José Rafael Sosa
Rafael Leónidas Trujillo Martínez (Ramfis), el hijo mayor del dictador Rafael Leónidas Trujillo, murió como vivió, víctima de los excesos de poder, de los excesos de la ingesta de alcohol y ahíto de la sangre derramada con sus propias manos o por sus órdenes durante la cruenta dictadura que encabezó su padre.
Tras ser sacado del país por el avance indetenible de la lucha por la democratización del país, se radicó en Francia, donde siguió disfrutando de una vida fundamentada en los fondos apropiados al pueblo dominicano.
Ramfis Trujillo murió en España el 28 de diciembre de 1969 tras sufrir un accidente de automóvil el 17 de ese mes en la carretera de Burgos, cerca de Alcobendas, su Ferrari 330 GT azul colisionó frontalmente con el Jaguar conducido por Teresa Bertrán de Lis, duquesa de Alburquerque, quien falleció casi instantáneamente.
Había nacido en Santo Domingo el 5 de junio de 192. Falleciò a los 40 años. omo Ramfis Trujillo, fue el hijo de Rafael Leónidas Trujillo Molina y María Martínez Alba. Asumió el control de la República Dominicana el 30 de mayo de 1961, después del asesinato de su padre.
Ramfis fue llevado en estado muy grave a una clínica madrileña y, aunque experimentó alguna mejoría en los días siguientes, su situación se complicó con una neumonía y acabó por fallecer en la madrugada del día 28.
Su hija Aida Trujillo, embarazada, estuvo con él en la habitación en que agonizaba y alucinaba. Tenía momentos de lucidez e incluso le pidió en un instante que no estuviera allí arriesgando su embarazo, pero Aida se negó y permaneció a su lado.
En muchos momentos, su mente alucinaba y “conversaba” con familiares o personas cercanas, a las que les hablaba sobre su participación de hechos trágicos. Entre esas personas estaban imaginariamente, el ingeniero Yuyo D’lesandro y Angelita Trujillo.
Agonía y alucinación
Durante los once días de su lecho de muerte, Aida relata en su novela El Otro Ramfis Trujillo, (sus últimos días de vida), en que le acompañó al pie de su cama de hospital, Ramfis le confiesa que fue un asesino, que personalmente mató a los hombres que dieron muerte a Trujillo en la Hacienda María, para lo cual se emborrachó previamente y dice que estuvo acompañado. Los mártires de la Hacienda María le fueron colocados de modo que no pudiera errar los tiros, alegando que procedió a vengar su padre.
“Allí maté a seis de los asesinos de mi padre. Me los trajeron: Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza, Tunti Cáceres, Salvador Estrella y Modesto Díaz” indica la novela en su página 187.
“¡Soy un asesino!” !Todo no es culpa de Trujillo (padre), c….! !Soy responsable de mis actos!” (Pág. 147).
Aida Trujillo indica que su padre, cuando alucinaba, dijo que su propia madre le pidió que vengara a su padre. (Pág. 146).
Sobre las Mirabal
En sus referidas alucinaciones, Ramfis llegó a decir que el asesinato de las tres hermanas Mirabal fue un crimen cobarde y que se extrañó – cuando le tocó el punto a su padre- que éste no desmintiera que las hubiese mandado a matar. (Pág. 224).
“Las mataron de una forma cruel y despiadada, junto al señor que las condujo a la cárcel a ver sus maridos… De haber sido él, como se dice, fue a mi modo, una de las peores maniobras políticas. Tenía que haberse exculpado públicamente, haber buscado los supuestos culpables. Pero no lo hizo” (Pág. 225).
Angelita, Pilar
y Jean Awad
Pilar Báez de Awad y Jean Awad Canaán, muerta ella durante una intervención para alumbramiento y fallecido él en un cuestionado accidente automovilístico en San Juan de la Maguana, es otro de los puntos que trata en sus alucionaciones a Angelita Trujjillo.
“Angelita, me dijeron que Pilar Báez está muerta porque tú la mandaste a matar. Solo porque te gustaba su marido y ella representaba un estorbo para ti. No quisera creerlo pero tienes que contarme la verdad, “soy tu hermano carajo!. Y, si no fue así, si fue un accidente o una negligencia médica, ¿por qué dejaste que la exiliasen, siendo tan amiga tuya, en un pueblucho cercano a la frontera con Haití?” le atribuye la escritora al personaje de su novela. (Pág. 217).
Amor al padre
No obstante, contando la historia novelada desde una perspectiva de tercera persona, Aída Trujillo resalta el amor que tenía a la figura de Ramfis Trujillo como padre, aun cuando – como hizo en su novela anterior (A la sombra de mi Abuelo) rechaza la dictadura y los métodos de fuerza política contra el pueblo. Reconoce que fue buen padre, pero rechaza sus actuaciones políticas.
Novela se presentó en Librería Cuesta
El pasado viernes a las siete de la noche, la novela El Otro Ramfis Trujillo, sus últimos días, fue puesta a circular en el Forum Pedro Mir de Librería Cuesta, con una introducción de Robín Lara, director de Ediciones del Caribe, casa editora y una presentación de José Rafael Sosa, quien destacó que técnicamente esta obra es mejor que A la sombra de mi abuelo, pero dijo que ya la autora debe encaminar su creación a temáticas alejadas de supropia familia, por muy atractivo que sea el tema para el mercado del libro..
“Aida Trujillo debe abordar la ficcción por el arte literario en si mismo, sin ferencia a su familia ”. Dijo que es su derecho escribir sobre el tema que considere pero que el público debe no ser influido por lo que encierra su apellido.
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