Adriano Miguel Tejada
El “affaire” Vargas Llosa le ha ofrecido al Gobierno la oportunidad de convertir un fiasco en un triunfo de relaciones públicas. Pero debe tener cuidado.
El Gobierno, a través de dos de sus voceros más autorizados ha intentado desmarcarse del premio y, de paso, convertir el “tollo” en una especie de cruzada nacionalista por una desafortunada expresión del autor, que borre los temas de campaña y algunos altisonantes errores políticos recientes.
Como no hay oposición, el Gobierno se siente en libertad de hacerlo.
El caso Vargas Llosa puede convertirse en otro escándalo internacional del Gobierno dominicano si, apremiado por las urgencias electorales, pretende manejarlo de forma tal que convenza a la comunidad internacional de que aquí no somos serios.
Si el jurado actuó de manera independiente y el candidato tiene los méritos exigidos por las bases, ¿a qué viene el lloriqueo ahora?
Posiblemente, Vargas Llosa sea el escritor vivo con más renombre para recibir este premio. Eso le hace bien al galardón que merece ser posicionado como un premio importante en el mundo de las letras.
Pero convertirlo en otro mártir de la intolerancia en aras de una “virtud” criolla que ni siquiera el Gobierno ha mostrado en sus tratos con Haití, no es la mejor forma de encarar el asunto.
Lo mejor que puede hacer el Gobierno es callarse y tratar de arreglar el “tollo” de manera que no afecte al premio ni al país.
atejada@diariolibre.com
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