PENSANDO
El hombre, maestro en el arte de la simulación, ha cubierto su esencia espiritual con máscaras. Los paradigmas son auténticos, la sociedad actual carece de los mismos y el resultado de sus acciones se expresa a través de la codicia como instrumento de crecimiento económico, menospreciando así los valores y principios que anidan en la honradez. Asumir la prosperidad creyendo sentirnos realizados sin importar los medios cuando la corrupción goza de impunidad, es la forma más atropellante de alcanzar la prosperidad. Debemos examinar el valor de las cosas por sí mismo y no por los demás, porque donde reina la codicia, la mente abandona los principios. Los paradigmas representan virtudes y valores donde gravitan la honestidad, el patriotismo, la moralidad, la solidaridad, y sobre todo, el compromiso social. Cuando afianzamos estos conceptos rechazamos al ridículo maquillaje de pseudolíderes, la estupidez afirmada como teoría, el carnaval disfrazado de cuaresma y la denuncia planteada como ideología. Por esto, en época de crisis de valores y ausencia de paradigmas, el mensaje debe enaltecer al hombre de principios que se coloca por encima del dinero, la mercancía y los objetos, y responde a la seducción de la verdad y el patriotismo.
Este es el camino que debemos abrir a todos los ciudadanos que quieran aportar soluciones, evitando anillos que impidan nutrir con la verdad una voluntad política de realidades que ellos no perciben en su embriaguez de poder. Es momento de negociar principios y no ideologías socavadas, porque de esta forma comeremos en la mesa del decoro y no de la repartición de las migajas del erario. Quitarse las máscaras es el gran dilema del hombre en la sociedad actual.
Hay que vivir procurando no llevar oculto nuestro verdadero rostro, porque la autenticidad es sinónimo de sinceridad y transparencia en el manejo del patrimonio de todos, y de esta forma, por vocación de servir al pueblo, tendremos un país fuerte que se respete y en el que nuestra descendencia reciba una herencia plasmada en valores cívicos y equidad social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario