Embajador Brewster ha expresado claramente lo que la ciudadanía entendió hace mucho tiempo: la corrupción “es un impuesto adicional que sofoca el crecimiento”.
La corrupción enriquece a unos pocos y empobrece a todos. El costo de la corrupción que ha tenido que pagar y paga la sociedad dominicana es incalculable. La impunidad no ayuda a creer en un futuro próximo mejor.
La corrupción aborta el crecimiento, corrompe la institucionalidad, nos hace una peor sociedad en todos los sentidos. No sólo se enriquecen directamente los corruptos sino que con sus robos envilecen la vida pública y la empresa privada. Distorsionan la economía y degradan la vida común.
El Embajador de Estados Unidos anima a señalar con el dedo a los corruptos. No es el primero que lo sugiere y eso serviría para comenzar un proceso. Luego, el sistema judicial tendría que seguirlo... Cada vez hay una conciencia más clara entre los ciudadanos de que la corrupción es el cáncer de nuestra sociedad.
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