Inseguridad. Mal estructural muy complejo

El enfoque simplista de las causas de la inseguridad conduce a gastar pólvora en garzas. Algunos atribuyen el problema a mal trabajo de la Policía, y esta contraataca con argumentos tan inconsistentes como el de que la inseguridad es cuestión de percepción. El problema no es tan sencillo, ni es de simple policía. Es estructural, amplio y complejo. La delincuencia ha progresado por el retroceso en el desempeño de varias instancias, algunas de las cuales, a diferencia de la Policía, han sido objeto de importantes reformas estructurales.

Los cambios en el aparato judicial no han logrado erradicar males como la lenidad, los casos de corrupción entre jueces, las “ordenes superiores” que motorizan sentencias mostrencas, y las cojeras del Ministerio Público. El Código Procesal Penal es el pie de amigo favorito para tratar de justificar casos escandalosos de impunidad. Esto devuelve a la calle sin castigo a autores desde simple ratería hasta crímenes de sicariato.

Y la Policía, que no ha sido reformada y mantiene intacto su esquema militar de origen, cuando no aniquila a delincuentes reales o presuntos en desacreditados intercambios de disparos, los pone en manos de una justicia reformada, pero que resuelve muy poco. Como se ve, no es un problema de simple policía. Es pluridisciplinario, pero solo vemos una de sus aristas. Ahí está el meollo.

Celular:  un botín muy apreciado

Hace algún tiempo, las autoridades pusieron en marcha operrativos para decomisar celulares denominados “maco”, que son los de origen ilegal por haber sido sustraídos aquí o en el exterior para ser “desbloqueados” y vendidos al público. Un ingrediente que hace dudar del éxito de estas operaciones es el marcado interés que los rateros tienen en estos frutos de la tecnología, y que indica que algún provecho le sacan al hecho de despojar de estos aparatos a sus legítimos dueños, algunas veces por medio de una violencia brutal.

El auge del robo de celulares es tan notable, que sería recomendable un trabajo de inteligencia que permita detectar las ramificaciones del mercado que mantiene tan alto el interés de los ladrones por estos equipos de comunicación. Ningún ladrón roba algo por lo que no vaya a obtener beneficio.