Le figaro
Traducción Carlos Báez.
el 07/02/2014
La nariz humana es capaz de distinguir a las personas infectadas de las que están en buena salud, según un estudio. Una propiedad que podría servir para reducir el riesgo de contagio. Cerveza rancia, pan quemado o todavía carne de carnicería: estos olores poco afables se liberan de personas alcanzadas respectivamente por escrófula (un tipo de afección tuberculosa), de fiebre tifoidea y de fiebre amarilla. Pero la lista no parece pararse allí. Según diferentes trabajos, los enfermos emiten olores en efecto diferentes y característicos debidos la producción de sustancias volátiles liberados en el soplo, el sudor y hasta en las orinas.
Un nuevo estudio aparecido a finales de enero en Psychological Science va más lejos y muestra que este fenómeno aparece desde los primeros síntomas de la enfermedad y puede ser percibido por una nariz humana. Para poder saber, los investigadores hicieron pruebas con enfermos infectados como y voluntarios de todo tipo. En a práctica, inyectaron entre personas sanas un componente de la membrana de ciertas bacterias (lipopolysaccharide) y capaz de poner en marcha una reacción inmunitaria rápida. Entre otros voluntarios, inyectaron una solución salina privada de efecto inmunógeno. Cada participante llevaba una camiseta ajustada que permitía absorber el sudor. " ¡ Una señal para los allegados " cuatro horas después de esta experiencia, pidieron a una cuarentena de individuos (motivados!) de sentir en las camisetas la intensidad del olor, de evaluar su aspecto desagradable o no y si fue asociada según ellos con la salud o con la enfermedad. Los resultados son muy claros. Las personas todas infectadas por la toxina han sido detectadas en el curso de esta prueba por un olor enfadoso. Y cuanto más la reacción inmunitaria era fuerte (importancia de la producción de citoquina por las células inmunitarias, el nivel de fiebre, etc.), más las emanaciones fue pronunciado. " Existe completamente un mecanismo que pone en marcha la producción de moléculas olorosas libertadas desde el principio de una infección, explica Mate Olsson del Instituto de neurociencia Karlinska en Suecia, , coautor de estos trabajos. Y estos efluvios podrían servir bien de señal a los allegados con el fin de que se proteja de un contagio posible ", estima. Aplicaciones al estudio.
Los investigadores todavía no identificaron las moléculas incriminadas. " Nuestras medidas fisicoquímicas muestran que las concentraciones volátiles de componentes son idénticas sobre todos en las camisetas. La diferencia tiene que buscar pues en la naturaleza de estas moléculas. Pero si llegamos a identificar marcadores pertinentes, entonces se volverá factible de desarrollar una prueba de detección olfativa para las patologías infecciosas al estadio precoz ", predice. Si tal herramienta ve la luz, se inscribirá en la línea derecha del que está en proceso de desarrollo para el cáncer.
Una sociedad americana trabaja en efecto en una máquina llamada Metabolomx que reproduce el sistema olfativo del perro y será a priori capaz, de aquí a algunos años, de reparar en personas que sufren de un cáncer del pulmón a partir de la recopilación de su aliento. ¡ Un viento de frescura sopla sobre la medicina!
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