingresos en la salud mental: diversión, vacaciones, lectura, ejercicios físicos, encuentros saludables, musicoterapia, compartir con familiares, pareja, disfrutar la vida en el presente y para el futuro.
A nivel mundial y Latinoamérica, hay más sufrimiento y peor salud mental por la falta de educación, y la falta de habilidades para las personas asumir su vida sin la presión del comercio, la tecnología, el consumo, y la competencia en que se vive hoy día. Los hombres y mujeres deben entender cómo funciona el mercado, la política, la utilidad del trabajo y las razones existenciales de la nueva vida pragmática de la sociedad consumista.
El ser humano es un simple objetivo, al que le diseñan y le planifican el gasto, la vida, su prioridad y hasta sus riesgos. Son cientos de hombres y mujeres que no saben por qué han llegado donde están, ya sea, en un vacío existencial, o una crisis de identidad generalizada, hasta en un estado de ánimo que comprometa el pensamiento y la desesperanza.
En el 2016, hay que buscar el equilibrio, la armonía, la paz, y la felicidad; ya sea en los pequeños o grandes proyectos. Pero se debe aprender a descubrir qué le proporciona su bienestar. Hoy sabemos que vivir en armonía, en el equilibrio del interior y el exterior, produce paz, satisfacción y tranquilidad: que son claves que logran las personas maduras, inteligentes y reflexivas. Feliz 2016- para todos.
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