Carlos Báez Brugal.
¿Tú no sabes quién soy yo?
Siempre he pensado que cuando esta frase se elimine del argot de muchos,
se empezaran a resolver las cosas en nuestro país. Y si nos vamos al área de la
construcción, la de "dale pa'llá
que después de hecho no lo tumban"
Cual de las dos expresiones más nefastas, y cuando se pronuncian
las dos juntas, o una detrás de la otra, no importa el orden, aunque si los factores,
ahí ya nada se puede hacer, y entonces
así vemos sectores residenciales donde solo se permiten dos niveles, con algunas casas con tres, y en esos mismos …
comercios. O por otro lado, edificios con pocos parqueos con mucho más
pisos que los que le corresponde, realizados por alguna institución del Estado.
Ni hablar de cambios de usos de suelos, linderos, y mil
violaciones de todo tipo en ensanches, barrios y urbanizaciones enteras, además
de millones de casas construidas sin ningún tipo de regulación en los
asentamientos informales de los cordones de miseria del entorno de las
ciudades, o en cualquier parte, que nos arroja un largo
etcétera que hacen muy válidas las
declaraciones de un presidente del Codia responsable, que dice que el 90 % de
lo construido aquí es ilegal. No niego que había pensado que podía ser más.
La cultura del Súper hombre de Nietzche está en la psique de cantidades
de dominicanos sin haber leído nunca el autor, y quizás hasta sin saber quién
la usó como filosofía para fines de degradar humanos.
Yo resuelvo mi problema y punto.
Hago lo que considero y ya.
Que me importa lo del otro.
Que se embromen los demás.
Feo poema que caracteriza un mal generalizado motivado por la
indolencia.
Esta es una enfermedad que nos azota desde hace mucho tiempo, y ha ido increscendo a medida la ley se ha hecho
más blanda, o se vulnera con facilidad el que no se cumpla, y además porque no
ha habido voluntad de parte de las autoridades de ponerle coto a esta
naturaleza egoísta, que puede hacer daño a un ser humano, o a una sociedad
completa.
Las violaciones de normas, o reglas en el área de la construcción
siempre se han hecho. Causas hay muchas .Los inspectores de construcción ganan
salarios míseros, quizás tan deplorables como el de los policías. Cuando se desea que
actúen, hay que irlos a buscar y
llevarlos al lugar porque no tienen vehículos para transporte. Cuando se comete
una infracción, al infractor le dejan
notificaciones, se van ...inmediatamente reanudan la obra ilegal. Vuelve la
notificación, y lo mismo.
Si la infracción afecta a uno personalmente, para frenarla hay que ser
muy perseverante, poseer mucho tiempo, recursos, tener un gran enllave, o estar dispuesto a como dicen
“echarse una vaina” con uno de los QUE UNO SABE QUIEN ES, o con alguno de sus
amigos. Si no, es muy difícil, y a veces el final muy decepcionante.
Donde la indolencia llega a los limites es en el tránsito .Por eso es interesante y
positiva la campaña publicitaria que sobre este tenor se encuentra en los
medios de comunicación. El mensaje es bueno para la prevención, y trae como
coletilla la reflexión de quien comete
la infracción.
Aunque la causa de la delincuencia es multifactorial y entre éstas se
encuentra la falta de educación y de oportunidades. La mala distribución de las
riquezas. Intervenga el flagelo de las drogas, el que no exista un régimen de
consecuencias por códigos garantistas mal manejados, o por la mala actuación de
sus actores, o porque hay complicidad y contubernio entre los sectores que nos
deben proteger contra los mismos delincuentes y ellos, la prevención siempre
será importante, para evitar cualquier mal.
Pareciese
que este comentario sobre la delincuencia esta traído halado por los
moños, pero no. Los delincuentes son los
que delinquen, los que delinquen son los que violentan las leyes. O sea que
aquellos que violan aquellas que tienen que ver con construcción, transito, o
lo que sea, de una manera u otra, también son delincuentes. Aún estos no lleguen a matar con frecuencia como
últimamente los otros, pero si violentan los derechos del prójimo.
El problema del irrespeto a los demás y que Benito Juárez proclama que
es la paz, es que se ejerce desde cualquier litoral, y desde todas las áreas
para beneficios particulares, de alguno, de grupos…por populismo, por no meterse con islas de poder, o vacas sagradas, o porque se es demasiado permisivo con
cualquier cosa, o simplemente por la razón que sea, esto ha hecho que de las
tantas leyes que existen, pocas se cumplan, y hay otras que para unos funcionan
y para otros no, dependiendo del dinero, o la influencia que se tenga.
Combinado todo esto a la desfachatez, la pérdida de valores
humanos, y a que somos un país en
vías de desarrollo con un atraso enorme
en materia de educación, y muchas otras asignaturas más, es lógico que se
empiece a evidenciar un desorden que tal parece que necesitamos de la orientación, para redescubrir, o recordarnos otra vez lo que está bien, y lo que está mal, y esto es en
todos los órdenes.
Por eso sería pertinente realizar campañas publicitarias parecidas a las de tránsito y adicionarle también
la semiótica, para tocar todos esos
temas que nos afectan. El de la delincuencia, sobre las leyes de la
construcción y sus normas, el orden ciudadano, la moral y cívica, los valores
humanos, y sobre el delirio de grandeza
que da el poder, el dinero, o la fama, o simplemente sobre de que ser miembro del
partido que detenta el solio presidencial no le da patente de corso a algunos, o más derecho que a otros, para violentar las
leyes, o no guardar las formas.
Estas campañas deben tener un final esperanzador, que evidencie que
no todo está perdido, como se está llegando a pensar, y tienen que estar
cargadas al final de una gran dosis de reflexión autocrítica, que toque las
fibras de la emotividad.
Admiro el valor de Euripídes Uribe Peguero, un ex jefe militar que
dio un discurso pidiendo perdón a la sociedad por los errores cometidos como
militar, e instaba a las instituciones a respetar la institucionalidad y las
leyes. Una golondrina no hace verano, pero es un comienzo.
Puede ser ingenuo decir que se debe trabajar en un marketing que produzca el efecto de lograr una catarsis colectiva, y
sería un relato de ficción tipo Saramago, empezar a escuchar después de estas,
que se abren archivos que liberan códigos de silencio político, militar y
judicial que cambiarían muchas historias, o que los mismos que han realizado
construcciones ilegales las demuelan, que los que molestan con música alta, o
ruidos que despiertan a los vecinos en la noche, o la madrugada, obtemperen y
cambien sus actitudes. Que los insoportables se vuelvan humildes, y los que han
robado desde un salchichón, a miles de millones de pesos los repongan, o
devuelvan todo a las arcas del estado, o a las instituciones privadas donde lo
hicieron.
O simplemente que cualquier delincuente diga que no va a volver a
delinquir. Es difícil, para no decir imposible ,y esto además no traerá
personas desaparecidas, ni reparara el daño moral, emocional o físico de los
afectados, pero quien sabe en algunos, se logre que hagan una introspección, y
tal vez algún resultado se obtenga al
mirarse muchos en el espejo, enfrentarse a sus propias realidades y pensar en
el legado que les dejara a sus hijos y familia.
Todos los días miles de seres humanos se arrepienten y se acogen al
llamado del Señor, otros acceden a centros de rehabilitación por su enfermedad
de la adicción, y hay muchos que lamentan haber vivido una vida sin objetivos y
cambian.
Quien sabe que puede suceder si se intenta ejecutar esto mientras se
ordenan las cosas como tienen y deben de
ser, aunque pareciese cada día como que esto no fuese a ocurrir nunca.
La excusa de este artículo fue
escribir sobre construcción, lo de violentar sus normas y leyes, pero no es
verdad, es una descarga. Los males en esta área son parte de los defectos del
todo, y para que este todo funcione, hay
que sacudir este país, voltearlo de cabeza,
y luego resetearlo como si fuese una computadora, y abolir cantidad de
cosas y muchas frases que ya conocemos, y otras más como “el dame un chance”.
Ya no debe haber más chance, la sociedad tiene que ordenarse y es bueno
recordarle a los que hacen las leyes y los que las hacen cumplir, que nadie
debería estar exento de que se les aplique, ni ellos mismos. Una pena que la
impunidad campee por sus fueros por todos los lados.
En nuestro artículo anterior nos referíamos a que hay diferentes
estudios que concluyen que solo integrados correctamente los sectores
constitutivos de la sociedad, ya identificados, y a los que le llaman “grupos
capitales”, y que están conformados por
lo intelectual y social, medioambiental, cultural, de ocio, técnico, financiero
y democrático
podrán funcionar las cosas para hacer
ciudades inteligentes y que funcionen para el futuro. Obviamente todo esto tiene
que estar acompañado del imperio de la ley. No vemos que las autoridades andan
buscando estas vías, ni trabajando para la posteridad, ni para que se sienta
que vivimos bajo un estado de derecho, donde todos seamos medidos iguales ante
la ley.
Para que no exista la sensación de que habitamos en un país caotizado, y
tengamos una percepción real de que nos
vamos derecho hacia un abismo en diferentes órdenes, se deben buscar vías de
solución alternativas, las que se han se han manejado hasta ahora no dan
resultados.
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