Yo prefiero no hablar sobre ese tema”, declaró el exgeneral Tadeo Guerrero, a una pregunta que le hizo en persona el exdirector del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), Víctor Manuel Báez (Manolín), sobre el apresamiento y desaparición del periodista y abogado Guido Gil Díaz, a mediados de enero de 1967, hace ahora casi medio siglo.
Cuando desapareció Gil Díaz, asesor del poderoso Sindicato Unido de Trabajadores del Central Romana, Guerrero era comandante de la regional Sureste de la Policía, con fuerte incidencia en las acciones militares en todo el Este.
En la administración del Central Romana estaba el cubano Teobaldo Rosell, que salió de su país por el triunfo de la revolución castrista.
El militar dijo a Manolín que “reconocía que había sido represivo, pero que había sido un policía honrado, que fui el único jefe de Policía en La Romana, que no tenía villa, porque a todos los que le siguieron el Central Romana le regaló villa y dinero, y que cuando salió de la Policía estaba tan mal económicamente que tuvo que irse a Miami a trabajar en un hotel como parqueador de vehículos”.
Estas y otras revelaciones sobre el comportamiento de Tadeo en La Romana las narra detalladamente Báez, en su libro “Mis Memorias”, que puso en circulación hace poco, donde relata sus vivencias de estudiante, dirigente político y su experiencia en la administración pública.
Manolín recordó que Guerrero llegó a La Romana apenas días después de Joaquín Balaguer haber jurado como presidente de la República, en julio de 1966 y que de inmediato empezó a combatir a líderes de oposición y dirigentes del sindicato de trabajadores del Central Romana.
En las elecciones generales de ese año Báez salió electo diputado por su pueblo en representación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Narra que la persecución contra la oposición era tan fuerte que en la Nochebuena de 1966, estaba reunido en la casa de sus padres con su esposa, sus hijos y otros familiares y después de la cena empezaron algunos asientos en las aceras de la vivienda, lo que fue suficiente para que una patrulla policial se presentara al lugar y requiriera su presencia, acusado de “hacer desorden en la vía pública”.
“Aquí está el hombre”, fue la expresión marcial del cabo que comandaba la patrulla a su llegada al cuartel policial con el “preso”, donde aguardaban el coronel Tadeo y otros seis oficiales.
¿Usted es el diputado Víctor Manuel Báez González… enemigo de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas?”, preguntó el comandante. Y luego se dirige a los oficiales que le acompañan: “Conózcanlo… ese hombre no quiere saber de nosotros”.
El reencuentro. Tadeo fue ascendido a general y trasladado a Santo Domingo, y no fue 28 años después, en 1994, cuando Manolín volvió a tener contacto con el oficial, cuando José Francisco Peña Gómez le encomendó trasladarse al supermercado Orégano, del fallecido comerciante Héctor Pimentel, en la Correa y Cidrón casi esquina Lincoln, en Santo Domingo, en cuya parte posterior estaba un hombre de textura fuerte, que le entregaría un paquete para el dirigente político. Ese hombre, narra el exdirector del CEA, era Tadeo Guerrero, que “le enviaba al líder político un chaleco salvavidas y muchas balas de diferentes calibres”.
Años después, a principios del gobierno de Hipólito Mejía, en una actividad en Hato Mayor que encabezaba el Presidente, Manolín de nuevo se encontró con Tadeo, y luego de una presentación del Presidente quedó sellada la amistad del exdiputado por La Romana y el exmilitar.
49 años caso Guido Gil. Sobre el apresamiento y posterior desaparición del periodista y abogado, Guido Gil Díaz, se han tejido muchas especulaciones en la mayoría de las cuales involucran exmilitares de puesto en destacamentos del Este.
El dirigente de izquierda había sido detenido por un oficial de apellido Corniell, jefe de la comandancia de la Policía en San Pedro de Macorís, quien le aguardaba en uno de los extremos del puente Higuamo.
La detención fue comunicada al coronel Tadeo Guerrero, comandante Sureste con asiento en La Romana, quien con un exraso de apellido Jiménez, lo condujeron al cuartel policial.
Al día siguiente, en la noche, trasladaron al detenido en el jeep placa oficial No. 03110 hasta al cuartel de la Policía en Higüey, que comandaba el capitán Casimiro Rey Féliz, primo hermano de Guerrero.
Después de conocerse la situación de Guido, Tadeo Guerrero, en una declaración aparecida en el periódico El Caribe, vinculó en su desaparición al padre del dirigente de izquierda, señor Elpidio Gil Cáceres, lo que fue rotundamente desmentido por la madre de Gil Díaz, doña María Catilia Díaz de Gil, quien aseguró que “en ningún momento miembros de su familia han estado en contacto con Guido, desde el 2 de enero cuando salió de su residencia en esta capital”.
La señora Díaz de Gil fue entrevistada por El Caribe, en su residencia de la calle Doctor Delgado, de la capital, y se le pidió su reacción a la versión dada por el coronel Guerrero, a lo que afirmó: “El padre de Guido acompañó a este desde La Romana, y en San Pedro de Macorís, Guido se negó a seguir para la capital”.
Explicó la madre que tanto ella como su esposo fueron a La Romana el 17 de enero de 1967, en busca de su hijo, al informársele que había sido detenido y luego libertado.
Doña María narró que al llegar a La Romana se les informó que Guido había salido hacia Santo Domingo, pasando por San Pedro de Macorís.
En La Romana se les dijo también que Tadeo había dado 24 horas a Guido para que saliera de allí. Ella y su esposo sufrieron una gran decepción y pena cuando al regresar a su hogar no encontraron a su hijo que imaginaron en la capital.
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