Durante el día de ayer alcancé a leer un antetítulo en el diario “El País” que decía: “Hay más de un país encerrado en la abstracción simplificadora de la identidad nacional. El “interés público” se ha sustituido por los intereses privados de los diversos públicos y entre los escombros surge el “mundo global”. Se trata de un escrito de José Luis Pardo, publicado en la sección “La cuarta página”. Pardo es un ensayista español nacido en Madrid en 1954. Más abajo, en el cuerpo del artículo, aparecía un inserto donde se afirmaba: “Gobernar con las encuestas” fue el primer síntoma del deterioro institucional”.
Atraído por esos párrafos, leí todo lo que seguía al título general: “La sociedad en fuga”. Pardo comienza por hablarnos de las opiniones de George Orwell acerca de la “unidad nacional” de Inglaterra, antes de que se la llamara Reino Unido. En España existen varias identidades regionales perfectamente caracterizadas: castellanos, vascos, catalanes, andaluces, gallegos. A Pardo no le interesa detenerse en las “circunstancias” de España o de Inglaterra; prefiere examinar “las sociedades democráticas europeas en general”. Y se pregunta si “más de un país” pudiera estar acorralado por identidades “simplificadoras”. Para Orwell, un periodista socialista, no podía haber “nada en común” entre un hombre que ganara 100,000 libras al año y otro que se las arreglara con una libra a la semana.
Estas diferencias en los ingresos determinan diferencias “de clase”, modos distintos de ver el mundo. Además de las desigualdades económicas que contienen las sociedades, existen notables diferencias de carácter educativo o “cultural”. Ninguna sociedad es “homogénea”, compuesta por gente fabricada mediante un troquel. A pesar de ello, las identidades son “persistentes”, como intenté demostrar a través de un extenso ensayo escrito en 2004. El nacionalismo de los franceses no se ha coagulado sólo en el “fromage”.
La identidad de los dominicanos brota “fisiológicamente” cuando suena un merengue “apambichao”. Se dice que eso de las identidades está pasado de moda. Orwell observó que “los herederos de Nelson y de Cromwell no están en la cámara de los Lores, están en los campos y en las calles, en las fábricas, en el ejército, en el bar…”. También los de Duarte, Trujillo, Luperón…
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