Poe José Cobian
Dom, 16/02/2014 - 10:58pm
Los años 20´s del siglo pasado fueron considerados decadentes, porque todo el mundo buscaba nada más la diversión (los que podían pagarla). La decadencia se mide por una reducción en la calidad de vida, en el nivel de vida, en los ingresos por familia, en la seguridad, en la limpieza, en la higiene, en la salud, en la educación, en la pérdida de los valores morales, etc.
Después de haber leído un buen rato sobre la ¨decadencia¨ de los ¨fabulosos 20´s¨, me comencé a preguntar si no estamos en una época de decadencia en nuestra sociedad occidental, y en particular en México.
Esta decadencia la mido en función de aquello que hace algunos años nos parecía inaceptable por estar mal, y que hoy lo comenzamos a ver muy normal, debido a que ya nos acostumbramos a ello.
Me recuerda el experimento de la rana hervida. Metes una rana en una cazuela de agua y la pones en la estufa. Mientras esta fría, la rana nada feliz. Subes poco a poco la temperatura y la rana siente rico el calorcito… Un poco más de temperatura y se siente ligeramente abotagada y agotada, y cuando al fin reconoce que es una temperatura peligrosa, está demasiado cansada para poder brincar fuera de la cazuela… Y allí se queda hasta que muere… Si la hubieran echado al agua muy caliente desde el primer momento, ella hubiera saltado, pero se fue acostumbrando poco a poco al peligro y a la ¨decadencia¨ de su hábitat, hasta que muere.
Lo mismo parece pasarnos a los mexicanos… hace 20 años hubiera sido intolerable un asunto como que los templarios dominaran un estado, y hoy parece normal, como normal parece que los ciudadanos tengan que armarse porque el estado no es capaz de garantizarles paz y seguridad.
El cinismo permea por todos lados. A la gente le parece normal que los funcionarios roben, y se apropien del erario. Parece normal violar todas las reglas de tránsito. Todas las de convivencia. Parece normal que haya mucha más violencia. En Córdoba hasta nos parece normal una ciudad sin policía y sin agentes de tránsito.
Los valores humanos, los valores cristianos de una sociedad con raíces profundamente católicas, están olvidados. Amor al prójimo, solidaridad, caridad, respeto, etc., simplemente son palabras que a las nuevas generaciones (y a las viejas también) le suenan bonito al oído, pero que no son para aplicarse.
Como a la rana, el agua se sigue calentando poco a poco, y parece que estamos cómodos adaptándonos a las nuevas circunstancias, en lugar de poner un hasta aquí, y regresar a la placidez de hace treinta o cuarenta años. Aceptando los peligros a los que nos tenemos que enfrentar una reducción en nuestra calidad de vida.
Hoy si somos derechohabientes del IMSS nos parece normal que no haya medicinas. Si lo somos de seguro popular, nos parece normal que el médico que recibe un sueldo por atendernos y operarnos, nos cobre un adicional ¨por fuera¨ para atendernos en el momento adecuado y no dejar correr la enfermedad.
Nos parece normal que la calidad de la educación pública sea cada vez peor. Nos parece normal comprometernos a algo y no cumplir… Nos parece normal que la palabra de honor sea un mito de otras épocas, y no valoramos la importancia de que quien nos escuche nos crea, pues siempre decimos la verdad y siempre cumplimos nuestros compromisos.
Nos parece normal que la propia policía nos asalte y veje. Nos parece normal que el ministerio público no haga su labor… Hasta nos parece normal que un ayuntamiento que ofreció experiencia y saber cómo administrar la ciudad, a dos meses de su toma de posesión, todavía no sepa que hacer.
Cada día, nos parece normal lo que no debiera pasar y está mal… Como el que el agua que llega a nuestras casas no sea potable, o se deforeste el pico de Orizaba a ciencia, paciencia y complicidad de las autoridades.
Definitivamente estamos en decadencia, y nuestros hijos van a heredar un peor mundo del que nosotros recibimos. Su vida va a ser peor que la nuestra, y todo porque ¨ya nos adaptamos¨ en lugar de luchar, pelear y lograr un cambio para salir de esta ruta de decadencia.
www.josecobian.blogspot.com miguelcobian@gmail.com @jmcmex
Después de haber leído un buen rato sobre la ¨decadencia¨ de los ¨fabulosos 20´s¨, me comencé a preguntar si no estamos en una época de decadencia en nuestra sociedad occidental, y en particular en México.
Esta decadencia la mido en función de aquello que hace algunos años nos parecía inaceptable por estar mal, y que hoy lo comenzamos a ver muy normal, debido a que ya nos acostumbramos a ello.
Me recuerda el experimento de la rana hervida. Metes una rana en una cazuela de agua y la pones en la estufa. Mientras esta fría, la rana nada feliz. Subes poco a poco la temperatura y la rana siente rico el calorcito… Un poco más de temperatura y se siente ligeramente abotagada y agotada, y cuando al fin reconoce que es una temperatura peligrosa, está demasiado cansada para poder brincar fuera de la cazuela… Y allí se queda hasta que muere… Si la hubieran echado al agua muy caliente desde el primer momento, ella hubiera saltado, pero se fue acostumbrando poco a poco al peligro y a la ¨decadencia¨ de su hábitat, hasta que muere.
Lo mismo parece pasarnos a los mexicanos… hace 20 años hubiera sido intolerable un asunto como que los templarios dominaran un estado, y hoy parece normal, como normal parece que los ciudadanos tengan que armarse porque el estado no es capaz de garantizarles paz y seguridad.
El cinismo permea por todos lados. A la gente le parece normal que los funcionarios roben, y se apropien del erario. Parece normal violar todas las reglas de tránsito. Todas las de convivencia. Parece normal que haya mucha más violencia. En Córdoba hasta nos parece normal una ciudad sin policía y sin agentes de tránsito.
Los valores humanos, los valores cristianos de una sociedad con raíces profundamente católicas, están olvidados. Amor al prójimo, solidaridad, caridad, respeto, etc., simplemente son palabras que a las nuevas generaciones (y a las viejas también) le suenan bonito al oído, pero que no son para aplicarse.
Como a la rana, el agua se sigue calentando poco a poco, y parece que estamos cómodos adaptándonos a las nuevas circunstancias, en lugar de poner un hasta aquí, y regresar a la placidez de hace treinta o cuarenta años. Aceptando los peligros a los que nos tenemos que enfrentar una reducción en nuestra calidad de vida.
Hoy si somos derechohabientes del IMSS nos parece normal que no haya medicinas. Si lo somos de seguro popular, nos parece normal que el médico que recibe un sueldo por atendernos y operarnos, nos cobre un adicional ¨por fuera¨ para atendernos en el momento adecuado y no dejar correr la enfermedad.
Nos parece normal que la calidad de la educación pública sea cada vez peor. Nos parece normal comprometernos a algo y no cumplir… Nos parece normal que la palabra de honor sea un mito de otras épocas, y no valoramos la importancia de que quien nos escuche nos crea, pues siempre decimos la verdad y siempre cumplimos nuestros compromisos.
Nos parece normal que la propia policía nos asalte y veje. Nos parece normal que el ministerio público no haga su labor… Hasta nos parece normal que un ayuntamiento que ofreció experiencia y saber cómo administrar la ciudad, a dos meses de su toma de posesión, todavía no sepa que hacer.
Cada día, nos parece normal lo que no debiera pasar y está mal… Como el que el agua que llega a nuestras casas no sea potable, o se deforeste el pico de Orizaba a ciencia, paciencia y complicidad de las autoridades.
Definitivamente estamos en decadencia, y nuestros hijos van a heredar un peor mundo del que nosotros recibimos. Su vida va a ser peor que la nuestra, y todo porque ¨ya nos adaptamos¨ en lugar de luchar, pelear y lograr un cambio para salir de esta ruta de decadencia.
www.josecobian.blogspot.com miguelcobian@gmail.com @jmcmex
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